Semana Santa 2018
Domingo de Resurrección: "La Buena Noticia de la fe cristiana"
El discípulo auténtico llegó al sepulcro vacío: “vio y creyó”
1. La resurrección de Jesús es un acontecimiento que tuvo lugar en nuestra historia. Pero sólo tenemos acceso al mismo por la fe: por un encuentro interpersonal en que Dios tiene la iniciativa. Según los relatos evangélicos Jesucristo lleno de vida después de la muerte, irrumpió en la vida de sus discípulos, “se dejó ver”. En el bautismo Jesucristo resucitado entra en la vida de cada persona; podemos decir que también “se le aparece”; creemos que Jesucristo vive no por un discurso racional, sino porque lo experimentamos vivo y activo dentro de nosotros.
2. Alguno puede pensar: esa creencia en que Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado ¿no será fruto de una imaginación calenturienta o invención de algunos ilusos? Según los primeros cristianos la resurrección de Jesús es un acontecimiento real, no inventado; están seguros de que Jesucristo vive: “nosotros somos testigos”, y están dispuestos a dar testimonio hasta con la propia vida. Para que se vea que es la confesión de toda la Iglesia, y no sólo de algún discípulo, según el evangelio, cuando el discípulo amado que intuye y corre más de prisa, llega al sepulcro, espera a que llegue Pedro que es el representante oficial de la Iglesia, espera a que llegue Pedro y confiese la fe de toda la comunidad cristiana y proclame: Jesucristo ha resucitado.
3. Sin embargo el relato sugiere también que la resurrección de Jesús no se demuestra con argumentos racionales. Sólo hay acceso a ese acontecimiento por la fe, una intuición que, gracias al Espíritu, tiene el verdadero creyente. En la revelación bíblica se percibe que el “Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob..”; es decir el Protector de los seres humanos, es dueño de la vida y por tanto no abandonará en la oscuridad de la muerte a sus protegidos. En esta experiencia la resurrección de Jesús es el la revelación definitiva de Dios capaz de dar vida a los muertos y llamar a las cosas que no son para que sean.
El discípulo auténtico llegó al sepulcro vacío: “vio y creyó”
1. La resurrección de Jesús es un acontecimiento que tuvo lugar en nuestra historia. Pero sólo tenemos acceso al mismo por la fe: por un encuentro interpersonal en que Dios tiene la iniciativa. Según los relatos evangélicos Jesucristo lleno de vida después de la muerte, irrumpió en la vida de sus discípulos, “se dejó ver”. En el bautismo Jesucristo resucitado entra en la vida de cada persona; podemos decir que también “se le aparece”; creemos que Jesucristo vive no por un discurso racional, sino porque lo experimentamos vivo y activo dentro de nosotros.
2. Alguno puede pensar: esa creencia en que Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado ¿no será fruto de una imaginación calenturienta o invención de algunos ilusos? Según los primeros cristianos la resurrección de Jesús es un acontecimiento real, no inventado; están seguros de que Jesucristo vive: “nosotros somos testigos”, y están dispuestos a dar testimonio hasta con la propia vida. Para que se vea que es la confesión de toda la Iglesia, y no sólo de algún discípulo, según el evangelio, cuando el discípulo amado que intuye y corre más de prisa, llega al sepulcro, espera a que llegue Pedro que es el representante oficial de la Iglesia, espera a que llegue Pedro y confiese la fe de toda la comunidad cristiana y proclame: Jesucristo ha resucitado.
3. Sin embargo el relato sugiere también que la resurrección de Jesús no se demuestra con argumentos racionales. Sólo hay acceso a ese acontecimiento por la fe, una intuición que, gracias al Espíritu, tiene el verdadero creyente. En la revelación bíblica se percibe que el “Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob..”; es decir el Protector de los seres humanos, es dueño de la vida y por tanto no abandonará en la oscuridad de la muerte a sus protegidos. En esta experiencia la resurrección de Jesús es el la revelación definitiva de Dios capaz de dar vida a los muertos y llamar a las cosas que no son para que sean.