Algo es algo pero no basta.
El provincial del P. Masiá no sabemos bien si le prohibe, le ruega o le sugiere que no siga escandalizando en España. Parece que en Japón, en la Guayana holandesa o en Lesotho puede seguir haciéndolo. La benedictina Forcades es amonestada por la Congregación para la Doctrina de la Fe que le pide su adhesión explícita a la doctrina de la Iglesia. Y los obispos de Cataluña han desautorizado al Instituto Borja de Bioética.
Lo que unos cuantos veníamos poniendo de manifiesto es ahora respaldado por instancias superiores. No estábamos desacertados en nuestra protesta. Aunque no tuviéramos gran mérito en ella pues era meridiana la discrepancia entre lo que esos religiosos expresaban y lo que enseñaba la Iglesia.
La novedad consiste en que los que hasta hoy miraban para otro lado y permitían todo da la impresión de que se han dado cuento de que así no se podía seguir. Algo es algo.
La insolidaridad de algunos religiosos con su Iglesia es tan evidente que más que colaboradores en la viña del Señor parecen caballos de Troya en el seno de la misma para destruirla. No labran, riegan, podan y recogen sino que arrancan las vides y echan sal en el suelo.
Ya sabemos que lo hacen. No estábamos equivocados en nuestras apreciaciones. ¿Y ahora qué?
Jesuitas, una benedictina, hermanos de San Juan de Dios y un escolapio han sido señalados. ¿Cual ha sido la respuesta hasta el momento? Sabemos de dos. Una ha sido un corte de manga monumental. La otra uno más modosito pero también corte de manga. Del Instituto Borja aún no sabemos nada. Si bien el silencio entraría en esa categoría de gesto.
Pues repito la pregunta, ¿ahora qué? ¿Se van a tragar el corte?