Todos los Santos y Difuntos… Miles y miles de personas
invadirán de pena y amor los cementerios. Repaso mis poemas de unas cuantas décadas y me topo con
dos epitafios, de 1986 y ca. 2010 respectivamente. Aliento de Dios y esperanza.
En ambos, la muerte sin sorpresa y el amor a la vida. Dos inscripciones sobre la muerte para el corazón de los vivos. "Aquí o allí / también Dios abraza nuestros huesos".
EPITAFIO
No hubo sorpresa, no.
Visto desde los siglos,
ningún río tan claro,
ninguna lluvia,
ningún vuelo de pájaro tan natural, tan leve
como esta postura yacente.
¡Oh cómoda costumbre, oh ciencia cierta!
Saludo a mis vecinos
por la mañana, al mediodía, por la tarde
de los siglos.
Descanso en paz. Y por la noche
el aliento de Dios se aviva entre las zarzas.
("Obra poética", Pamplona, 2005, p. 197).
NUEVO EPITAFIO
“Aquí yacen los restos de quien siempre
fue y se supo mortal.
Y supo bien que aquí o allí
también Dios besa y abraza nuestros huesos”.
Cuando escribió sereno
estas poca palabras,
¡cómo amaba la vida!
(“Apasionado adiós”, Madrid, 2013, p. 67).