El próximo lunes día 14 a las 20 horas en el Casino Gaditano Pedro Miguel Lamet presenta en Cádiz su novela 'Deja que el mar te lleve'
En esta ocasión Lamet se aleja del género de la novela histórica, habitual en resto de su obra, para abordar un libro de pura narrativa de ficción
Con componente policiaco, la novela aborda la problemática de búsqueda del hombre actual desde la óptica de un veterano periodista que, al huir al chalé junto al mar de su infancia, afronta su pasado y el sentido de la vida
El jesuita Pedro Miguel Lamet presentará su novela 'Deja que el mar te lleve' (Ed. Mensajero) el próximo lunes día 14 a las 20 horas en el Casino Gaditano de la ciudad de Cádiz. Será presentado por el escritor Jesús Maeso de la Torre. En el transcurso del acto, Lamet pronunciará una conferencia bajo el título “Confesiones de un gaditano, escritor y jesuita”.
En esta ocasión Lamet se aleja del género de la novela histórica, habitual en resto de su obra, para abordar un libro de pura narrativa de ficción. Aunque descarta explícitamente en una nota inicial que se trate de una obra autobiográfica, el relato apunta a vivencias reales, donde aparecen muchas de las inquietudes del hombre de hoy: la soledad, la búsqueda del sentido de la vida, la marginación, los amores frustrados, el dolor físico, la injusticia y la búsqueda interior.
Rodrigo, un veterano periodista, regresa al hogar de su infancia situado junto al mar del sur, donde vivió dos acontecimientos que marcaron su vida: una enfermedad que le inmovilizó, y la pérdida de Silvia, su joven e idealizada hermana, muerta en accidente de tráfico. La vuelta al solitario y viejo chalé le permite recuperar un antiguo cuaderno en el que el adolescente escribía preguntas al mar sobre las grandes cuestiones de la vida humana: su razón de ser, el dolor físico, la injusticia, la soledad, el amor y la muerte.
Al mismo tiempo descubre que su hermana quizás pudo morir por otra causa, lo que le mueve a realizar una investigación casi policíaca en el ámbito de la inmigración, el narcotráfico y la delincuencia. Además le ayuda a sumergirse en una reflexión sobre el deterioro de su familia, de extracción burguesa, y a un viaje iniciático hacia sus raíces cristianas. El mar aparece en todo el relato como paisaje de fondo y símbolo integrador de lo absoluto.
Poeta, ensayista, biógrafo y novelista Lamet, jesuita y periodista fue director del semanario Vida Nueva y columnista entre otros medios de Diario 16, El País y El Mundo. Ha publicado con el que acaba de aparecer 48 libros de muy diversos géneros y enfoques. De él ha dicho el profesor Antonio Blanch que es “un penetrante descifrador de los enigmas singulares de cada cosa y de cada persona, a los que observa desde sus claros ojos de niño, hasta alcanzar a vislumbrar el resplandor de su ser y de su belleza más propia".
“La novela intenta responder a la búsqueda y frustración del hombre actual”
Rodrigo es un náufrago que, desde la enfermedad, el desamor y la soledad, intenta sobrevivir y despertar gracias a su encuentro con el mar, símbolo de lo infinito.
Hay una trasposición a la problemática actual, sobre todo al aislamiento de la clase dominante, a los marginados, inmigrantes, corruptos. Pero especialmente a la soledad del hombre y la mujer de hoy
La última novela de Pedro Miguel Lamet aborda la problemática de búsqueda del hombre actual desde la óptica de un veterano periodista que, al huir al chalé junto al mar de su infancia, afronta su pasado y el sentido de la vida. Preguntamos al autor:
¿Por qué esta novela de pura ficción ahora, cuando en su obra abunda sobre todo la novela histórica?
En parte por saturación de la novela histórica, para hacer una pausa, y en parte por la necesidad de dar libertad a mi pluma sobre la crisis íntima que sufre el hombre contemporáneo. Sin embargo, la primera novela que publiqué no era propiamente histórica, Esto es mi cuerpo (1955), republicada después con el título El teólogo prohibido, centrada en la Teología de la Liberación en Latinoamérica.
¿Qué diferencias encuentra entre escribir una novela histórica y otra con narrativa de ficción?
