Leo en RD la noticia sobre la entrevista de la madre del cardenal de Viena Christoph Schönborn al periódico austriaco Kleine Zeitung. Quizá para cuando esto salga ya haya papa nuevo. Muy posiblemente no será él.
Conmovedor. Lo primero que sorprende es que un cardenal tenga madre. Lo normal es que la inmensa mayoría de ellos, por fuerza de la edad, sean ya “huérfanos”. Echo mis cuentas y veo que cuando yo tenía los años del cardenal, también vivía la mía. Tenía exactamente 92 años, los mismos que la madre de Schönborn (murió dos años y pico después).
Pero lo interesante y llamativo es que la abuela Eleonore Schönborn no quiere de ningún modo que su hijo sea Papa. Uno comprende los motivos. Demasiada carga. Ella ha conocido muy de cerca el peso del Arzobispado de Viena y los trabajos de su hijo para hacer frente a los problemas que se encontró. Curiosamente, la anciana habla de “infamias en el Vaticano” y de “intrigas en Viena”. Bueno, a las madres, y más a las de 92 años, se les puede perdonar que no sean del todo diplomáticas...
Dios proteja, purifique, y bendiga a nuestra madre Iglesia, maravillosa y humana, santa y pecadora, que abarca desde el Papa hasta el último bautizado de hoy. ¡Y vivan las madres!