Krajewski y Steiner presiden funeral por un sintecho que vivía bajo la columnata de San Pedro "En la pobreza, en el casi nada, hay una fraternidad profundamente evangélica", dice el cardenal Steiner tras el funeral de un sintecho en Roma
Steiner mostró el privilegio de poder participar en este momento profundamente festivo, "porque era un signo de que el Reino de Dios, la vida de Dios, está presente donde a menudo pensamos que no lo está"
"La vida de Dios florece también en la muerte. Quienes terminamos teniendo más vida fuimos nosotros los que estuvimos allí"
"En la calle, en todas partes, no hablo, solo miro, escucho, recuerdo, escribo, porque no quiero estar solo en el mundo"
"En la calle, en todas partes, no hablo, solo miro, escucho, recuerdo, escribo, porque no quiero estar solo en el mundo"
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
La Plaza de San Pedro perdió al ángel que indicaba el camino en el mes de agosto. Así se conocía a José Carlos de Sousa, el sintecho brasileño que fue enterrado en Roma el martes 15 de octubre, después que sus familiares no fueran localizados y se respetaron los trámites burocráticos que exigen dos meses de espera. A los voluntarios que lo atendían, solo les pedía cuadernos para escribir poemas, su gran pasión. Otro sueño era visitar Jerusalén, pero como dijo el prefecto del Dicasterio para la Comunicación en la Sala Stampa vaticana, ya está disfrutando de la Jerusalén celestial.
Las personas sin hogar presentes
El funeral, celebrado en la Iglesia de Santa Mónica, junto a la Plaza de San Pedro, donde vivió durante años, fue presidido por el limosnero papal, el cardenal Krajewski, y por el arzobispo de Manaos, el cardenal Steiner, quien, al enterarse por el cardenal polaco del funeral del brasileño, pidió poder acompañarlo, más aún después de conocer cómo vivía el fallecido. El cardenal Steiner definió el funeral como "un momento muy privilegiado, entre otras cosas porque me di cuenta de que en la celebración estaban sus compañeros y compañeras".
El arzobispo de Manaos dijo que "cuando se colocó el ataúd en el coche fúnebre, cada uno de ellos colocó una flor. Nosotros no lo hicimos, pero los compañeros sí. Nos conmueve, nos toca". Ante esto, el cardenal Steiner dijo que "en la pobreza, en el casi nada, hay una fraternidad profundamente evangélica", reafirmando el privilegio de poder participar en este momento profundamente festivo, "porque era un signo de que el Reino de Dios, la vida de Dios, está presente donde a menudo pensamos que no lo está".
La vida de Dios florece incluso en la muerte
"La vida de Dios florece también en la muerte. Quienes terminamos teniendo más vida fuimos nosotros los que estuvimos allí", dijo el cardenal. Recordó que "en Manaos también nos gusta mucho estar cuando enterramos a uno de nuestros hermanos y hermanas que viven en nuestras calles. No solo nos gusta, queremos acompañarlos en este momento", destacando que los que están en la calle también están juntos.
"En la calle, en todas partes, no hablo, solo miro, escucho, recuerdo, escribo, porque no quiero estar solo en el mundo", son las palabras de uno de los poemas de José Carlos, leído al final de la rueda de prensa del 15 de octubre por la subdirectora de la Sala Stampa del Vaticano, Cristiane Murray. Algo que sin duda nos lleva a pensar.
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