Petición a nuestros señores obispos.

Ya sé que no tienen ninguna obligación de atenderla. Pero por pedir que no quede. Y no creo equivocarme al pensar que no pocos católicos coinciden en mi petición.

Son numerosos los políticos que, con mayor o menor virulencia, han tomado a la Iglesia como blanco de su hostilidad. Votando leyes contrarias a su moral, retirando crucifijos de ayuntamientos,aulas u otros edificios públicos, e incluso de los privados, haciendo declaraciones poniendo a la Iglesia como vulgarmente se dice a parir, burlándose de símbolos entrañables para los católicos, viviendo "ostentóreamente" al margen de la moral de la Iglesia...

Con eso habrá que contar en una sociedad plural. Pero contemos con ello para todo. Un alcalde que retira la imagen de Cristo no puede ser la presidencia civil de una procesión, alguien que hace pública su enemiga a la Iglesia es absurdo que se le mantenga como miembro de una cofradía o que pretenda ser padrino de un bautizo. Y en algunos casos especialmente graves no se le debería permitir casarse por la Iglesia con todas las alfombras ni acercarse a la comunión. Que se les reciba cuasi bajo palio y con toda clase de sonrisas y zalamerías me parece vergonzoso. Hay unas relaciones de mera cortesía que son inevitables. Pero nada más.

Tengo la impresión, y pienso que será compartida por unos cuantos, de que estamos haciendo el primo. Institucionalmente. Cornudos y apaleados. Si los palos son inevitables al menos no consintamos los cuernos.
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