Prepublicación: 'Episodios anticlericales', último libro de Antonio Aradillas "Nos echamos ya a andar por caminos 'anti-clericales' a la búsqueda salvadora de una Iglesia en situación sinodal"
Palabras como “clericalismo” y su antónimo “anti-clericalismo” aparecen con excesiva frecuencia, se hacen presentes y ejercen su dominio no solo en conversaciones, mítines y homilías, sino en la misma dedicación y práctica profesionales de muchos, cuyo “carrerismo” no es otro que el de la conjugación gramatical de este verbo, con sus emolumentos correspondientes
Las costumbres, las tradiciones “de toda la vida”, los intereses de algunos -tal vez de muchos-, las impudicicias, las interpretaciones aviesas de determinados textos sagrados… dificultan la acción pastoral
Reserva aquí 'Episodios anticlericales' de Antonio Aradillas (Autografía)
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Por cortesía de la Editorial AUTOGRAFÍA adelantamos la publicación de la presentación del nuevo libro de nuestro colaborador Antonio Aradillas, que con el título EPISODIOS ANTICLERICALES, con sus 286 páginas, se abre paso en el mercado bibliográfico en vísperas de la feria del libro de Madrid.
En los tiempos de tan graves pandemias que padece el mundo en la actualidad, con inclusión de personas e instituciones, y con tan frecuentes riesgos de muerte, hay palabras que enriquecen su sentido y contenido de manera espectacular, y más por lo inédito o equivocado que haya sido su uso. Tal es mi opinión acerca del término “clerical”, en lógica y directa referencia con los estamentos eclesiásticos en su diversidad de versiones y configuraciones.
La importancia del tema eje de este libro, para muchos no es ya un misterio. En España, y en gran parte de la llamada “Civilización Occidental”, “lo católico, apostólico y romano”, sigue todavía activo y vigente en la cultura de la mayoría de sus países, por lo que palabras como “clericalismo” y su antónimo “anti-clericalismo” aparecen con excesiva frecuencia, se hacen presentes y ejercen su dominio no solo en conversaciones, mítines y homilías, sino en la misma dedicación y práctica profesionales de muchos, cuyo “carrerismo” no es otro que el de la conjugación gramatical de este verbo, con sus emolumentos correspondientes.
Si “episodio” es “un suceso imprevisto y muy accidentado o complicado”, y si “anti-clericalismo” es la postura contraria al “clericalismo” -“influencia excesiva del clero en los asuntos políticos”-, resulta fácil y accesible el convencimiento de que solo el título de este libro, ayudará a abrir de par en par las puertas a capítulos extensos e intensos de la historia de pueblos, ciudades, instituciones, colectivos y personas determinadas, definidas por su acentuada capacidad de influencias.
“Clericalismo” y “anti-clericalismo” son muy claras referencias para la interpretación de acontecimientos que se constituyeron en hitos de singular relevancia en la convivencia entre los seres humanos.
La fórmula elegida sí para afrontar el tema es coincidente con la vida que se desglosa en la multitud de episodios que la configuran en los ámbitos no solamente estimados como “religiosos”, sino en los de más amplios horizontes de nuestra existencia.
Si el título del libro, por lo de “anti-clericalismo”, ha podido significarles a algunos, ocasiones para alimentar en ellos “filias” o “fobias” religiosas, adelanto que no pocos de los episodios descritos y comentados en sus capítulos estimularán aún en mayor medida su preocupación por la lectura.
El “clericalismo” -y por extensión también el no estrictamente “religioso”-, invade amplios sectores de la vida en su variedad de facetas, hasta llegar a provocar terremotos en los cimientos de la intimidad de cada cual, con lo que el concepto de “persona” se desvirtúe y destruya, sino todo lo contrario.
En la institución eclesiástica se contabilizan multitud de casos y de situaciones, que confiesan y confirman estos propósitos y realidades en términos tales que, para no pocos, el intento de salvar la intimidad es ya de por sí, pecado, por pertenecerle ella también a los clérigos, en ocasiones hasta adscribiéndoles caracteres de “sacramentalidad”, con olvido del salvador axioma de que “de internis, neque Eclessia”, es decir, que ni a la propia Iglesia y a sus representantes les será permitido asomarse, juzgar y dictaminar acerca de las intimidades personales.
El campo es amplio y dificultoso. En su laboreo son y serán muchas las dificultades. Las costumbres, las tradiciones “de toda la vida”, los intereses de algunos -tal vez de muchos-, las impudicicias, las interpretaciones aviesas de determinados textos sagrados… dificultan la acción pastoral, salvadora de por sí, y por su propia naturaleza. De todo esto sabe mucho el papa Francisco, que no se ha ahorrado descalificaciones de ninguna clase, llamando a las “cosas” por sus verdaderos nombres y sin rehuir citar y anatematizar sus correspondientes apellidos jerárquicos, aun cuando tantas veces ellos hubieran actuado -“celebrado”- de maniquíes con colorines purpúreos.
Y por fin, nos echamos ya a andar por caminos “anti-clericales” a la búsqueda salvadora de una Iglesia, en situación sinodal, y en actitud de “en salida”, en la que clérigos, laicos y “laicas” encuentren su razón de ser y de pertenecer a la misma, sin parpadeos, sin privilegios y sin remuneraciones especiales en esta y en la otra vida, y unos y otros -todos- en calidad de “pobres” y de “franciscos”.