| Paulinas
El propósito de este libro es hacer más feliz a quien lo lea. Felices porque somos amados: esto nos hace felices a nosotros y hace felices a todas las personas que nos encontramos cada día.
Emiliano Antenucci, el autor, es sacerdote de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, y fue nombrado por el papa Francisco misionero de la Misericordia, con ocasión del Año Santo Extraordinario de la Misericordia.
En estas páginas nos dice que la felicidad, para los cristianos, no procede de una técnica mental, del corazón o del bienestar del cuerpo; uno es feliz si se siente en su interior profundamente amado por Dios, si la fuente, el manantial, el origen de su verdadera felicidad es solo Dios.
Si no somos felices, no viviremos nuestra naturaleza divina, que es aquello para lo que hemos sido creados. La tristeza es un acto de egoísmo, haciendo girar la existencia sobre nosotros mismos, para no ver la belleza de la vida y el dolor de los demás en el mundo. Quien está triste se cierra, desconfía, se lamenta continuamente, está abatido.
Todos debemos ser buscadores de felicidad. No son las cosas, las «situaciones» imaginarias las que nos hacen felices, sino que en la realidad encontramos a Dios que nos sorprende siempre. La vida está hecha de pequeñas cosas, y son estas precisamente las que nos hacen felices.
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