204 indígenas de Colombia y Brasil participan de encuentro formativo Pastoral Ticuna transfronteriza: avanzando en una Iglesia con rostro amazónico
"Los territorios de circulación tradicional indígena, separados por fronteras nacionales e internacionales, requieren una pastoral transfronteriza capaz de comprender el derecho a la libre circulación de estos pueblos"
Asistieron ministros de la Palabra, Catequistas, Agentes del Diezmo, Jóvenes, coordinadores, Misioneros, Caciques, tanto hombres como mujeres
Se aprobó un calendario pastoral para el año 2022, en el que habrá formación bíblica para los ministerios y sacramentos, así como encuentros en favor de la ecología, la cultura y la lucha contra los problemas de la juventud (alcoholismo, violencia y suicidio...), educando para una feliz sobriedad
Se aprobó un calendario pastoral para el año 2022, en el que habrá formación bíblica para los ministerios y sacramentos, así como encuentros en favor de la ecología, la cultura y la lucha contra los problemas de la juventud (alcoholismo, violencia y suicidio...), educando para una feliz sobriedad
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
El Sínodo para la Amazonía ha ayudado a la Iglesia de la región a tomar conciencia de la necesidad de acompañar la vida de los pueblos que viven en diferentes países. El Documento Final, en su número 13 afirma que "los territorios de circulación tradicional indígena, separados por fronteras nacionales e internacionales, requieren una pastoral transfronteriza capaz de comprender el derecho a la libre circulación de estos pueblos".
Esta pastoral transfronteriza es un compromiso en la Diócesis de Alto Solimões. La parroquia de Belém do Solimões, que acompaña al pueblo ticuna, viene dando pasos para hacer realidad una Iglesia intercultural. Del 4 al 8 de enero de 2022, 204 ticunas de 27 comunidades que forman parte del Vicariato Apostólico de Leticia (Colombia) y de la Diócesis del Alto Solimoes se reunieron para participar en el II Encuentro General de la Pastoral Ticuna, coordinado por los Frailes Menores Capuchinos, las Misioneras de la Inmaculada y los Misioneros de Guadalupe.
El encuentro tuvo lugar en la parroquia de San Francisco de Asís, en la comunidad de Belém do Solimões, dentro de la Tierra Indígena EWARE. Asistieron ministros de la Palabra, Catequistas, Agentes del Diezmo, Jóvenes, coordinadores, Misioneros, Caciques, tanto hombres como mujeres.
A lo largo de 5 días, ha sido un tiempo de intercambio, de escucha de los retos de cada comunidad, de trabajo en grupo y de formación en torno a 4 pilares: Palabra, Pan, Caridad y Acción Misionera. Durante todo el encuentro se valoró la lengua y la cultura ticuna, con instrumentos musicales autóctonos, celebraciones, rosarios y alabanzas todos los días. En la reunión también se reflexionó sobre el Sínodo 2021-2023, que tiene como lema "Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión", enviándose todo lo reflexionado a los obispos de las Diócesis del Alto Solimões, Mons. Adolfo Zon, del Vicariato Apostólico de Leticia, Mons. José de Jesús Quintero Díaz y al Papa Francisco.
Al final del encuentro, las comunidades presentes en el encuentro se comprometieron a asumir una serie de compromisos en 2022, entre otros: celebrar de forma inculturada todos los domingos; catequizar y rezar el Rosario todas las semanas; cuidar mejor la naturaleza (ecología); cuidar a los jóvenes formando grupos y luchando juntos contra el alcoholismo; seguir preparando y enviando más misioneros ticuna para ayudar a las comunidades y parroquias más débiles; rezar más por las vocaciones y organizar mejor la pastoral vocacional ticuna.
Para articular y fortalecer mejor al pueblo católico ticuna a nivel diocesano y transfronterizo, se planificó y aprobó un calendario pastoral para el año 2022, en el que habrá formación bíblica para los ministerios y sacramentos, así como encuentros en favor de la ecología, la cultura y la lucha contra los problemas de la juventud (alcoholismo, violencia y suicidio...), educando para una feliz sobriedad.
La gran participación ha sido motivo de alegría para los organizadores del encuentro, que han vivido este momento como una gran fiesta. Una oportunidad para madurar una Iglesia con rostro indígena y misionero, un reto y una dificultad, pero que poco a poco va dando pasos que ayudan a hacer realidad una de las propuestas del Sínodo para la Amazonía.