Congreso sobre Ecología Integral reúne en Quito a más de 300 participantes Patricia Gualinga: “es muy importante que la Iglesia se vaya comprometiendo profundamente con la conservación de la Amazonía”

Patricia Gualinga: “es muy importante que la Iglesia se vaya comprometiendo profundamente con la conservación de la Amazonía”
Patricia Gualinga: “es muy importante que la Iglesia se vaya comprometiendo profundamente con la conservación de la Amazonía”

La Amazonía es “lugar donde habita Dios, donde pasa Dios todos los días, donde escuchar a Dios en los pueblos originarios y en la naturaleza”

“La Iglesia tiene la enorme responsabilidad también del cuidado de la Casa Común y de la Creación de Dios como lo dice el Génesis”

“La caridad comienza por la Casa Común

Vivimos “un momento de emergencia en la Amazonía”

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El cuidado de la Casa Común es un desafío cada vez más acuciante, que reclama la implicación de todos y, evidentemente, de la Iglesia católica, todavía más a las puertas del Sínodo para la Amazonía. Desde esa perspectiva la Iglesia de Ecuador está reunida los días 12 y 13 de septiembre en el Congreso sobre “Ecología Integral y Sínodo Amazónico, Retos y Desafíos para el Cuidado de la Casa Común en Ecuador”, que se celebra en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en su sede de Quito.

Junto con la entidad que acoge el evento, también forman parte de la organización la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, la Pastoral Social Caritas Ecuador y la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos. El evento cuenta con más de 300 participantes, entre los que se encuentran los obispos de la Amazonía ecuatoriana, que del 6 al 27 de octubre participarán del Sínodo en Roma, así como algunos otros del resto del país, junto con sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas, y representantes de los pueblos originarios.

El objetivo del encuentro ha sido reflexionar y debatir sobre Ecología Integral, Amazonía y otros territorios para escuchar los gritos de la realidad de los pueblos, comunidades y de la madre tierra. Para ello se ha querido escuchar los gritos de la realidad de los pueblos, comunidades y Madre Tierra; visibilizar los procesos en pro del cuidado de la Casa Común y ecología integral; sensibilizar sobre el proceso del Sínodo para la Amazonía; actuar y articularse para fortalecer el tejido social en el territorio en defensa de la Casa Común.

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El mundo es cada vez más consciente de que “estamos en un momento crítico en que la Amazonía necesita el esfuerzo de todos”, como reconoce Patricia Gualinga, una de las grandes líderes de los pueblos indígenas en la Amazonía ecuatoriana. En ese sentido, ella demanda que “la Iglesia tiene la enorme responsabilidad también del cuidado de la Casa Común y de la Creación de Dios como lo dice el Génesis”. En esa perspectiva, “es muy importante que en estos momentos estemos reunidos aquí en Quito, hablando sobre eso y que haya mucha participación de los pueblos indígenas y que la Iglesia se vaya comprometiendo profundamente con la conservación de la Amazonía”, afirma la líder del pueblo Sarayaku.

Estamos viviendo “un kairós, un momento de gracia, de encuentro con Dios, con nosotros mismos, con los pueblos originarios y con la naturaleza”, afirmaba el Cardenal Barreto, vicepresidente de la REPAM, que llamaba a sus hermanos obispos a “vivir la colegialidad episcopal, a estar unidos en el empeño por renovar la Iglesia, unidos as Papa Francisco, a estar dispuestos a servir”, y a todos los presentes y toda la Iglesia, “a vivir la sinodalidad, a caminar juntos para discernir juntos”. Esas palabras del cardenal peruano, para quien los indígenas, “que no tiene despensa”, pueden enseñar al mundo un estilo de vida alternativo, tienen especial fuerza en Ecuador, pues no podemos olvidar que fue en este país, en Puyo, donde en abril de 2013 se plantó la primera semilla de la REPAM y de una conversión a la Amazonía, insistía Barreto.

