"La Iglesia valenciana tiene una deuda con este sacerdote bueno y sabio" Emili Marín: un hombre de una gran bondad, personalidad poliédrica y apasionada
"En la noche de Pascua, cuando Jesús venció a la muerte y al pecado, nos ha dejado Emili Marín, sacerdote fundador de la revista en valenciano, Saó, periodista, escritor y activista cultural"
"Ordenado sacerdote a los 23 años, y además de su trabajo pastoral como presbítero, siempre estuvo en contacto con el mundo de la cultura. Tuvo un papel destacado en la creación de la revista Saó, de la cual fue director entre los años 1987 y 1998"
"Era una persona lúcida y arriesgada, un sacerdote irónico y lleno de bondad. Amigo de sus amigos, su buen humor y su gran amor a Dios, al País y su gente, hacían de él, merecedor de este galardón, que bien merecidamente, le otorgó el Ayuntamiento de València en 2016"
"Desgraciadamente, no ha pasado lo mismo con la Iglesia del País Valenciano, que no ha reconocido como se merecen a los sacerdotes pioneros en la introducción del valenciano"
"Era una persona lúcida y arriesgada, un sacerdote irónico y lleno de bondad. Amigo de sus amigos, su buen humor y su gran amor a Dios, al País y su gente, hacían de él, merecedor de este galardón, que bien merecidamente, le otorgó el Ayuntamiento de València en 2016"
"Desgraciadamente, no ha pasado lo mismo con la Iglesia del País Valenciano, que no ha reconocido como se merecen a los sacerdotes pioneros en la introducción del valenciano"
En la noche de Pascua, cuando Jesús venció a la muerte y al pecado, nos ha dejado Emili Marín, sacerdote fundador de la revista en valenciano, Saó, periodista, escritor y activista cultural. Durante toda su vida, Emili ha sido un hombre alegre y libre, con una ironía inteligente, un sacerdote que tenía un gran corazón y una bondad inmensa y que (cosa rara en los presbíteros valencianos), amaba y defendía la lengua de Sant Vicent Ferrer.
Por su enorme trabajo a favor de la cultura del País Valenciano, el 28 de octubre de2016, el ayuntamiento progresista de València (Compromís y PSOE), otorgó a Emili el homenaje de la ciudad de València, nombrándolo Hijo Adoptivode la capital del País Valenciano. Con méritos más que suficientes, Emili Marín, sacerdote, escritor, director de la revista Saó durante muchos años y hombre de una gran bondad, recibió, con sencillez y humildad, este galardón por parte del Ayuntamiento de la capital del País Valenciano.
Conocí a Emili hace muchos años, por la amistad que él tenía con mi padre. También por sus asiduos viajes a Montserrat, donde cada semana de Pascua, él, juntamente con otros valencianos, pasaban esos días en el monasterio. Fue a finales de 2007 cuando me llamó por teléfono para “ficharme” como colaborador de la revista Saó. Otra fecha relacionada con Emili, fue el 19 de agosto de 2010, el día que mi padre cumplió 100 años, cuando él, con otros amigos vinieron a felicitar a mi padre en el centenario de su nacimiento.
Emili J. Marín i Soriano nació en la ciudad de Alcoi el 14 de abril de 1940, en el seno de una familia muy sencilla. Su padre estuvo encerrado en la cárcel por el hecho de haber sido republicano. Emili estudió en el colegio de los salesianos y a los doce años comenzó a trabajar en el despacho de una empresa textil. A los trece años entró en el Seminario de Montcada, “sin que haya ningún rastro en mi vida que contradiga la decisión tomada”, como dijo él mismo. El Seminario fue para Emili un lugar “maravilloso”, en el cual pudo desenrollar una vida deportiva (ya que jugaba al fútbol muy bien) y artística. También hizo teatro, con un montaje de Antígona y de Hamlet. Aficionado al cine, Emili disfrutaba con las películas de aquella época, aunque “cuando aparecían escenas afectuosas las tapaban, cosa que provocaba la risa en los seminaristas”.
"En el Colegio Santo Tomás de Villanueva de València pudo conocer a personas excepcionales, como mosén Josep Espasa, Joan Fuster, Vicent Ventura o Raimon. Fue en contacto con estas personalidades de la cultura del País Valenciano, cuando Emili Marín descubrió y desarrolló 'mi conciencia nacionalista'"
Emili terminó la carrera gracias a una beca, en el Colegio Santo Tomás de Villanueva de València, un “auténtico regalo”, como reconocía él mismo, ya que en aquel centro pudo conocer a personas excepcionales, como mosén Josep Espasa, Joan Fuster, Vicent Ventura o Raimon. Fue en contacto con estas personalidades de la cultura del País Valenciano, cuando Emili Marín descubrió y desarrolló “mi conciencia nacionalista”.
Ordenado sacerdote a los 23 años, su padre le rindió homenaje asistiendo por primera vez en su vida a la iglesia donde Emili celebró su primera misa. Su madre, como dijo Emili irónicamente, “en solidaridad conmigo, se hizo beata”.
El Concilio Vaticano II (1962-1965) fue un acontecimiento determinante en la vida de Emili Marín, ya que esta magna asamblea de la Iglesia universal fortaleció su vida de fe. El 2001 obtuvo la licenciatura en Teología Moral en Barcelona.
La primera parroquia donde Emili fue destinado, fue en Castelló de la Ribera y después, fue enviado a Pedralba, la Pobla de Farnals, el colegio San Francisco Javier del Tribunal de Menores, la Fonteta de Sant Lluís y en Barcelona, el tiempo que estuvo haciendo la licenciatura en Teología, también colaboró pastoralmente. Emili Marí fue delegado de Emigración y más tarde, a pesar de las dificultades de visión que tenía, colaboró en la parroquia del Buen Pastor, en València.
