SE TRATA DE SER FELICES EN LA VIDA






01. SER FELICES –DICHOSOS – BIENAVENTURADOS.
El cristianismo no es para ser buenos desde una moralina barata o ritualismo fosilizado o un dogmatismo que huele a formol, sino que el cristianismo es para ser felices. La finalidad y la esperanza del cristianismo es que seamos felices y bienaventurados.
Jesús sana, confiere vida, salud, bienestar.
En la Bienaventuranzas (Lc 6,20-21; Mt 5,3-10), Jesús promete la plenitud y felicidad del Reino a los pobres, a los misericordiosos, a los que trabajan por la paz y la justicia, a los limpios de corazón.
Se puede decir que las Bienaventuranzas son la gran promesa de Cristo. Jesús nos llama a ser bienaventurados, felices. Es la promesa de Cristo. Esta promesa se inaugura en esta vida, en este mundo, aunque los hechos parezcan decir lo contrario. No es menos cierto que esa bienaventuranza de la humanidad se manifestará en la vida futura. Y ello es objeto de esperanza. La esperanza cristiana es vivir ya lo invisible que un día veremos cara a cara.

02. LA ESPERANZA NO ES OPTIMISMO.
Las ciencias, la política, el progreso, las previsiones, etc. confieren o pueden ofrecer bienestar a la humanidad, pero eso no es esperanza, al menos no son la esperanza cristiana absoluta. Qué duda cabe que es deseable que la medicina termine por curar el cáncer y que la humanidad progrese, que desaparezca el hambre, la injusticia, la incultura, etc.
La esperanza tampoco es optimismo por lo bien que van o me van las cosas. La esperanza comienza donde termina el optimismo. Una persona llega a ser adulto (no solamente viejo) cuando ya no se hace ilusiones en la vida, pero mantiene con vitalidad la esperanza. (Para un creyente en un funeral no hay lugar al optimismo, pero ahí “comienza la esperanza”).

Los humanos hemos de ser conscientes de que no está en su mano suprimir el sufrimiento humano ni la muerte. Los humanos sufriremos siempre por una razón u otra: sufrimos física o psíquicamente, los seres humanos morimos. El ser humano no puede solucionar por sí mismo ni el sufrimiento ni la muerte.
La ciencia, el pensamiento científico parece que lo puede todo en la historia humana, pero no es así.

La esperanza nace de la fe. El progreso, los logros científicos, los movimientos políticos, económicos, puede que sean buenos, pero son previsiones probables, pero no esperanza.
La esperanza brota de la fe que confía en un final bienaventurado que no está en las previsiones humanas, sino en las manos de Dios.

03. Nos quedan dos soluciones:


A. Aprender a vivir en la nada como nos enseñaba o pretendía Nietzsche: Mire usted: no existe nada, no hay nada más allá, no hay Dios, pero no importa, usted viva, coma, viaje, disfrute y muérase sin más, sin enterarse.

B. O nos queda la esperanza, la esperanza teologal, la esperanza en nuestro caso cristiana, que mira “más allá” de la historia y aguarda por naturaleza algo que no está en nuestra naturaleza, “algo” que es Dios.

Es mucha prepotencia y presunción eliminar la esperanza, las bienaventuranzas y el horizonte absoluto dejándolo en manos de una manifestación, o en manos de la Universidad o de un parlamento.
Las mediaciones históricas: política, ciencia, cultura, etc. son valiosas, pero no últimas.
Jeremías (1ª lectura) lo dice brutalmente: MALDITO quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza.
La esperanza es descansar esperar en Dios, lo cual confiere una profunda paz, al mismo tiempo que nos impele a un compromiso histórico.



04. ¿PESIMISMO?
ALGUNOS DATOS A TENER EN CUENTA
El pasado domingo el periódico DV, dedicaba sus cuatro primeras páginas al problema del suicidio, sobre todo en nuestra comunidad autónoma.
+ En el País Vasco se produce un suicidio cada dos días., lo que significa que en el País Vasco mueren por suicidio 190 personas al año.
+ El Obispo Uriarte decía hace unos -pocos- años que la segunda causa de muerte de la juventud en el País Vasco es el suicidio. La primera causa de muerte de la juventud es el accidente, montaña, tráfico, etc., la segunda el suicidio.
+ Cada año entre 3.600 y 3.700 personas se suicidan en España: esto supone 10 muertes al día: de las cuales 7 son hombres y 3 mujeres.
+ En la medida en que se puede saber, son 800.000 las personas que se suicidan al año en el mundo.
+ Hay que pensar que el índice de intentos de suicidio se debe multiplicar por 10. Quienes dejan de tomar la medicación, quienes toman una sobre dosis y sobreviven, algunos accidentes de tráfico son suicidios larvados…
+ En los últimos 50 años, el intento de suicidio ha aumentado en un 60% en el mundo.

DEPRESIÓN
Las causas de un suicido pueden ser múltiples, pero parece ser que detrás de todo suicidio hay que buscar una o algún tipo de depresión.
No es el momento ni es tarea sencilla definir qué sea una depresión. Vamos a quedarnos en que es la depresión se caracteriza por un hundimiento personal que conlleva a un estado de ánimo bajo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento. Todo ello implica desinterés por la vida, la familia, el trabajo, el pueblo, la cultura, etc. La depresión respondería a las preguntas: no tengo ganas de vivir … Total, ¿para qué voy a trabajar, para que me voy a esforzar, etc?
¿Bienaventurados los pobres, dichosos los limpios de corazón, felices los que trabajáis por la paz, la justicia?

Un poco zafiamente se puede decir que esta es una visión pesimista, que también hay gente buena, hay ONG que trabajan por el mundo, etc., lo cual es verdad, pero no soluciona nada la cuestión de la esperanza.
Aunque la gente no lo sepa, probablemente estamos en la situación que proponía Nietzsche. La nada nos invade y en la nada es muy difícil mantener en pie con sentido y con ética.
La nada “nihiliza” la existencia. La nada torna absurda la existencia. Podemos disfrutar de un poco de comida, otro poco de informática, otro poco de turismo, pero la nada se lo traga todo.

05. SEMBRAR ESPERANZA Y BIENESTA
R.
Probablemente evangelizar hoy en día –y siempre- sea sembrar esperanza, sanación, bienestar, confianza en la vida, en Dios.
La esperanza mira fundamentalmente al futuro absoluto del hombre a la luz de la Promesa. Dios y su Reino es el futuro del hombre, y la esperanza es la experiencia de Dios y su Reino como futuro.
¿La estructura jerárquica de nuestra iglesia de San Sebastián infunde esperanza y ánimo? ¿Esta situación eclesiástica diocesana siembra bienaventuranza y paz o, más bien, es un amasijo de prácticas religiosas, de proyectos inmobiliarios, de leyes, tensiones y odios?
Nos acogemos al papa Francisco que es hombre de esperanza.
Gracias a Dios

Tenía mucha razón el filósofo del siglo XX, M Heidegger:
Solamente Dios puede salvarnos

Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. (Salmo 26,2)





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