Los participantes de la asamblea sinodal ya tienen en sus manos el primer borrador del documento final, que según comentarios extraoficiales ha provocado diferentes reacciones en los trabajos llevados a cabo dentro de los círculos menores. Muchas de esas voces coinciden en que el documento debe sufrir modificaciones sustanciales.

Monseñor Joaquín Pinzón es obispo de Puerto Leguízamo-Solano, un vicariato de la Amazonía colombiana. Él fue el representante de Colombia en el Consejo Presinodal, por lo que conoce el proceso desde el principio. El obispo colombiano reconoce la dificultad para recoger en el documento las diferentes opiniones de la asamblea, destacando la sinodalidad, “el deseo de trabajar juntos, de no estar cada uno por su cuenta, sino pensar en el territorio, pensar en cómo evangelizar el territorio de manera colegial, de manera sinodal”.

Al mismo tiempo reconoce que “no ha habido dificultad en reflexionar sobre el papel de la mujer con respecto a los ministerios, no ha habido dificultad en reflexionar también en la posibilidad del sacerdocio para algunas personas casadas”, es algo que ha dejado de ser tabú. Por eso, es importante la etapa postsinodal, donde “seguirán consolidándose esos nuevos caminos a los que estamos llamados a buscar y encontrar, para hacer una Iglesia profética en la Amazonía”.

Después de recibir el primer borrador del documento final, ¿podríamos decir que recoge aquello que fue apuntado por los círculos menores en el trabajo de la semana pasada?

Yo creo que el documento manifiesta el parecer de todas las personas que de una u otra manera han hecho su contribución. Una de las cosas que tal vez es de valorar es que intento recoger, por eso tal vez un poquito la dificultad para hacer síntesis. No es fácil tratar de recoger y tener en cuenta lo que cada uno quiso manifestar y contribuir con ello, a la redacción de un texto final.

Uno de los objetivos del Sínodo es buscar nuevos caminos para la Iglesia. Durante las dos primeras semanas del Sínodo se han apuntado algunos nuevos caminos. En esa dimensión de los nuevos caminos, del nuevo rostro de Iglesia, ¿qué aspectos destacaría?

Uno de los aspectos que más destaco en esos nuevos caminos es la sinodalidad, el ambiente que se ha ido creando y la convicción en la que todos los obispos de la Pan Amazonía hemos ido como ganando, es decir, el deseo de trabajar juntos, de no estar cada uno por su cuenta, sino pensar en el territorio, pensar en cómo evangelizar el territorio de manera colegial, de manera sinodal.

Respecto a algunos aspectos que podríamos decir que resultan más llamativos, o incluso más polémicos, como es el tema de resolver la celebración de la Eucaristía en las comunidades, el reconocimiento de los ministerios que ya ejercen las mujeres en muchas comunidades, ¿hasta qué punto usted cree que en ese sentido se puede avanzar?

Lo más importante es que hemos comprendido que la ministerialidad es un don que tiene ya la Iglesia, es un instrumento presente en la Iglesia, y que nos permite ser creativos también a la hora de establecer los servicios que se pueden dar en la Iglesia. ¿Hasta dónde podemos llegar? Yo creo que no ha habido dificultad en reflexionar sobre el papel de la mujer con respecto a los ministerios, no ha habido dificultad en reflexionar también en la posibilidad del sacerdocio para algunas personas casadas.

Yo creo que lo importante es que se está reflexionando y se está profundizando en el tema. No es un tema tabú, sino que es un tema que vale la pena continuar profundizándolo y que deberíamos llegar, pues a algunas cosas más en concreto.

¿Podríamos decir que la asamblea sinodal es un primer paso, un primer puntapié de un proceso postsinodal en el que se espera que se continúe avanzando en esa configuración de una Iglesia con rostro amazónico?

Perfecto, tienes toda la razón. Creo que la pregunta es muy lógica. El Sínodo no lo resuelve todo y no tiene que resolverlo todo, el Sínodo ha iniciado desde el momento en el que el Papa lo ha convocado y el Sínodo ha hecho todo un camino, un camino que no concluye con la asamblea como tal. Es un camino que continúa en todo lo que tiene que ver con la aplicación de esta asamblea. Sin duda, así como habido escucha, diálogo, búsqueda, en la preparación y en la asamblea, pues seguirá habiendo búsqueda y seguirán consolidándose esos nuevos caminos a los que estamos llamados a buscar y encontrar, para hacer una Iglesia profética en la Amazonía.