-Ambas tienen ventajas e inconvenientes. La novela histórica tiene la dificultad que te plantea el pie forzado de la Historia, sobre todo en mi caso, puesto que pretendo siempre ser muy fiel a ella. (Hay otros novelistas a los que les da igual y transforman incluso a los personajes históricos como les viene en gana). Además, requiere mucha documentación. No sólo sobre lo ocurrido, sino sobre la ambientación: cómo se comía, cómo se vestía, como se viajaba, las costumbres de cada época. ¿Ventaja? Que los hechos o la vida del personaje te conducen, te llevan en volandas y tú construyes imaginativamente en torno a ese hilo conductor.
¿Y la novela-novela?
Que estás solo ante el peligro: la estructura, el enfoque, la historia, los personajes. Eres más libre, pero también estás más desnudo frente a la creación. Luego, cuando el personaje va cristalizando en el relato, es verdad, y él también cobra vida y te va conduciendo.
Rodrigo, el protagonista de su novela, ¿es quizás un “alter ego”, un trasunto de usted mismo?
Si pretende preguntarme si es una novela autobiográfica, pues no, no lo es, como advierto explícitamente al principio. Ahora bien, toda novela nace de las entrañas del autor y está plagada de vivencias propias o ajenas. No se escribe bien, si no se ha sentido de alguna manera lo que se escribe.
Sin embargo, hay algunos rasgos que le identifican: por ejemplo, creo que usted de niño sufrió una tuberculosis ósea, que aún puede apreciarse en su leve cojera actual, y muchos apuntes de infancia y costumbres gaditanas.
Sí, el dolor de mi infancia está muy presente en la novela. Pero la temática familiar no coincide en absoluto con la mía. Afortunadamente mis padres fueron personas excelentes, mientras que los que aparecen en la novela son unos desalmados. También la historia de Silvia, la hermana de la protagonista, y otros muchos elementos son totalmente frutos de la ficción literaria. Las costumbres gaditanas intentan ser reales porque la literatura es el arte de la concreto.
Las peripecias de los personajes que rodean a Rodrigo ¿son aplicables a la vida real actual?
Sí; ahí hay una trasposición a la problemática actual, sobre todo al aislamiento de la clase dominante, a los marginados, inmigrantes, corruptos. Pero especialmente a la soledad del hombre y la mujer de hoy por fracasos amorosos, trabajo, etc. En ese sentido tiene algo de constatación y denuncia. Quiere ser una respuesta a la búsqueda y frustración del hombre actual.
El conjunto su obra es eminentemente confesional, ¿esta no lo es?
Quiero dirigirme a un público más amplio, creyente o no. Aunque sí hay una búsqueda de lo absoluto, la presencia impalpable después de la muerte, la aceptación y superación del dolor junto al encuentro de las raíces cristianas la convierten en un viaje iniciático. Al final uno no puede renunciar sí mismo.
¿A qué viene el componente policíaco? ¿Es un anzuelo para atrapar al lector?
Creo que mantiene la intriga. Pero no es un ardid estrictamente narrativo. En las pesquisas de Rodrigo para esclarecer que le pasó a su hermana Silvia en el accidente de automóvil hay también otros componentes, como una investigación psicológica de quién fue realmente su idealizada hermana y sobre todo una búsqueda sobre sí mismo del propio protagonista.
¿Es el chalé de La Veleta un símbolo del deterioro de la casa común, lo que ha ocurrido a nuestra sociedad actual?
No lo he pensado, la verdad. Pero quizás sí. Siempre brota de la pluma del escritor algo que lleva en el subconsciente y que roza los arquetipos. La Veleta es la casa ideal de vacaciones de una familia feliz, la familia establecida en unos valores que quiebran cuando surge el dolor, la irrupción de la injusticia social, el hedonismo decadente, el poder del placer y el dinero. Silvia es el desgarro entre ambos mundos, y Rodrigo un náufrago que, desde la enfermedad, el desamor y la soledad, intenta sobrevivir y despertar gracias a su encuentro con el mar, símbolo de lo infinito. También el lugar de reconciliación y el perdón, la aceptación de lo que nos libera que es abrazar el presente.
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