"Yo soy la viña": Cuando la ley encubre o ampara la injusticia

1. En estos domingos de resurrección leemos el cuarto evangelio, escrito y finales del s. I en la misma comunidad cristiana donde entraban corrientes gnósticas que reducían el cristianismo a teorías abstractas; bastaba dejarse iluminar por esas teorías para ser el pueblo de Dios, cuyo símbolo en lenguaje bíblico es la viña. El evangelista reacciona: la viña verdadera es Jesucristo, la Palabra de Dios “en la carne” . El cristianismo no es una teoría sublime y abstracta.

Es la conducta histórica de Jesús “re-creada” en nuestra propia conducta. Jesús de Nazaret no inició una escuela filosófica ni organizó un círculo académico de letrados. El Evangelio es su forma o estilo de vivir y de morir; inspirado por el amor a los demás, hizo suya la causa de las víctimas y en la cena de despedida encomendó a sus discípulos: “os he dado ejemplo para que también vosotros actuéis cono yo he actuado con vosotros”

2. En su reciente Exhortación el papa Francisco denuncia el gnosticismo o reducción del Evangelio a teorías como “una mente sin encarnación, incapaz de tocar la carne sufriente de Cristo en los otros, encorsetada en una enciclopedia de abstracciones”. El gnosticismo puede contaminar hoy a la misma comunidad cristiana “porque es propio de los gnósticos creer que con sus explicaciones ellos puede hacer perfectamente comprensible toda la fe y todo el evangelio”; “Dios está misteriosamente en la vida de cada persona; si nos dejamos guiar por el Espíritu más que por nuestro razonamientos, podemos y debemos buscar al Señor en toda vida humana”.

3. Mientras medito este evangelio y leo las frases del papa Francisco, escucho las multitudinarias manifestaciones contra una sentencia legal sobre un grupo de hombres que han abusado de una mujer. A la hora de posicionarme como cristiano, pienso que Jesús de Nazaret es la “viña” en su conducta compasiva poniéndose al lado de las víctimas como único camino para proclamar la fraternidad entre todos. El gran escándalo de las autoridades religiosas judías de aquel tiempo fue motivado por una conducta :“¿pero es que come con los pobres?”.

Quizás la sentencia condenatoria contra Jesús fue legal, pero claramente injusta. Según los evangelios Jesús no es anárquico que rechaza sin más cualquier ley; pero cuestiona el sentido y el valor de la ley cuando en vez de garantizar la dignidad y derechos fundamentales de la persona, encubre o causa deterioro de la mismos. Las manifestaciones contra una sentencia que puede ser muy legal pero se percibe como injusta, son un signo del Espíritu para que los cristianos reaccionemos ante la ideología inhumana de un sistema donde la persona ya no es fin sino medio consumible siguiendo la ley del más fuerte. Es la lógica muchas veces inspiradora de una legislación que ampara la injusticia no solo contra dignidad de la mujer tratada como un objeto, sino también contra la dignidad de los más indefensos como por ejemplo estamos viendo en el ámbito laboral.
Volver arriba