"Ahora más que nunca hace falta apoyar las reformas del papa Bergoglio" Un papa, atacado dentro y fuera de la Iglesia
"Y es que Francisco es el papa de las periferias, no de la Curia, es el papa de los pobres, no de los poderosos, es el papa del aggiornamento, no del conservadorismo ni de la nostalgia de tiempos pasados"
"Aprovechando que ven a Francisco en silla de ruedas, ya sueñan con un nuevo cónclave para escoger un nuevo obispo de Roma y sacarse de encima a un papa que les molesta, pero que es un papa profeta, valiente para denunciar las injusticias de nuestro mundo y solícito por los más desvalidos"
"Francisco, que es un auténtico regalo que Dios ha dado a la Iglesia y al mundo, es el papa de la tolerancia cero con la pederastia y el papa de la sinodalidad"
"Francisco, que es un auténtico regalo que Dios ha dado a la Iglesia y al mundo, es el papa de la tolerancia cero con la pederastia y el papa de la sinodalidad"
Como ha dicho el periodista José Manuel Vidal, (Religión Digital, 10 de julio de 2022), “todos los papas han tenido adversarios internos y externos. Pero la diferencia de Francisco con Juan Pablo II o Benedicto XVI, es que no solo tiene adversarios sino enemigos declarados y públicos” que, para más gravedad, “forman parte de la alta jerarquía”.
Lo más grave de todo, es que la primavera del papa Francisco y el espíritu renovador de Bergoglio, tiene enemigos internos en el seno de la Iglesia, “que tienen en común el rigorismo” y que por eso mismo “quieren sabotear las reformas del papa”.
Y es que Francisco es el papa de las periferias, no de la Curia, es el papa de los pobres, no de los poderosos, es el papa del aggiornamento, no del conservadorismo ni de la nostalgia de tiempos pasados. Francisco es el papa de la “Laudato si”, donde defiende la protección de la casa comuna que es nuestro planeta y no el papa que calla o que alaba y apoya la especulación y la destrucción de nuestra tierra. Es el papa que denuncia la industria bélica y la guerra.
Y por eso, porque Bergoglio no es el papa del establishment, es atacado por aquellos que, con malicia y aprovechando que ven a Francisco en silla de ruedas, ya sueñan con un nuevo cónclave para escoger un nuevo obispo de Roma y sacarse de encima a un papa que les molesta, pero que es un papa profeta, valiente para denunciar las injusticias de nuestro mundo y solícito por los más desvalidos. Francisco es el papa que ha ido a Lampedusa para encontrarse con los refugiados y que abraza a los pobres y a los que la sociedad rechaza. Es el papa que denuncia a los que tienen las manos (y el dinero que ganan vendiendo armes) manchadas de sangre, ya que con sus turbios negocios provocan la guerra o la miseria, que afectan a tantas y tantas personas de nuestro mundo.
El papa, calificado despectivamente de peronista, es atacado desde dentro y desde fuera de la Iglesia, porque llegó a decir que no había “sido nunca de derechas” (Ara, 19 septiembre 2013). Y eso no se lo perdonará nunca, ni el sector más derechista de la Iglesia, ni el de la política, ni el de los medios de comunicación más conservadores. Francisco ha sido calificado de papa “antiespañol”, porque el 16 de octubre de 2021, y en relación al bicentenario de la independencia de Méjico, Francisco afirmó que “la independencia es afirmar la libertad y la libertad es un don y una conquista permanente”.
El papa también ha sido calificado de “antiespañol”, porque pidió “humildemente perdón por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, ya que el papa reconocía que se cometieron “muchos y graves pecados contra los pueblos de América, en nombre de Dios”. Y todavía, porque en el capítulo 26 de su libro, “Sobre el cielo y la tierra” (2010), el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, denunció los abusos de los conquistadores españoles, “porque evidentemente vinieron a hacer negocio en estas tierras y a llevarse el oro”. Por eso, el periodista Francisco Marhuenda, llegó a decir incluso, que “el Espíritu Santo se confundió y los cardenales” en el cónclave de marzo de 2013, eligieron a un candidato catastrófico” (La Razón, 29 de septiembre de 2021).
El papa, según denunciaba Jose Manuel Vidal, tiene enemigos externos que van “desde Vox a los sectores más conservadores del PP, pasando por el poder mediático de Jiménez Losantos o Marhuenda, así como, de una manera más sutil, por Carlos Herrera” desde la Cope, que, para más inri, es la radio de los obispos.
El papa, calificado malévolamente por sus enemigos de hereje y usurpador, ha denunciado diversas veces que África no tenga vacunas o solo tenga las dosis mínimas y también ha denunciado la economía que mata, porque excluye a los más desfavorecidos. El papa también ha pedido una salda colectiva de la crisis, sin dejar a nadie atrás, “arriesgando y cogiendo la mano de los demás”. Con valentía, el papa ha denunciado la industria bélica, que tiene “una estructura de venta de armas que favorecen las guerras” y ha lamentado que la ONU no tenga “poder para parar una guerra”. Y aún, el papa está decidido a hacer cambios en la Iglesia, tanto en la liturgia, como en la economía, para evitar la corrupción y també para reformar la Curia.
Francisco, que es un auténtico regalo que Dios ha dado a la Iglesia y al mundo, es el papa de la tolerancia cero con la pederastia y el papa de la sinodalidad. Es el papa que quiera dar un papel más relevante a la mujer, que denuncia la muerte de los inmigrantes y refugiados en el Mediterráneo y que pone al Evangelio y a los pobres (que es lo mismo), en el centro de la Iglesia. Francisco es el papa que lamenta que “muchos creyentes se refugian en los dogmatismos para defenderse de la realidad” (Ángelus, 10 de julio de 2022).
Francisco es el papa que apoya la lucha contra el cambio climático y que se ha atrevido a dar un toque de atención a los nostálgicos y a decir, con valentía, que, desgraciadamente “el Concilio que recuerdan más algunos pastores, es el de Trento” (Religión Digital, 14 de junio de 2022), ya que algunos sacerdotes e incluso algunos obispos, añoran el pasado y rechazan el Concilio Vaticano II. Por eso las reformas litúrgicas del papa, miran más el presente y el futuro de la Iglesia que el pasado.
Por todo eso y por muchos otros prejuicios más, se ha desencadenado (incluso dentro de la Iglesia), ésta guerra sucia contra el papa Francisco. Por eso, ahora más que nunca hace falta apoyar las reformas del papa Bergoglio, que con su ministerio episcopal y como signo de unidad y de caridad, está guiando a la Iglesia por nuevos caminos. Por nuevos horizontes de esperanza y de fraternidad.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Etiquetas