Además de su trabajo pastoral como presbítero, Emili siempre estuvo en contacto con el mundo de la cultura. Por eso fue miembro del Consell Valencià de Cultura (en substitución de Joan Fuster), entre 1993 y 1998. Durante su tiempo en el CVC, coordinó los libros dedicados al cardenal Tarancon y al canónigo Josep Espasa.
Emili tuvo un papel destacado en la creación de la revista Saó, de la cual fue director entre los años 1987 y 1998.
"Estuvo doce años en el Consejo Redactor de Teatros, fue coordinador del Ciclo Cultural de la Caixa de Torrent y director del único curso que se ha hecho de Teología de la Liberación en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo"
Emili Marín estuvo doce años en el Consejo Redactor de Teatros, fue coordinador del Ciclo Cultural de la Caixa de Torrent y director del único curso que se ha hecho de Teología de la Liberación en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en el cual participaron personalidades como Joan Nebot, Pedro Blat, Martínez Dousel o González Faus. Emili Marín en su faceta periodística realizó más de seiscientas entrevistas a diversos personajes, entre ellos, a Gorbatxov, Irene Papas o Ernesto Cardenal.
Emili Marín fue director de la colección “Tresors de la Fe”, que ha publicado las obras: “Josep Espasa i Signes”, “Vicente Enrique Tarancon. Cardenal de l’Església”, “Josep Lluís Bausset i Ciscar. El darrer maulet”, “Julián Álvarez. Director de Càritas. Un bon home”, y “Ovidi Montllor. El cantant de l’Alcoià”. Precisamente, en la presentación del libro que Emili coordinó y editó sobre mi padre, tuve la alegría de compartir con él, en el edificio histórico de la Universidad de València, la presentación de ese libro, el día 1 de junio de 2015.
Apasionado por la cultura, este gran hombre dio su importante biblioteca al Ayuntamiento de la Pobla de Farnals, que se hizo cargo de la edición de un libro sobre Emili.
La personalidad tan poliédrica y apasionada de Emili Marín quedó bien reflejada en la excelente entrevista que le hizo el amigo Francesc Viadel en la revista Serra d’Or.
"Emili Marín era una persona lúcida y arriesgada, un sacerdote irónico y lleno de bondad. Amigo de sus amigos, su buen humor y su gran amor a Dios, al País y su gente, hacían de él, merecedor de este galardón, que bien merecidamente, le otorgó el Ayuntamiento de València"
Emili Marín era una persona lúcida y arriesgada, un sacerdote irónico y lleno debondad. Amigo de sus amigos, su buen humor y su gran amor a Dios, al País y su gente, hacían de él, merecedor de este galardón, que bien merecidamente, le otorgó el Ayuntamiento de València.
Desgraciadamente, no ha pasado lo mismo con la Iglesia del País Valenciano, que no ha reconocido como se merecen a los sacerdotes pioneros en la introducción del valenciano (la asignatura pendiente de los obispos valencianos), en la Iglesia. Y es que la jerarquía valenciana ha dejado de lado a aquellos sacerdotes valencianistas que ha considerado heterodoxos y que, por eso mismo se encontraban en las periferias, como el mismo Marín o Josep Antoni Comes, Pere Riutort, Vicent Sorribes, Alexandre Alapont o Joan Llidó, entre otros. A mí me gustaría que la Iglesia Valenciana homenajeara a este gran amigo que sacerdote, escritor, teólogo, periodista y hombre de una gran bondad.
Emili Marín, por problemas de visión, pero sin perder nunca el buen humor, tuvo que residir unos años en la residencia sacerdotal de la calle Trinquet de Cavallers de València y ya en sus últimos años estuvo en la residencia sacerdotal Betània, de Quart de Poblet, donde ha fallecido. Amigo y vecino de habitación del también sacerdote Alexandre Alapont, siempre que hablaba por teléfono con Alexandre, él me daba recuerdos de Emili y yo le decía que lo saludara de mi parte.
"La Iglesia valenciana tiene una deuda con este sacerdote bueno y sabio. Y es que como ha dicho el actual director de Saó, el amigo Vicent Boscà, Emili era una persona 'imprescindible', un sacerdote 'comprometido con la Iglesia, la cultura y el País Valenciano'"
La Iglesia valenciana tiene una deuda con este sacerdote bueno y sabio. Y es que como ha dicho el actual director de Saó, el amigo Vicent Boscà, Emili era una persona “imprescindible”, un sacerdote “comprometido con la Iglesia, la cultura y el País Valenciano”.
Ojalá los sacerdotes valencianos tomaran ejemplo de Emili a favor de la cultura y de una Iglesia encarnada en la realidad lingüística del País Valenciano. Ojalá los sacerdotes valencianos (y los obispos) tuviesen la sensibilidad pastoral y la valentía de Emili, que siempre fue fiel a sus dos pasiones: el Evangelio y la lengua y la cultura del País Valenciano. Y ojalá la Iglesia valenciana reconociese públicamente el trabajo incansable de Emili, por encarnar nuestra Iglesia en la realidad cultural y lingüística del País Valenciano.
En la noche santa de Pascua, Emili dejó este mundo para ir al Padre. Y el Dios Abbá, lo habrá recibido con el abrazo amoroso y le habrá dicho: Servidor bueno y fiel, entra al gozo de tu Señor.
Que desde el cielo haga comprender a los obispos valencianos la necesidad pastoral que nuestra Iglesia se encarne en nuestra cultura y no sea por más tiempo, una Iglesia colonizadora y extraña a la realidad cultural del País Valenciano.
Amén.
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