Los nuevos caminos del Sínodo para la Amazonía "Diversidades como motivación para conocerse y trabajar juntos”. Superar fronteras para caminar juntos
49 jóvenes y 14 adultos de los vicariatos de San José del Amazonas (Perú), Leticia (Colombia) y la diócesis de Alto Solimões (Brasil), en representación de 12 comunidades, se reunieron en la ciudad de Leticia en busca de proyectos comunes, descubriendo que es posible superar las fronteras físicas, imaginarias y culturales
El encuentro fue un espacio para que los jóvenes conozcan los sueños que tienen, reflexionando juntos sobre sus sueños profesionales, sociales y religiosos, para trabajar sobre las amenazas a estos sueños y descubrir quiénes son los "ladrones de sueños"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Organizado por el Eje Iglesia en Fronteras, de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), se realizó el pasado sábado 14 de agosto el Encuentro de Líderes Juveniles de la Triple Frontera: Brasil, Perú y Colombia.
49 jóvenes y 14 adultos de los vicariatos de San José del Amazonas (Perú), Leticia (Colombia) y la diócesis de Alto Solimões (Brasil), en representación de 12 comunidades, se reunieron en la ciudad de Leticia en busca de proyectos comunes, descubriendo que es posible superar las fronteras físicas, imaginarias y culturales.
A pesar de las dificultades para llegar, en una Amazonía donde las distancias no siempre facilitan la realización de este tipo de encuentros, los jóvenes respondieron a la invitación de los misioneros y misioneras que trabajan en las tres iglesias particulares que el río Amazonas une en esta parte de la Amazonía. Jesuitas, maristas, lasallistas, líderes locales indígenas y no indígenas, diáconos y misioneros laicos y laicas han trabajado juntos para hacer posible esta novedad en el caminar de la Iglesia que navega por los ríos amazónicos.
De hecho, según Verónica Rubí, misionera laica de la diócesis de Alto Solimões, que forma parte de la coordinación del Eje Iglesia en Fronteras de la REPAM, la experiencia, que se realizaba por primera vez, fue muy positiva, y los desafíos de hablar diferentes idiomas (español, portugués, ticuna), de formar parte de diferentes nacionalidades y culturas y de la presencia de jóvenes indígenas (ticuna, yaguas y cocama) y no indígenas, se superaron fácilmente.
Según la misionera, fue un "encuentro de comunión, las diversidades fueron una motivación para conocerse y trabajar juntos". El encuentro comenzó con una mística, a cargo de la comunidad ticuna de Nazaret (Colombia), donde la imagen de María con rasgos indígenas, hecha en madera en la propia comunidad, mostró la importancia de una Iglesia inculturada. El encuentro fue un espacio para que los jóvenes conozcan los sueños que tienen, reflexionando juntos sobre sus sueños profesionales, sociales y religiosos, para trabajar sobre las amenazas a estos sueños y descubrir quiénes son los "ladrones de sueños", que muchas veces atacan los deseos de los jóvenes, según Verónica Rubí.
A lo largo del encuentro, los jóvenes trabajaron sobre los sueños de la Iglesia, presentados por el Papa Francisco en Querida Amazonía. Los participantes expresaron de diferentes maneras lo que es significativo para ellos en estos sueños que aparecen en la exhortación postsinodal del Sínodo para la Amazonía. Pero también pensaron en cómo concretar estos sueños en las diferentes realidades locales que forman parte de la vida de los participantes del encuentro y de las comunidades donde viven su fe. Todo esto llevó a compromisos que se presentaron en un momento de mística.
Este es un paso más en la implementación de las decisiones del Sínodo para la Amazonía, que colocó entre sus propuestas este trabajo que va más allá de las fronteras en la Amazonía, que muchas veces no responden al imaginario de los pueblos que la habitan y son fruto de las decisiones históricas de quienes llegaron de afuera y de diferentes maneras invadieron no sólo el territorio, sino también la vida de los pueblos que lo habitan. Lo importante es que los jóvenes, en la evaluación final, mostraron su deseo de continuar este camino iniciado en el encuentro, una esperanza más de que los sueños, cuando se sueñan juntos, pueden hacerse realidad.