Juan María Tellería en Editorial Clie “Teología del Antiguo Testamento”
"Este libro pretende ser el pequeño y agradecido testimonio de fe de un gentil occidental en el Dios de Israel, a quien sea por siempre la gloria”. Juan María Tellería
El autor sostiene un punto intermedio de discurso teológico. No es ni conservador fundamentalista ni un crítico extremo. Conserva lo esencial de la fe teniendo la mirada en los grandes avances de la crítica bíblica
Se centra en el mensaje que los textos mismos tienen y que el redactor o redactores finales quisieron imprimir
Se centra en el mensaje que los textos mismos tienen y que el redactor o redactores finales quisieron imprimir
| Alfonso Pérez Ranchal
“He aquí, pues, nuestra propuesta personal de una teología desde un enfoque, entendemos, puramente protestante reformado y conservador, o si se prefiere, evangélico, en el más puro sentido del término, aunque jamás fundamentalista, intransigente o cerrado a las aportaciones de las ciencias bíblicas de la actualidad, y ni mucho menos anticatólico ni anti-nadie”. Juan María Tellería.
Ante un libro como el presente lo primero que uno se pregunta es si era necesario. Teologías del Antiguo Testamento hay muchas y algunas han marcado un antes y un después. Así ocurre con “Teología del Antiguo Testamento” de von Rad, la que el propio autor reconoce como un clásico. Por tanto, la cuestión esencial a considerar es si estamos ante una propuesta que añade algo o si su enfoque es novedoso en algún sentido.
Desde hace ya tiempo, el discurso teológico suele estar muy polarizado. En un extremo podemos encontrar las posiciones más conservadoras, las casi inamovibles, en donde cualquier variación se considera una traición a la fe tradicional. En el otro, los que defienden que no hay apenas valor en los Escritos Sagrados más allá del humanismo del hombre Jesús. Para los primeros casi que las Escrituras cayeron del cielo, para los segundos son tan humanas que no hay espacio para lo divino.
Juan María Tellería sostiene un punto intermedio. No es ni conservador fundamentalista ni un crítico extremo. Conserva lo esencial de la fe teniendo la mirada en los grandes avances de la crítica bíblica.
Por supuesto, como suele pasar, unos y otros lo calificarán desde sus propias posiciones. Así para los primeros se tratará de un libro que no pocas veces atenta contra la fe tradicional, para los segundos, que en muchas ocasiones es demasiado conservador.
Supongo que esto es lo esperable y que corrobora lo que estamos apuntando. Aquí radica uno de los puntos fuertes de este libro, aunque también debemos señalar algo que suele ser desconocido para el lector de habla castellana: hasta el 1970 no se escribe una teología del Antiguo Testamento en nuestra lengua. Hasta esa fecha tan extremadamente tardía se habían realizado de forma abrumadora por autores alemanes y lo que nos había llegado era precisamente traducciones de esas obras. Lo que teníamos escrito originalmente en nuestra lengua eran reseñas o artículos, pero nada más.
Será el dominico Maximiliano García Cordero quien escribirá “Teología de la Biblia” en tres volúmenes, el primero de los cuales trataba en su totalidad del Antiguo Testamento. Como ya hemos apuntado, verá la luz en 1970.
Tellería nos informa que desde entonces el vacío continua salvo por el libro “El Dios que está. Teología del Antiguo Testamento” de Pablo R. Andiñach que vio la luz en 2014, mientras la presente obra se estaba redactando.
Nuestro autor nos señala algo que a menudo se pasa por lo alto y es que la primera teología del Antiguo Testamento la realiza el Nuevo. Dos son los textos claves para el autor a este respecto y ambos están en el libro de Romanos. El primero en 3:1-2, el segundo en 9:3-5. Desde aquí es que se estructura el pensamiento veterotestamentario en este libro y el mismo está plasmado en su segunda parte con cuatro binomios temáticos.
La primera parte (precedida de un capítulo introductorio) se enfocará en la historia de la teología del Antiguo Testamento siendo las dos últimas divisiones un apéndice a los libros apócrifos o deuterocanónicos y unas páginas finales a modo de conclusión. De esta forma tenemos la siguiente estructura:
Capítulo introductorio
Primera parte: Histora de la Teología del Antiguo Testamento
La edad Antigua
El Medievo
La Reforma
El mundo contemporáneo (1)
El mundo contemporáneo (2)
Segunda parte: El núcleo del pensamiento veterotestamentario
Indicación de metodología
Preámbulo: el Dios de Israel
Adopción y gloria
Los pactos y la ley
Las ordenanzas y las promesas
Los patriarcas y el Mesías
Apéndice: La literatura apócrifa
Apócrifos o deuterocanónicos
Conclusión
¿A dónde nos conduce la teología del Antiguo Testamento?
