Que a los obispos no los nombra el Espíritu Santo. Y el Papa, según se mire.

Periódicamente algún necio, que en ocasiones ni cree en el Espíritu Santo, se descuelga por aquí con la absurda pretensión de que a los obispos les nombra la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Semejante necedad suele tener siempre una segunda derivada. Que no es defender a un obispo, del que muchas veces ni sabían de su existencia, sino intentar pillarme con ese vano sofisma. Se dice católico y critica a alguien nombrado por el Espíritu Santo. Pues me digo católico, critico lo criticable del obispo que se lo merezca y no desmerezco en nada al Espíritu Santo que no nombra a los obispos. Y ni siquiera al Papa.

Me parece recordar que en el antiguo Código de Derecho Canónico se hablaba de tres modos de elegir al Sumo Pontífice. Uno de ellos, nada habitual, era cuando todos los cardenales, sin ponerse de acuerdo, dijeran al unísono un mismo nombre. Podríamos pensar que en ese caso el Espíritu Santo hyabía inspirado directamente a los cardenales que de tal modo designaban al sucesor de Pedro. Pues me parece que eso técnicamente se llamaba cuasi inspiración. El modo habitual es que los cardenales y no Dios designen la persona que va a ocupar el cargo supremo de la Iglesia.

Eso no es negar la Providencia divina que actúa como le parece y sin que en este mundo sepamos como. Pero no inspirando a cada cardenal el nombre de uno de ellos. Es tan sencillo de entender que, si de otro modo fuere, saldría siempre el Pontífice en el primer escrutinio. ¿O es que el espíritu Santo se divierte haciendo bromas e inspirando a unos el nombre de Juan y a otros el de Enrique?

Pues si ni el Papa es nombrado por el Espíritu Santo ya lo de los obispos es de aurora boreal. Acabamos de conocer el caso de ese obispo mezclado en pornografía infantil. ¿También lo nombró el Espíritu Santo? ¿Quiere destruir la Iglesia? ¿No sabe a quien elige?

Acaba de mencionar algún lector que Javier Azagra fue el único obispo español nombrado por Juan Pablo I en su brevísimo pontificado. ¿Alguien puede pensar que el Patriarca de Venecia tenía la menor idea de quien era ese obispo? En la inmensa mayoría de los casos el Papa no sabe a quien nombra. Le dicen que Fulano para Mocoa-Sibundoy y él lo firma. Sin saber nada del obispo ni de donde está Mocoa-Sibundoy. Luego ese sujeto saldrá bueno, malo o regular. Y si sale malo el Espíritu Santo no tiene nada que ver en ello. Ni el Papa. En todo caso los miembros de la Congregación para los Obispos y sobre todo el nuncio que lo propuso y los obispos que lo recomendaron.

Pues eso es lo que hay y lo demás son sandeces. Los obispos son sucesores de los Apóstoles y ellos son los encargados por disposición del mismo Cristo de gobernar a su Iglesia. Pero, como los melones, pueden salir pepinos. Y los hay que salen. Y pederastas, mujeriegos, homosexuales activos, etc., etc. Con eso hay que contar. Y procurar por todos los medios que aquellos que con su conducta manchan a la Esposa de Cristo dejen de hacerlo. Cuanto antes mejor.

No están nombrados por el Espíritu Santo. Pueden hacer maldades. O estupideces. Que cuando sean graves no se puede ser cómplice de las mismas. Bajo grave responsabilidad.
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