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Para la Iglesia de Ecuador, este es un “tiempo de zozobra y esperanza”, como reconocía Monseñor Luis Cabrera, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. El primer sentimiento viene de los incendios de las últimas semanas en la Amazonía, provocados por empresas internacionales con el apoyo de los gobiernos, al servicio de los intereses del primer mundo, según el Arzobispo de Guayaquil, que ve en el Sínodo para la Amazonía un signo de esperanza, un evento de primer nivel mundial, una oportunidad para que el mundo conozca la Amazonía. Monseñor Cabrera resaltaba la importancia de una conciencia ecológica que debe comenzar por uno mismo, por la toma de conciencia de nuestras acciones y omisiones.

En esa misma dirección, Monseñor Julio Parrilla, obispo de Riobamba, y Presidente de la Pastoral Social y Caritas Ecuador insistía en que “la caridad comienza por la Casa Común”, y junto con eso que “hay que rezar mucho, pero hay que hacer mucho más que rezar”, pues es necesario que la sociedad se entere de esas situaciones y que se ponga a trabajar ya para que no sea tarde. El obispo se preguntaba cuánto territorio ha entregado el estado ecuatoriano a las transnacionales para la explotación. Por eso, el Sínodo, según él, “marcará retos para el futuro”, siendo un momento en que la Iglesia puede ser “portavoz de los que tienen voz y no se les escucha, también de la naturaleza”.

De hecho, “todavía es posible una vida alternativa”, como reconocía el Padre Rafael González, Presidente de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos, que veía este congreso como oportunidad de “construir una parábola por los más pobres y la Madre Tierra, un horizonte, una construcción de una Casa Común sin muros, sin venenos”. El religioso pedía saber escuchar los clamores de una humanidad que nos interpela, discernimiento para preguntarnos por las causas de fondo, y conversión y un nuevo estilo de vida que detonen cambios. Él veía en el tema del congreso un pretexto para soñar, para construir esperanzas para hoy y para los tiempos venideros.

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Alguien de quien podemos decir que es el gran líder de los indígenas amazónicos, en su condición de coordinador de la COICA, Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, Gregorio Díaz Mirabal, se dirigía con fuerza a los presentes en el auditorio de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, diciendo que vivimos “un momento de emergencia en la Amazonía”, una emergencia moral, de falta de sensibilidad, de falta de respeto a los lugares sagrados de los pueblos. El líder indígena señalaba que estamos en “una Amazonía incendiada y saqueada, pero con lucha y esperanza”.

Díaz Mirabal agradecía expresamente a la REPAM y al Papa Francisco por su cercanía a los pueblos de la Amazonía, desafiando al mundo a “despertar y tocar el corazón y ver qué estamos haciendo por la Amazonía”. Al hablar del Sínodo para la Amazonía, el líder indígena venezolano resaltaba, como ya han señalado otras voces, que “lo más importante es después del Sínodo, qué vamos a hacer después de ese milagro que vamos a vivir en Roma”. Por eso, él ve imprescindible hacer todo lo posible, pues “ese fuego no se puede apagar”. Para ello “tenemos que hacer algo”, citando al Papa Francisco, que siempre insiste en que aquel que va a la Iglesia tiene que hacer algo por el prójimo.

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Eso tiene una importancia todavía mayor en una sociedad indiferente, con gobiernos que cierran las puertas a los indígenas, que dan la espalda a sus luchas, relatando las luchas que los pueblos originarios están llevando a cabo en los lugares de la Amazonía. Díaz Mirabal recordaba la figura de Greta Thunberg, que siendo una adolescente “está enseñando al mundo que hay que hacer algo para que haya futuro”. Al mismo tiempo, recordando el Pacto firmado por diferentes gobiernos de la región la semana pasada en Leticia, Colombia, en el que mostraban disposición a cuidar de la Amazonía, reclamaba que los gobiernos llamen al diálogo a los pueblos indígenas, a quienes se les ignoró en el encuentro.

El Sínodo para la Amazonía es un signo de esperanza, algo que aparece en el Instrumentum Laboris. En paralelo con eso, “somos un signo de esperanza para la Iglesia ecuatoriana”, decía el Padre Gustavo Calderón, provincial de los jesuitas en Ecuador y Vice Canciller de la PUCE, que ve la Amazonía como “lugar donde habita Dios, donde pasa Dios todos los días, donde escuchar a Dios en los pueblos originarios y en la naturaleza”, recordando las palabras de una líder indígena del pueblo Huitoto, a la que una vez escucho decir que “este territorio no es nuestro, es de la generación que viene atrás”.

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