Polémica en torno al Grupo 5 de reflexión Tucho Fernández: Nada impide a las mujeres “ocupar puestos muy importantes en la dirección de las Iglesias”

Tucho Fernández
Tucho Fernández

 “El Santo Padre ha expresado que en este momento la cuestión del diaconado femenino no está madura”

“Para alimentar la reflexión, he pedido que se envíen a mi Dicasterio testimonios de mujeres que dirigen comunidades o desempeñan importantes funciones de autoridad”

A las mujeres miembros de este Sínodo, ha pedido “que ayuden a recoger, explicitar y transmitir al Dicasterio diversas propuestas, que podamos escuchar en su contexto, sobre posibles caminos para la participación de las mujeres en la dirección de la Iglesia”

El pasado viernes los grupos de estudio creados para estudiar algunos temas con relación al Sínodo sobre la Sinodalidad se reunieron con los miembros del Sínodo. La ausencia en la reunió del Grupo del cardenal Víctor Manuel Fernández creó cierto malestar entre los presentes. Una situación que el propio prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe ha aclarado ante los participantes de la XIII Congregación General, realizada en la mañana de este lunes, 21 de octubre.

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El diacono femenino no es una cuestión madura

El cardenal argentino ha iniciado su intervención, a la que la asamblea respondió con aplausos al final de sus palabras, ofreciendo una reunión el jueves a las 16:30. En sus palabras afirmó que “el Santo Padre ha expresado que en este momento la cuestión del diaconado femenino no está madura y ha pedido que no nos detengamos ahora en esta posibilidad”, un camino que sigue y en su día se darán a conocer las conclusiones.

En cambio, ha afirmado Tucho, “el Santo Padre está muy preocupado por el papel de la mujer en la Iglesia”, diciendo que el Papa pide no centrarse en el orden sagrado. El cardenal ha dicho apoyar la postura del pontífice, “porque pensar en el diaconado para unas pocas mujeres no resuelve la cuestión de los millones de mujeres en la Iglesia”.

Pasos no dados

Se ha referido a pasos no dados, como el apoyo al ministerio de catequista por algunas conferencias episcopales, sobre todo la dimensión que habla de “los catequistas que apoyan a las comunidades en ausencia de sacerdotes, mujeres que están a cargo, lideran comunidades y desempeñan diferentes funciones”, que recoge Querida Amazonía. Una propuesta que considera posible, “porque el Papa había explicado en sus documentos que el poder sacerdotal vinculado a los sacramentos, no se expresa necesariamente como poder o autoridad, y que hay formas de autoridad que no requieren las órdenes sagradas”.

Igualmente habló de la poca concesión del acolitado a mujeres, con sacerdotes “que no quieren presentar mujeres al obispo para este ministerio”. Lo mismo ha dicho en cuanto al diaconado permanente, no asumido en todas las diócesis y que muchas veces no pasan de monaguillos. Desde esos ejemplos ha querido justificar que “apresurarse a pedir la ordenación de diáconos mujeres no es hoy en día la respuesta más importante para promover a las mujeres.

Por ello, “para alimentar la reflexión, he pedido que se envíen a mi Dicasterio testimonios de mujeres que dirigen comunidades o desempeñan importantes funciones de autoridad. No porque se hayan impuesto a las comunidades, o como resultado de un estudio, sino porque han adquirido esta autoridad bajo el impulso del Espíritu en respuesta a una necesidad del pueblo. La realidad es superior a la idea”, subrayó el prefecto.

Mujeres en la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal

Ayuda a las mujeres del Sínodo

A las mujeres miembros de este Sínodo, ha pedido “que ayuden a recoger, explicitar y transmitir al Dicasterio diversas propuestas, que podamos escuchar en su contexto, sobre posibles caminos para la participación de las mujeres en la dirección de la Iglesia”, diciendo esperar propuestas y reflexiones, algo dispuesto a hacer el próximo jueves, cuando explicará los pasos que se están dando.

Finalmente ha mostrado su convencimiento de “avanzar paso a paso, y llegar a cosas muy concretas, para que podamos entender que no hay nada en la naturaleza de las mujeres que les impida ocupar puestos muy importantes en la dirección de las Iglesias”. Eso porque, “lo que verdaderamente viene del Espíritu Santo no se puede detener.

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