De nuevo la circuncisión

El pasado 9 de septiembre se organizó una manifestación en Berlín para protestar por las nuevas normas con las que se aprueba la circuncisión en Alemania: un recinto estéril y con el menor dolor posible, lo que implica alguna forma de anestesia. En la marcha participaban judíos y musulmanes porque la medida afectaba a ambas religiones. Todo viene de la decisión de un juez de Colonia, que determinó que la circuncisión de un niño pequeño, suponía causarle un daño físico que el estado debía impedir o al menos regular.

En el mundo judío se practica a los 8 días de vida del niño por prescripción de la Torah. La lleva a cabo el mohel, un rabino especializado que realiza el acto en una casa particular y sin utilizar anestésicos. El Corán, por su parte, no especifica nada y la mayoría de las familias circuncidan en sus casas pero hay que reconocer que en muchas naciones africanas, la circuncisión es un rito de paso, que se celebra sin higiene alguna y en ocasiones con resultados letales.

Las normas para aumentar las trabas se están haciendo cada día más universales. La provincia austriaca de Voralberg ha prohibido la circuncisión en los hospitales del estado, mientras no sea por razones médicas, hasta que se aclaren las leyes. La Real Academia de Medicina holandesa desaconseja que se lleve a cabo, en Finlandia un abogado de extrema derecha hace campaña para que se prohíba y en algunas partes de California, como San Francisco, quieren que se haga un referéndum sobre el tema.

Incluso en Nueva York, donde el lobby judío es muy fuerte, se van a establecer normas que afectarán al ritual. Será obligatorio leer a los padres la lista de los peligros que tiene el acto: infección, daño mental e incluso muerte ya que, en los últimos años, 11 bebés habían contraído herpes, 2 sufrieron lesiones cerebrales y otros dos murieron.

Algunos rabinos cuestionan estos datos y dicen que no cumplirán las ordenanzas pero, Gerald Skolnik, presidente de la asociación de rabinos conservadores, se ha mostrado a favor de las medidas, pues el hecho de que se generen problemas contra la salud, atenta contra el judaísmo que siempre se propugna en defensa de la vida.

Lo más curioso es que hay muchas voces médicas a favor, entre ellas la Academia Pediátrica de USA al defender que los riesgos son menores que los beneficios. Por esta razón, recomienda que la circuncisión entre en los seguros médicos ya que reduce las infecciones urinarias en el primer año de vida y la transmisión del SIDA y otras enfermedades infecciosas en la edad adulta.

El final es lógico. Se puede aceptar la circuncisión en menores de edad que no pueden dar su consentimiento pero los que lo lleven a cabo, tendrán que haber seguido cursos específicos para evitar el mayor daño posible.

Esta noticia que he seguido por el Economist me ha hecho pensar en alguna liturgia de la Iglesia católica. Veo que los sacerdotes cuando concelebran y muchos fieles en comuniones con el vino, bebemos de la misma copa. Por otro lado, la comunión en la boca me parece mucho menos higiénica que en la mano, aunque a muchos sacerdotes les parezca mal el cambio, algo que no entiendo pues la boca es tan pecadora como la mano. A lo mejor algún día, las administraciones que tienen tendencia a meterse en todo, nos pondrán pegas
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