Ponerse en cmino ¿hacia dónde? (23.12.18)

1. En los relatos evangélicos sobre el nacimiento de Jesús hay un esquema que se repite. En primer lugar la intervención divina: un ángel cualificado en el caso de María, un ángel también trae a los pastores la buena noticia y una estrella guía los pasos de los magos. Esa iluminación gratuita de Dios es un primer momento de gracia que todos podemos experimentar en nuestra propia intimidad. La conciencia es el sagrario donde a cada uno Dios mismo nos habla.

2. María de Nazaret, los pastores y los magos se abrieron a esa presencia. Se dejaron seducir. Eso es la fe: apertura incondicional a la presencia benevolente de Dios que continuamente se da como amor. Es permeabilidad no es para quedarse uno instalado en su castillo sino para ponerse en camino. Lo vemos en María, en los pastores y en los magos. El papa Francisco habla de una Iglesia “en salida”; es decir una comunidad libre de ídolos o falsos absolutos; pobre y servidora. A esa comunidad la formamos todos y cada uno de los cristianos; es en cada uno de nosotros donde se da el pecado o instalación individualista que desfigura el rostro evangélico de la Iglesia.

3. ¿Hacia dónde encaminar nuestros pasos? María de Nazaret, los pastores y los magos, fieles a la llamada de Dios, caminan hacia el encuentro con el Invisible y lo descubren en un niño desvalido que necesitan cariño, y atenciones para seguir adelante. Según el relato evangélico, María va “de prisa”, sin detenerse, libre de falsas seguridades. Todo un indicativo para celebrar con espíritu evangélico estas fiestas de Navidad.
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