"Compartir es desprenderse para comunicar vida" Domingo de la Misericordia
"Que importante es entender que nuestra experiencia de fe es tan rica en su variedad que nos invita a abrirnos a este Jesús que se nos manifiesta de forma personal"
"Compartir es desprenderse para comunicar vida. Necesitamos comunicar vida"
"Esa perseverancia es importante para que no se apague el espíritu de vida de la comunidad"
"Esa perseverancia es importante para que no se apague el espíritu de vida de la comunidad"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
En este domingo la liturgia de la palabra nos invita a vivir en comunión desde una fe participativa.
Cristo es el corazón de nuestra comunión.
El evangelio de Juan de este domingo está precedido por el relato de cómo los seguidores de Jesús comparten la experiencia del resucitado y estando ellos compartiendo, Jesús se les aparece a todos los testigos de su resurrección y los confirma en la confesión que hacen.
Esto hace vivir una alegría desbordada; sin embargo Tomás está ausente y, también él, de forma entendible, pide ser testigo de esa verdad y, Jesús condesciende a su petición para que él se integre en la comunidad de ser testigo de su resurrección.
Que importante es entender que nuestra experiencia de fe es tan rica en su variedad que nos invita a abrirnos a este Jesús que se nos manifiesta de forma personal pero nos lleva a un segundo momento necesario, la comunión de las experiencias vividas para enriquecernos y fortalecernos.
Mi experiencia es muy valiosa pero la debo llevar a la comunión de los hermanos.
Así nos recuerda la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles: Los primeros creyentes tenían todo el ánimo dispuesto a compartir: el pan, la casa, los bienes; nada lo consideraban suyo. Un libertad gozosa hacia lo temporal, aprovechando la riqueza de estar juntos en un mismo espíritu.
Todo lo hacían con una gran alegría, que el Espíritu les impulsaba a tener una gran actitud hacia la comunión.
Compartir es desprenderse para comunicar vida. Necesitamos comunicar vida.
Cuanto hogares están huérfanos de amor, de gestos de solidaridad. No dejemos de compartir para suscitar esa alegría que se desborda y le da luz a nuestra existencia.
Esa perseverancia es importante para que no se apague el espíritu de vida de la comunidad. Así lo viven tanto los discípulos como los primeros cristianos.
Nuestra fe se alimenta de la comunión y, Tomás se integra en esa comunión de fe con el resto de los discípulos de Jesús.
Pero también es una fe que tiene que ser probada para que pueda sacar toda la belleza de su valor a semejanza del oro.
Entender que tenemos que madurar en esa fe, porque entre más resplandezca en su belleza, nos permite mayor sabiduría cuando la compartimos; de tal forma que lo aprendido y madurado lo enseñamos con esa sabiduría que ilumina, dando luz para comprender y asumir el camino de la fe.
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