Pagola no me mola y Parra ya desbarra.

Que Pagola se defienda por haberle puesto en la picota me parece normal. No me convencen sus razones, sigo pensando que está inmerso en esa ola de neoarrianismo que nos invade, pero está en su derecho de defenderse. Lo que ya me parece más raro es lo de esta monja enamorada. Por supuesto que en el más casto y platónico sentido de la palabra.

¿A qué se mete usted en estos berenjenales? Porque son comprometidos. Si Pagola llegara a ser desautorizado por la Iglesia, ¿dónde se iba a encontrar usted? ¿Simplemente como virgen necia?

Le ha gustado el libro. Ya nos lo ha dicho. Creo que pasándose pero a lo hecho pecho. Con perdón. Pero ya no se limita a decirnos sus gustos, sus pulsiones místicas, sus éxtasis o cuasiéxtasis. Se apunta en las huestes defensoras, o huestecillas, del sacerdote donostiarra. Con fervores femeninos de tamborrada, alarde o como se lleme eso que hacen en San Sebastían en lo que unos se empeñan en que no figuren las mujeres y éstas se empeñan en asistir.

A tambor batiente nos cuelga usted en su Blog la autodefensa de Pagola. Que ya la habíamos leído en no sé cuantos sitios. Pues no se vaya usted a enganchar las sayas. Que luego hay que remendarlas.

De verdad, hermana Parra, no aporta usted nada al interfecto con sus amores. Por supuesto que absolutamente castos y platónicos. Xabier Pikaza, Juan Masiá, Tamayo y otros aportarán argumentos. Aceptables o no. Pero que a usted le hayan regalado el libro con motivo de sus bodas de plata como carmelita y que le haya gustado, que me parece recordar es lo que dijo, es absolutamente intrascendente.

En el peor de los casos, que no sé si llegará a producirse, sólo se acreditaría que tiene usted un pésimo gusto eclesial. Vamos, que le gusta lo que no le gusta a la Iglesia. Lo que en una monja carmelita no parece cosa maravillosa. Aunque "maravillosa" no sea. Casi pondría la mano en el fuego.

Entre las virtudes de la hermana Virtudes parece que la de la prudencia pues que no.

Rece usted por Pagola, pida a Dios que libro para usted tan sublime no sea desautorizado, lo que usted quiera. Pero si sale al campo de batalla pues tendrá que atenerse a las consecuencias.

Y si por leer el libro se ha quedado su lámpara sin aceite, cuando llegue el Esposo pues ya sabe usted. Porque supongo que también habrá leído eso.

No me ilusiona nada arremeter contra una monja compañera de Blog. Prefiero adversarios que puedan responder con mandobles a los míos. Pero si usted se empeña en ser una monja alférez de quinta división será su problema. Tener un blogecillo no autoriza a todo. Y menos a pretender ir de Teresa de Jesús o de Edith Stein por la vida. Porque todo parecido no es que no sea ya, como se decía en las películas antiguas, mera coincidencia. Es que no hay ninguna.
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