Islam y ciencia
Los datos parecen confirmar una animadversión entre el Islam y la ciencia. Harvard University publica más papeles científicos que 17 naciones árabes, mientras que sus dos únicos laureados con el Nobel, en química y física, han movido su residencia a países occidentales. El contraste con el mundo judío arroja una diferencia abismal, ya que ellos han conseguido, en el mismo periodo de tiempo, 79 premios nobeles.
Algunas personas achacan esta pobreza científica, al hecho de que en las universidades se dedica más tiempo a rezar que a estudiar y que se construyen mezquitas pero no bibliotecas. Algunas instituciones educativas no se atreven a presentar asignaturas que rocen, aunque mínimamente, temas políticos o religiosos porque los que se aventuran por esos caminos, son cesados de inmediato.
La pena es que en el pasado sus científicos fueron admirados y se constituyeron como pioneros en muchos campos. El canon médico de Avicena fue el libro de texto de media Europa en la Edad Media, mientras que en el siglo IX, los principios del álgebra fueron descubiertos por Mohamed al- Khwarizmi, que dio su nombre a la asignatura. Una lista de logros que se podría alargar mucho y que Qatar ha querido que se conozca con una exhibición de todos los éxitos científicos conseguidos en su capital Doha. Algo semejante nos pasó al cristianismo que hasta la edad moderna estuvo en la vanguardia de todos los temas.
Pero la corriente está cambiando de signo y las mejores instituciones de investigación están buscando la colaboración con laboratorios de prestigio occidentales mientras que aumentan los fondos que los estados dedican a I + D, un esfuerzo que está dando sus resultados. Un estudio firmado por Thomson Reuters demuestra que a partir de 1990 está aumentando el número de artículos científicos de diversos países, sobre todo de Turquía.
Química, matemáticas, medicina, astrofísica… son materias que están floreciendo en estas naciones musulmanas pero algún tema está resultando difícil de asimilar las teorías de Darwin sobre el origen humano. La evolución desde los monos contradice al Corán, un tema que también es cuestionado en la mayoría de los estados cristianos del Bible Belt de los EEUU pues consideran que se opone al relato de nuestros primeros padres.
Pero queda mucho por hacer porque esta postura anti ciencia está fomentada por la religión y la educación que se reciben en muchos centros. Hay que reconocer que la incultura y el fundamentalismo dejan las mentes abiertas a la magia y a la superstición, mientras que las cierran a los razonamientos científicos.
Algunas personas achacan esta pobreza científica, al hecho de que en las universidades se dedica más tiempo a rezar que a estudiar y que se construyen mezquitas pero no bibliotecas. Algunas instituciones educativas no se atreven a presentar asignaturas que rocen, aunque mínimamente, temas políticos o religiosos porque los que se aventuran por esos caminos, son cesados de inmediato.
La pena es que en el pasado sus científicos fueron admirados y se constituyeron como pioneros en muchos campos. El canon médico de Avicena fue el libro de texto de media Europa en la Edad Media, mientras que en el siglo IX, los principios del álgebra fueron descubiertos por Mohamed al- Khwarizmi, que dio su nombre a la asignatura. Una lista de logros que se podría alargar mucho y que Qatar ha querido que se conozca con una exhibición de todos los éxitos científicos conseguidos en su capital Doha. Algo semejante nos pasó al cristianismo que hasta la edad moderna estuvo en la vanguardia de todos los temas.
Pero la corriente está cambiando de signo y las mejores instituciones de investigación están buscando la colaboración con laboratorios de prestigio occidentales mientras que aumentan los fondos que los estados dedican a I + D, un esfuerzo que está dando sus resultados. Un estudio firmado por Thomson Reuters demuestra que a partir de 1990 está aumentando el número de artículos científicos de diversos países, sobre todo de Turquía.
Química, matemáticas, medicina, astrofísica… son materias que están floreciendo en estas naciones musulmanas pero algún tema está resultando difícil de asimilar las teorías de Darwin sobre el origen humano. La evolución desde los monos contradice al Corán, un tema que también es cuestionado en la mayoría de los estados cristianos del Bible Belt de los EEUU pues consideran que se opone al relato de nuestros primeros padres.
Pero queda mucho por hacer porque esta postura anti ciencia está fomentada por la religión y la educación que se reciben en muchos centros. Hay que reconocer que la incultura y el fundamentalismo dejan las mentes abiertas a la magia y a la superstición, mientras que las cierran a los razonamientos científicos.