'Sociedad plural y religiones', de Antoni Matabosch Guerras entre 'fieles' e 'infieles'

El relativo a las guerras llamadas “religiosas”, es uno de los capítulos más atormentados y descalificadores que existen también en la historia de Nuestra Santa Madre la Iglesia. Tal historia es larga, dolorosa y profunda. Y además, indulgenciada con denodada frecuencia. Por tanto, y ya desde ahora, mis más fervorosas felicitaciones a editoriales, libros y autores que contribuyan a reeducarnos en la fe verdadera, en relación con las guerras.

Tal es el caso del libro 'Sociedad plural y religiones', editado por “San Pablo”, y cuyo autor es Antoni Matabosch, y en cuyo atrio se transcriben  variadas y frondosas citas  de pensadores  universales de diversas creencias.

“Es de importancia capital en este mundo actual que las fuerzas religiosas actúen como fuerzas de unidad. A lo largo de la historia, la religión ha aparecido a menudo bajo formas de particularismo que crean separación, odio y guerra” (Cardenal Köning); “ Si piensas como yo, eres mi hermano. Si piensas diferente de mí, eres dos veces mi hermano, porque gracias a la riqueza que me aportas y a la que te doy, empezamos a enriquecernos mutuamente y a ser dos veces hermanos” (Amadou Hampâté Bâ)

En las 256 páginas del libro, tan experto y acreditado autor en la materia explica que “uno de los restos a los que nos afrontamos como sociedad y como Iglesia es el espectacular incremento en las últimas décadas de la presencia de otras confesiones eligiosas en nuestro país.  ¿Cómo construir una sociedad integradora y en paz, más atenta a la libertad religiosa, sin perder la propia identidad? . Este libro recoge cómo se está pasando de la controversia al diálogo y de qué manera se puede favorecer la convivencia con un adecuado modelo de encaje de las religiones en el marco de la interculturalidad, la laicidad positiva o la aconfesionalidad. Para que se produzca un verdadero diálogo abierto y enriquecedor para todos.”.

La tarea no es fácil. Es extremadamente difícil. Pero la gracia de Dios, la buena voluntad y el convencimiento de que no existe otro camino de salvación que no pase por el discernimiento, suministrarán eficaces razones para la reeducación religiosa de ideas tales como  “encuentro, diálogo,  cultura, amor a  Dios y al “otro”, respeto, pluralismo,  amabilidad,   bondad, misericordia, comprensión, igualdad,  besos y abrazos,  terneza, desprendimiento, servicio, disponibilidad, humanidad, humildad y otros tantos”

Es de lamentar que precisamente estos no hayan sido estimados como valores fundamentalmente religiosos y “fieles” e “infieles” hayan sido atrapados con desbordante frecuencia por signos externos, rituales y ceremoniosos, carentes de vida, de espiritualidad y hasta de lógica y  de sentido común, desbordados y suplidos por el afán de crecimiento de sus propios intereses y los de sus grupos, poniendo a Dios por testigo, y con abyecta proyección lo mismo para esta vida, como para la otra.

Por lo que respecta a España y en los tiempos y circunstancias en las que vivimos, merece relectura y reflexión el capítulo dedicado al tema de las Inmatriculaciones, desarrollado en las páginas 232 y ss. Son de agradecer.

“No habrá paz entre los pueblos de la tierra, sin paz entre las religiones del mundo. Y no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas” ( Hans Kúng)