Bibliografía sucinta
Las teologías del Antiguo Testamento no suelen tener en cuenta al creyente medio o al lector interesado que desea conocer el contenido y pensamiento de los textos veterotestamentarios. Además, a menudo realizan largas y técnicas digresiones, usando notas al pie de página, con lo que la complejidad para la comprensión del lector no habituado o especializado aumenta. Esto puede significar que aquellos lectores que no están medianamente familiarizados pierdan el hilo o que lo más esencial quede tapado por cuestiones de carácter lingüístico, estructurales o hipótesis sobre la formación de un determinado texto o unidad de pensamiento.
En claro contraste el presente libro va enfocado precisamente para ellos. No es que obvie cuestiones técnicas o lingüísticas, pero sabe dosificarlas y explicarlas con la suficiente claridad para que la lectura continúe de forma fluida y todo ello en un contexto en el que el mensaje de los textos sagrados quede claro.
El autor no realiza una labor de demolición y derribo, sino que reconociendo la compleja historia por la que muchos de estos textos han pasado hasta su plasmación por escrito, se centra en el mensaje que los mismos tienen y que el redactor o redactores finales quisieron imprimir.
Juan María Tellería considera, muy acertadamente, que a pesar de las dificultades que existen a la hora de hablar de una teología del Antiguo Testamento, lo que es evidente es que estos escritos sacros por sobre todo son una “Historia de la Salvación”. En sus palabras:
"Precisando un poco más, en su desarrollo y exposición encontramos las líneas generales de una Historia de la Salvación o Heilsgeschichte que solo fue accesible para quienes, dirigidos por el Espíritu de Dios, recogieron, recopilaron y redactaron una serie de tradiciones sacras, no como enseñanza puramente objetiva, sino como kerigma, proclamación de una verdad revelada, supraterrena, de gran profundidad. Los hagiógrafos que escribieron los documentos constitutivos de los libros veterotestamentarios, reflexionaron en realidad sobre los distintos hechos salvíficos operados por Dios a favor de su pueblo y el sentido final de aquella historia, de tal manera que hoy nos ofrecen -en una redacción final que llama la atención por su remarcable unidad en medio de su gran diversidad- una interpretación muy particular de ciertos eventos reales a la luz de la gran verdad de que el Señor sale al encuentro de su pueblo".
Aunque hemos apuntado que el núcleo de lo que es la propuesta de esta Teología se encuentra en la parte segunda, no por ello la primera deja de tener interés. En ella se recoge el acercamiento y profundización a la teología del Antiguo Testamento a través de la historia del cristianismo teniendo un espacio doble las aportaciones que se realizaron en la época contemporánea. Es a ésta a la que el autor le dedica dos capítulos, ya que es aquí en donde se realizan los aportes y las investigaciones más relevantes.
La equilibrada posición de nuestro autor demuestra cómo unos mismos datos pueden ser “leídos” desde una posición y desde la contraria para sacar conclusiones muy distintas. Tellería media entre las dos para tomar lo esencial de ambas y mostrar “su lectura”. Es un hombre de fe por lo que no niega la revelación de Dios en el Antiguo Testamento, pero no esconde las dificultades que se hallan entre sus páginas o los episodios moralmente reprobables.
Estas dificultades y pasajes tan oscuros los entiende y comprende desde las ciencias bíblicas como una clara evolución del pensamiento religioso israelita que posteriormente se recoge en sus tradiciones sagradas. Por ello también puede realizar una lectura tradicional de la historia de este pueblo mostrando que es posible proceder así desde los avances de la crítica bíblica. Viene a llenar un hueco que, como apuntábamos al principio, está polarizado. Un ejemplo de ello nos lo da en la página 616 hablando de los patriarcas:
“Ahora bien, si ninguna prueba arqueológica ha podido ‘demostrar’ la existencia de los patriarcas como tales o la certeza de los hechos descritos en sus ciclos narrativos, tampoco hay ‘pruebas’ alguna que contradiga de forma abierta y patente el testimonio de la tradición recibida”.
Por último, un comentario sobre las pretensiones que el autor manifiesta, lo que pretendía al escribir su libro. Las mismas están al principio de la segunda parte y así nos dice que
“… lo más importante de todo, quede patente constancia de que este trabajo, pensado en principio para los estudiantes de nuestra seminario CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas), y también para cuantos deseen instrucción y disfrute de los grandes temas del Antiguo Testamento, solo pretende ser el pequeño y agradecido testimonio de fe de un gentil occidental en el Dios de Israel, a quien sea por siempre la gloria”.
No hace falta que digamos que estas palabras son de una enorme modestia, ya que por todo lo que hemos apuntado, y otras tantas razones que irá descubriendo el lector, recomendamos este libro sin ningún género de dudas. Si tienes un hueco en tu estantería, no tardes en rellenarlo con este volumen.
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