En el estado español hay dos millones de personas asmáticas Inconsciencia o estupidez: "Si somos capaces de cuidarnos una enfermedad, ¿cómo no cuidamos el planeta?"
"Es eso lo único que explica, por parte humana, la situación y la evolución del planeta ante los peligros provocados por el cambio climático"
"Solo hace unos días, el diario valenciano Levante informaba que los efectos del cambio climático 'inundará el puerto de València y salinizará la Albufera'"
"En el artículo 'Suïcidi de civilització' el Sr. Xavier Domènech nos recordaba que "la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero no es una forma de suicidio de la humanidad, sino de la civilización tal como la conocemos"
"Lo evidente es que, debido a la actividad humana, nos encontramos ante el 'peor escenario' que podríamos imaginar. Y mientras tanto continuamos como si nada pasara (como la orquesta del Titánic)"
"En el artículo 'Suïcidi de civilització' el Sr. Xavier Domènech nos recordaba que "la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero no es una forma de suicidio de la humanidad, sino de la civilización tal como la conocemos"
"Lo evidente es que, debido a la actividad humana, nos encontramos ante el 'peor escenario' que podríamos imaginar. Y mientras tanto continuamos como si nada pasara (como la orquesta del Titánic)"
Es eso lo único que explica, por parte humana, la situación y la evolución del planeta ante los peligros provocados por el cambio climático. Y es que o bien somos unos inconscientes o unos estúpidos, ya que el ritmo de vida que llevamos alterará y mucho (y además, a peor), nuestro futuro más immediato. Solo hace unos días, el diario valenciano Levante informaba que los efectos del cambio climático “inundará el puerto de València y salinizará la Albufera” (Levante, 23 de agosto de 2.021). Y es que como decía este medio de comunicación, “la Nasa prevé un crecimiento del nivel del Mediterráneo de hasta un metro en las próximas décadas”.
El mismo día 23, Ferran Vallespinós, en el su artículo, “Canvi climàtic: el nou informe dels experts dibuixa un futur dolent” (Diari de Girona, 23 de agosto de 2.021), comentaba el sexto informe, de cuatro mil páginas, (hecho público el mes de agosto), del “grupo intergubernamental de expertos (IPCC)”, en el cual se exponía la situación del planeta en relación al cambio climático, “con todas las evidencias acumuladas desde su último informe de 2.013”.
Como nos recordaba el Sr. Vallespinós, “la evidencia confirma que vamos mal, muy mal”. Y es que se ha comprobado que “hay un calentamiento del clima a una velocidad desconocida en los últimos dos mil años”, producido “por influencia humana, debido a las emisiones de gases invernadero asociados a determinadas actividades”. Según recogía el Sr. Vallespinós en su artículo, “el informe calcula que durante el periodo 1.850-2.019, la actividad humana ha liberado un total de 2390GtCO2, debido sobre todo al uso de combustibles fósiles”. Cabe recordar que “cada 1000GtCO2, provocan un incremento entre 0,27º C y 0,63º C en la temperatura superficial global”. Además, este informe demuestra que “los cambios afectan ya a todas las regiones del mundo”.
El informe también analiza “cinco posibles escenarios, hasta el 2.100, con incrementos térmicos de la superficie de la Tierra, que van de un mínimo d’1,8ª C a un máximo de 5,7º C”. Evidentemente eso provocará cambios en el régimen de precipitaciones, incendios, incremento de las temperaturas, desertización de diversas zonas del planeta y aumento del nivel del mar por el deshielo de los polos. Todo esto lo hemos visto hace solo unos días con el incendio en Assuévar (con 500 ha quemadas) o el de Ávila (con 12.000 ha calcinadas) y las lluvias torrenciales en Benicàssim y Sagunt el agosto pasado y todavía el fuerte temporal en Vinaròs i Alcanar (con 220 litros por metro cuadrado en 5 horas) este 1 de septiembre.
Este informe del IPCC también tiene en cuenta el efecto del metano “ya que según los científicos, puede ser el responsable del 20-40% del calentamiento global”.
Lo que es evidente es que, debido a la actividad humana, nos encontramos ante el “peor escenario” que podríamos imaginar. Y mientras tanto continuamos como si nada pasara (como la orquesta del Titánic), cuando es bien evidente que debido al maltrato del planeta, las consecuencias del cambio climático las pagaremos nosotros.
En el artículo, “Suïcidi de civilització” (Regió 7, 11 de agosto de 2.021), el Sr. Xavier Domènech nos recordaba que con el cambio climático “no nos cargaremos el planeta” y “los sapiens continuarán existiendo aunque se llegue al más pesimista de los escenarios”. Porque “la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero no es una forma de suicidio de la humanidad, sino de la civilización tal como la conocemos”.
El mismo día del artículo del Sr. Vallespinós y de la noticia del diario Levante, leí una entrevista a Julia González (La Contra de la Vanguardia, 23 de agosto de 2.021), estudiante de cuarto de enfermería. Esta joven de 22 años, enferma de asma desde los 14, explicaba que en 2.018, ciento once personas asmáticas murieron en el estado español, donde hay dos millones de personas asmáticas y doscientos treinta y cinco millones en todo el mundo. Muy acertadamente, esta joven decía en esta entrevista: “Soy asmática y me cuido, porque me juego la vida cada día”.
Y yo me pregunto, si somos capaces de cuidarnos para hacer frente a una enfermedad, ¿cómo no cuidamos el planeta para evitar el fin de la civilización tal como la conocemos?
La conclusión a que he llegado es que, o bien somos unos inconscientes o unos estúpidos.
Creo que hemos llegado a estos extremos tan peligrosos para la humanidad, porque como dice el teólogo brasileño Leonardo Boff, “hemos construido una sociedad sobre la competición y no sobre la cooperación” y por eso estamos dañando el planeta.
El papa ha levantado su voz diversas veces, sobre todo en su encíclica “Laudato si”, para defender el medio ambiente. Ya en la homilia del 19 de marzo de 2013, el día que iniciaba su ministerio como obispo de Roma, el papa Francisco nos pidió que fuésemos “custodios de la creación”, ya que la hemos de dejar a nuestros hijos, mejor de cómo la hemos recibido. El papa exhortaba a la sociedad a “custodiar la creación, cada hombre y cada mujer”, ya que cada “mirada de ternura es abrir una rendija de luz en medio de tantas nubes”, para de esta manera “llevar el calor de la esperanza” a nuestro mundo.
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