Un libro de Alfons Llorenç sobre a san Vicent Ferrer, ejemplo para la Iglesia valenciana Josep Miquel Bausset: "Camins i petjades. La València de sant Vicent Ferrer"
Esta gran obra de Alfons Llorenç, que recomiendo fue publicada en 2019, con motivo del sexto centenario de la muerte de san Vicent Ferrer, un año "celebrado por la Acadèmia Valenciana de la Llengua"
Un texto que nos ayuda a conocer a este santo tan popular y ejemplo para la Iglesia valenciana, una Iglesia que, inexplicablemente, en pleno siglo XXI, continua despreciando la lengua de nuestro santo, patrono del País Valenciano
Este es el título del libro que, editado por la Acadèmia Valenciana de la Llengua, ha escrito el amigo Alfons Llorenç.
Esta obra, que recomiendo por su interés, y que está estructurada en doce capítulos, tiene como cinco “prólogos”, el primer de los cuales es del escritor Joan Francesc Mira., con un texto de su libro, “San Vicent Ferrer. Vida y leyenda de un predicador”. El segundo de los “prólogos” o introducciones es del profesor Manuel Sanchis Guarner, del libro “San Vicent Ferrer. Sermones de Cuaresma”. El tercer texto es del ensayista Joan Fuster, de su obra “Notas para un estudio de la oratoria vicentina”. El cuarto de los “prólogos” es del poeta de Burjassot, Vicent Andrés Estellés, de su, “A San Vicent Ferrer. Epístola con sello de urgencia”. Finalmente el último de los textos es del escritor Carles Salvador, con su “Himno a San Vicent Ferrer”.
Después de estas presentaciones, el libro de Alfons Llorenç comienza con el capítulo “De un tiempo, de un país. Regla y siglo de un valenciano universal”, donde el autor de esta gran obra repasa el origen del País Valenciano, desde el 9 de octubre de 1238, día que “los valencianos nacimos como pueblo y nacimos a Europa”.
El segundo capítulo, “Un casal para nacer en el camino de la Mar. Casa natal”, trata sobre el hogar familiar de san Vicent, sus padres y la descripción de la casa natal de nuestro santo más universal.
El capítulo tercero hace referencia a la iglesia de san Esteban de València, “la fuente fecunda del bautismo”, temple donde fue bautizado san Vicent “el 23 de enero de 1350”, y que era “una de las diez primeras parroquias creadas en tiempo de Jaime I”.
El cuarto capítulo está centrado en “el convento de Predicadores, hogar de san Vicent” un edificio que es “una extraordinaria joya del gótico y un testigo excelente del nacimiento del reino independiente de València”. Fue aquí donde fray Vicent se inició en el carisma de la predicación.
El quinto capítulo nos presenta “una estatua en la rambla de Predicadores”, situada, como dice Alfons Llorenç, en “una ubicación muy adecuada, porque el “pla” era utilizado para las grandes predicaciones y porqué el estrado desde donde él mismo en más de una ocasión se dirigió a los oyentes, seguramente pudo estar situado en este mismo punto”. Esta estatua de San Vicent, “esculpida el año 1835 por José Cloostermans”, fue restaurada en 1960 “e instalada en la rambla de Predicadores”.
En el sexto capítulo, Alfons Llorenç nos presenta “la sede de san Vicent, altar, púlpito y cátedra”, que como dice el autor del libro, el edificio de la catedral de València es el “lugar vicentino por excelencia, consagrado por el arzobispo primado de Tarragona, Pere d’Albalat, el 9 d octubre de 1238”. En esta catedral, madre de todas las iglesias de la diócesis, Alfons Llorenç nos describe “la puerta de los Leridanos”, así como también la “capilla mayor, el púlpito del maestro Ferrer, el aula capitular, las reliquias de san Vicent o el Micalet”.
El capítulo séptimo nos muestra “un san Vicent glorioso en los hierros de la Sede”, que como dice Alfons Llorenç “es la puerta principal de la sede de València, llamada “del Campanario de la Sede” y ahora “de los Hierros””.
El capítulo octavo trata de las “minorías, partidos y paz civil”, donde vemos “un retablo en la Almoina”.
El capítulo noveno es el del “Portal de Serrans, testigo de la historia”, que como dice Alfons Llorenç es “la puerta por donde entra Europa en el cap i casal”, es decir, en València.
El capítulo décimo trata de los “Milagros mil cada día”, con la descripción del milagro más conocido y popular, el del “mocadoret” o del pañuelo, que como lo califica Alfons Llorenç, es el milagro de “la solidaridad samaritana”. Este milagro también se reproduce hoy a través de Cáritas y de tantas asociaciones que ayudan con solicitud a los más necesitados de nuestra sociedad, que vive una crisis agravada, aun más, por el Covid-19.
El capítulo once nos muestra la “memoria de la canonización del santo” valenciano más universal.
El último de los capítulos de este excelente libro es el que trata de “las imágenes de la exaltación de un mito: retratos, retablos y frescos”.
Esta gran obra de Alfons Llorenç, que recomiendo fue publicada en 2019, con motivo del sexto centenario de la muerte de san Vicent Ferrer, un año “celebrado por la Acadèmia Valenciana de la Llengua”.
Este libro tan interesante es un texto que nos ayuda a conocer (y a hacer más nuestro) a este santo tan popular y que es un ejemplo para la Iglesia valenciana, una Iglesia que, inexplicablemente, en pleno siglo XXI, continua despreciando la lengua de nuestro santo, patrono del País Valenciano.