Padre Ángel: "Gracias Eduardo y gracias, Pedro Casaldáliga" Eduardo Lallana publica 'Encuentros con Pedro Casaldáliga', prologado por el padre Ángel

Pedro Casaldáliga y  Eduardo
Pedro Casaldáliga y Eduardo

Eduardo Lallana García acaba de publicar el libro titulado 'Encuentros con Pedro Casaldáliga. Místico, profeta, poeta, Modelo de Humanidad', editado por editorial Fonte, con prólogo del Padre Ángel

Narra la experiencia del encuentro con él y la colaboración en sus grandes Causas. Pedro, desde un lado más humano y cercano

Padre Ángel: "Coincidir con personas de la talla de Pedro Casaldáliga es… un auténtico regalo. No existen palabras que puedan describir la grandeza de este hombre. Experiencias compartidas con él que serán difíciles de olvidar"

"Pedro me enseñó lo más importante en la vida; querer a la gente y no ser súbdito de nadie… Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a Eduardo Lallana, uno de los fundadores de la ONG Tierra Sin Males, la oportunidad de recordarle"

Cuando recibí la invitación de escribir el prólogo de este libro, que comienza a caminar, sobre Pedro Casaldáliga no pude evitar sonreír. Por todo lo que Pedro significó, significa y significará siempre para mí. Ha sido un auténtico placer coincidir con una persona tan especial en mi vida y que me ha dado numerosas enseñanzas que a continuación os relataré.

A este maravilloso obispo yo le conozco en Roma, cuando acude a una visita con el Papa Juan Pablo II. Sin embargo, yo ya había oído hablar del trabajo incansable que realizaba para ayudar a los más desfavorecidos en Brasil. Pedro Casaldáliga fue propuesto para recibir el Premio Príncipe de Asturias en 1993 y ha recibido otros reconocimientos que aplauden su gran labor, aunque jamás quiso salir de las Amazonas. Él tenía una misión y la cumplió hasta el final de sus días. Eso era para él lo más importante.

Pedro Casaldáliga y Eduardo
Pedro Casaldáliga y Eduardo

"Defendió a la gente, se jugó muchas veces la vida por defender a los indígenas que estaban allí, trajo a la iglesia un aire fresco de no vivir en un palacio, de ser un hombre de los que creía en Dios y en los hombres…"

Pedro Casaldáliga era de esos obispos revolucionarios en el buen sentido de la palabra. Podría poneros infinidad de ejemplos de por qué era uno de ellos. Defendió a la gente, se jugó muchas veces la vida por defender a los indígenas que estaban allí, trajo a la iglesia un aire fresco de no vivir en un palacio, de ser un hombre de los que creía en Dios y en los hombres…

Y después, es que además de ser obispo y sacerdote, era poeta. Escribía muchas poesías con un tinte especial porque tenía hilo directo con Dios. Predicaba el Evangelio de una forma sobrehumana. Tú lo veías y observabas que tenía una sonrisa y unos ojos que eran de un santo en tierra. Nosotros lo tenemos en la iglesia de San Antón, en Madrid, como lo que es: un santo. Y en la misa, siempre le recordamos y decimos: “los santos como Vicente Ferrer o Pedro Casaldáliga”. Le decían el obispo de los pobres, que ya es mucho. Y en verdad lo era. Por eso siempre le damos en la misa el hueco que se merece. Para que jamás sea olvidado.

"Nosotros lo tenemos en la iglesia de San Antón, en Madrid, como lo que es: un santo. Y en la misa, siempre le recordamos y decimos: 'los santos como Vicente Ferrer o Pedro Casaldáliga'"

La huella que dejó es innegable. Las personas que estaban con él quedaban impregnadas de algo. Era un hombre que te contagiaba su espiritualidad, te daba paz. Un hombre fuerte y bueno a partes iguales. Decía las cosas que no le gustaba escuchar ni a los Papas. Era muy valiente y protegía mucho a aquellos que acudían a pedirle ayuda.

Pedro, Eduardo y Charo. Brasil
Pedro, Eduardo y Charo. Brasil

Por este motivo, decidí compartir el dinero que obtuve por mi premio Príncipe de Asturias con él, para mandárselo y que continuase con su trabajo. No quería que nada ni nadie le parase.

Me dejó la enseñanza de que lo más importante en la vida es querer a la gente y no ser súbdito de nadie.

Pedro Casaldáliga brillaba por su humildad, ya que era de esos obispos de a pie, que en vez de anillo tiene un cordón, un alambre… y tenía mucha ilusión en ir a verle. Bendecirle y que me bendijera antes de morir cuando estaba tan malito. Y ahí estuve con él dos días en la Amazonia. Acompañándole y dándole el amor que necesitaba.

"Me dejó la enseñanza de que lo más importante en la vida es querer a la gente y no ser súbdito de nadie"

Coincidir con personas de la talla de Pedro Casaldáliga es… un auténtico regalo. No existen palabras que puedan describir la grandeza de este hombre. Experiencias compartidas con él que serán difíciles de olvidar.

Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a Eduardo Lallana, uno de los fundadores de la ONG Tierra Sin Males, la oportunidad de recordarle. Gracias Eduardo y gracias, Pedro Casaldáliga.

Libro
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