Declaración de amor
No huimos de nosotros en vacaciones. No cambia nuestro Sol y nuestro Padre.
TE QUIERO
Te quiero, Dios, como a la tierra
el mar,
como la luz
al día,
como a la cordillera el huracán.
Te quiero
con el amor de todas las edades.
Te quiero con mi vida y te requiero
sin tregua ni descanso.
Con las olas te quiero, con la espuma,
con la marea alta, con el viento,
en el acantilado, sobre el dique,
contra el alto designio de la roca.
Te quiero todo luz y más que al día.
Con la aurora te quiero,
con la mañana en alza,
con ansia cenital al mediodía.
Como león te quiero.
Te quiero en el rugido, en la carrera,
en la fuerza, en la furia,
en el amor total.
En las edades primitivas
te quiero, con lo oscuro
de las cavernas, en la flecha,
en la veloz huida del bisonte,
en las fieras te quiero y en las aves
rapaces.
Y te quiero en la historia,
con pieles y con sedas,
con cabellera hirsuta,
con peluca te quiero,
con atuendos de todas
las épocas posibles.
Te quiero en el pasado y para siempre.
Te quiero con pasión y con dulzura.
Como niño te quiero,
en juventud y en ímpetu te quiero.
Y aún más y más te quiero
adulto ya y camino de la muerte.
Encanecido y casi viejo
te quiero.
Te quiero antes que todo, más que todo,
en todo y sobre todo.
Te quiero como siempre y como nunca.
Te quiero, Dios,
te quiero.
(De “Escribe por tu herida”,
Obra poética, Pamplona 2005, p. 544).