Once millones de visitas.
Esto de momento sigue imparable. Si en el 2006 cuando se inició el Blog, hubo 657.310 visitas, fueron ya 2.274.466 en 2007, 3.852.436 en 2008 y recién comenzado octubre van ya 4.214.019 con lo que no es aventurado pensar que al concluir el año 2009 se habrán rebasado ampliamente los 5.000.000.
Por primera vez en el mes de abril se superaron las 500.000 visitas, exactamente 502.865. Que volvieron a batirse en junio, 517.582 y en septiembre, 538.516.
Sigo pensando que el impresionante éxito del Blog se debe a haber dado voz a quienes no la tenían en la Iglesia. Se ha terminado el copo de la información religiosa por el progresismo agónico que hasta hace muy poco era lo único que se dejaba oír. Hoy son ya numerosos los espacios escritos desde el amor a la Iglesia y la obediencia a su doctrina. Y todos ellos cada vez con más lectores. Pienso que uno de los servicios que la torre de la cigüeña ha hecho ha sido animar a otros a seguir ese camino. Cada uno con sus características pero todos escritos desde el amor y la fidelidad.
A los obispos que me leen y a los que aunque dicen que no me leen también lo hacen, a tantos sacerdotes que a diario acuden a esta página, algunos de ellos hasta hace poco desconocidos para mí y hoy ya queridísimos amigos, y a todos los hombres y mujeres que aquí encuentran apoyo a su fe y voz a sus lealtades y a sus amores, repetirles una vez más mis emocionadas gracias. Esto no existiría sin vosotros y no tendría sentido sin vuestra presencia. Y más encarecidas todavía a todos aquellos que me hacen saber que estoy en sus misas y en sus oraciones. Me retribuís con inmensa generosidad lo poco que hago.
Entre los molestos con el Blog, que también los hay, debo distinguir dos tipologías. Comprendo la irritación de los que se ven criticados. Y que saben que esa crítica la va a leer muchísima gente. Y gente cualificada. Me encantaría, lo digo de todo corazón, hablar bien de todos ellos. No tengo odios o rencores personales. Que lo hagan bien y verán como esta cigüeña cambia los picotazos por alabanzas. Y a los que únicamente les mueve el odio a la Iglesia, a esa Iglesia que fundó Cristo y hay sigue caminando hacia el cielo tras ese regalo de Dios que es Benedicto XVI, recomendarles que si no quieren llevarse berrinches abandonen esa costumbre masoquista de visitarme. Ya ven que no consiguen nada. Sus insultos, que ni me molesto en borrar, no sólo no me hacen la menor mella sino que los considero una medalla. Y que como comprueban no cambian para nada la línea del Blog ni consiguen disminuir el número de los que a él se acercan. Más bien todo lo contrario.
Pues hasta que os anuncie la visita doce millones, que, Dios mediante, llegará en diciembre, a todos un abrazo agradecido.