Pepa Torres, en San Pablo Teología en las periferias
“Lo nuestro, acentúa Pepa, es ser compañeras de vida y no ayudadoras o funcionarias del Reino, ni siquiera para la Iglesia”
“Teología en las periferias”, de Pepa Torres, en San Pablo
¡En menudo lío o follón acaba de meter a no pocos –la mayoría- de los obispos de España –sobre todo a los no todavía claramente “partidarios” del papa Francisco-, Pepa Torres Pérez, la autora del libro con el título de “Teología en las periferias”! Obispos hay, a los que su lectura les provocará un auténtico susto, palabra que académicamente expresa la idea de “impresión generalmente repentina causada por la sorpresa, el miedo o el temor”.
El libro en cuestión está editado por “San Pablo”, con 256 páginas de texto y el subtítulo “De amor político y cuidados en tiempos de incertidumbre”. Pepa Torres Pérez “es religiosa apostólica del Corazón de Jesús, vive en el barrio madrileño de Lavapiés, definido como “un mundo en el que caben muchos mundos”, Es teóloga, educadora social y militante de muchas causas vinculadas a las luchas de las mujeres y los movimientos sociales y en la actualidad profesora del Instituto Superior de Pastoral de Madrid”.. El libro se lo dedica “a su madre, que permanece viva en mí de tantas maneras.
(Para la más correcta interpretación del libro sirve de mucho advertir que “las periferias son lugares y realidades que permiten visualizar la experiencia de quien está más allá de los límites y esa experiencia se convierte entonces en fuente de revelación que muestra otros matices del rostro divino”)
Las calificaciones de Pepa, como mujer, teóloga, profesora de un Instituto tan acreditado y ortodoxo como el Superior de Pastoral de Madrid, con referencias tan fervorosas a política, reivindicaciones, dentro y fuera de la Iglesia, compromisos periféricos, avecindada en un barrio representativamente madrileño como el del “territorio sagrado” de Lavapìés y con tan cristiana y relevante capacidad de inserción- encarnación, diálogo y convivencia con el resto de la vecindad y con quienes sean y esté, garantiza la veracidad de cuanto reflejan las páginas teológícas vividas y adoctrinadas por ella.. Una visión religiosa como esta es explicable que les provoque serias distorsiones y molestias a determinados obispos y a algunos laicos y laicas satélites del catecismo de toda la vida, es decir, de antes del concilio Vaticano II. y de su fiel interpretación “franciscana” por el papa actual.
De entre los sueños eclesiales que prestamente espera Pepa que se hagan realidad, en las pp. 248 y ss., reseña los de que “las mujeres seamos miembros de la Iglesia de pleno derecho; que las interpretaciones de teología y de la Biblia pongan de manifiesto que el Evangelio no puede ser proclamado si no se tiene en cuenta el apostolado de las mujeres; el reconocimiento del discipulado de las mujeres y la teología con perspectiva de género, el diálogo y apertura a los movimientos de liberación de las mujeres y sus “sabidurías” y que la Iglesia respete la libertad y la adultez de mujeres y hombres”.
“Lo nuestro, acentúa Pepa, es ser compañeras de vida y no ayudadoras o funcionarias del Reino, ni siquiera para la Iglesia”.”Jesús, con su vida y sus prácticas, anunció la comunidad de iguales. Por eso, y en memoria suya, no se puede discriminar a las mujeres”.