"La prueba nos revela la verdad de la vida" Tu eres el Mesías, el verdadero Hijo de Dios
"Ninguno de nosotros se escapa de la prueba de la vida-cada quien con su cruz-"
"Jesús se propone como La Verdad para que al caminar de la mano de Él no tengamos miedo"
"Jesús el Maestro, sabe estar con los necesitados y sufridos. Por eso la iglesia vive y se alimenta de las obras evangélicas"
"Jesús el Maestro, sabe estar con los necesitados y sufridos. Por eso la iglesia vive y se alimenta de las obras evangélicas"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
La prueba saca siempre la verdad. Por eso la cruz se hace necesaria para cada uno.
La cruz saca la verdad de quién es Jesús: es la confesión que hace el centurión con sus soldados al ver morir a Jesús morir en la cruz: verdaderamente este es el Hijo de Dios.
Ninguno de nosotros se escapa de la prueba de la vida-cada quien con su cruz-.
Los discípulos de Jesús conocerán plenamente la verdad de su Maestro una vez que se haya pasado por la prueba de la pasión y muerte; y a la vez, se conocerá la verdad de los discípulos en la prueba por la que pasa el Maestro.
Es decir, lo que la prueba tiene de bueno y valioso, es revelarnos la verdad de la vida, sobre las personas y las cosas.
Por eso Jesús dirá que no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, porque la verdad será esa parte definitiva de la vida que cada uno debemos considerar siempre y que debe estar delante de nosotros.
Jesús se propone como La Verdad para que al caminar de la mano de Él no tengamos miedo, sino en la verdad plena que es Él, confiemos siempre en su amor que es capaz de abrazarnos con misericordia para ser hombres mejores en el bien, ayudados con su gracia a levantarnos y a fortalecer aquello que esta bien, corrigiendo lo que hemos hecho mal, pero siempre con esperanza en esa verdad colmada de su amor.
En este domingo 24 del tiempo ordinario, tanto el profeta Isaías como el evangelista Marcos, nos invitan a mirar la prueba por la que pasa el Mesías, entendiendo que sólo Dios sabe cómo librar de la prueba a sus elegidos. En Dios está esa compañía y sabiduría para conducirnos con confianza en la prueba por la que pasa todo hijo o discípulo de Dios para que se manifiesta siempre esa verdad en la que Dios pide caminar.
Sabemos que a Pedro le cuesta el paso de la prueba, aunque es el discípulo a quien se le pide dar un testimonio mayor de amor, porque a él le será confiado el rebaño, la comunidad de los hermanos.
Pedro, primero confiesa que Jesús es el Mesías, pero le cuesta asumir que Jesús deba pasar por el rechazo y la condena en muerte de cruz, signo de ello es la misma negación por tres veces de su Maestro, por lo tanto, tres veces serán las preguntas de Jesús: ¿me amas más que éstos?
Tengamos cuidado en las tentaciones de la vida, cuando el enemigo, el diablo, quiere que claudiquemos en el momento de la prueba, como le pasa a Jesús en el desierto, al ser tentado, Jesús se mantiene firme con gran claridad. Se hace necesario tener claridad en la vida para que en las pruebas no sucumbamos y seamos capaces de vencer, como dice Jesúis después de su Resurrección: no tengan miedo, yo he vencido al mundo.
Hay que estar siempre firmes en el seguimiento del Señor, sabiendo que el Señor camina al lado del discípulo, fortalece y sostiene al elegido para que se pueda llevar esa obra que Dios ha comenzado en él.
En la primera lectura del profeta Isaías se repite de forma clara y constante: el Señor me ayuda, cercano esta de mí, ¿quién es mi adversario? Que se me enfrente…
La firmeza y valentía del discípulo, sostenido por Dios, dan testimonio de esa fe y confianza que hay que tener en Dios, cuyo Espíritu se anida en lo más profundo del alma del elegido para colmarlo de una paz y consuelo que no tienen límite.
De ahí que en la segunda lectura de la Carta de Santiago veamos la exigencia de los frutos que debe tener la fe en las obras.
Las obras dan testimonio de quién es una persona, demuestran la verdadera identidad de quien se dice confesar algo o creer en alguien. El testimonio y la coherencia hacen creíble a esa persona.
Jesús el Maestro, sabe estar con los necesitados y sufridos. Por eso la iglesia vive y se alimenta de las obras evangélicas para dar un testimonio vivo de su fe a la manera de su Maestro Jesús.
Las obras hablan de la verdad de la fe de una persona y de la Institución, sus principios, su ética, su compasión, su solidaridad, su desprendimiento, haciendo a un lado la frialdad, la mentira, la fata de caridad; creando un verdadero compromiso, solidaridad y cercanía. Sin dejarse engañar ni manipular porque tiene como luz la verdad en el amor que está libre de engaños y seducciones falsas.
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