La memoria peligrosa de Francisco de Asís Marcelo Barros: "El Evangelio es una forma de vivir en oposición a los valores de un mundo sin amor"
"Desde el siglo XIII hasta hoy, Francisco de Asís siempre ha impresionado a creyentes y no creyentes porque, en su forma de ser y vivir, encarnó radicalmente el Evangelio de Jesús"
"Al proponer un encuentro con jóvenes economistas sobre la economía de Francisco y Clara, el Papa deja claro que considera a Francisco como un creador de energías y procesos dinámicos que influyen y preparan la construcción de nuevas formas de organizar la sociedad"
Este domingo, en la fiesta de San Francisco de Asís, el Papa Francisco quiso ir a la colina de la que, hace más de 800 años, partió el movimiento franciscano. Allí firmó una encíclica dirigida a todos los seres humanos. En su carta Todos somos hermanos y hermanas, el Papa deja claro que la vocación fundamental de las Iglesias y comunidades cristianas es "reunir en la unidad a todos los hijos e hijas de Dios esparcidos por el mundo" (cf. Jn 11,52).
Desde el siglo XIII hasta hoy, Francisco de Asís siempre ha impresionado a creyentes y no creyentes porque, en su forma de ser y vivir, encarnó radicalmente el Evangelio de Jesús. En ese momento, en el que la Iglesia se había convertido en un poder junto a otros, en una sociedad profundamente desigual e injusta. Francisco reveló que el evangelio no es sólo religioso. Es una forma de vivir en oposición a los valores de un mundo sin amor. Para Francisco, el evangelio significaba encontrar a Cristo en la gente más pobre y dar testimonio del amor divino por toda la humanidad, sin importar su raza, cultura o religión. Llamó incluso a los animales y a los elementos de la naturaleza hermanos y hermanas.
Al proponer un encuentro con jóvenes economistas sobre la economía de Francisco y Clara, el Papa deja claro que considera a Francisco como un creador de energías y procesos dinámicos que influyen y preparan la construcción de nuevas formas de vivir, de creer y de organizar la sociedad. Desde que San Francisco estableció su movimiento laico, ha exigido a todos los miembros un voto: no poseer o llevar ningún tipo de arma. La historia nos dice que esta opción franciscana provocó en los siglos siguientes una cierta crisis de falta de combatientes en algunas regiones de Europa. Hoy en día Brasil se transforma en una patria armada, como dice Gregory Duvivier.
El santo de Asís es también una referencia de un nuevo estilo de convivencia en la sociedad y en las iglesias. Fue a partir de San Francisco que las órdenes religiosas aprendieron a hacer capítulos, reuniones en las que la comunidad asume la cabeza (caput), la dirección común y tiene la máxima autoridad. Los ministerios se convierten en verdaderos servicios y de carácter temporal y ya no vitalicio como en las antiguas Órdenes. De ahí la noción de sinodalidad, caminando juntos. En línea con el Santo de Asís, el Papa Francisco insiste en que esta debe ser la forma normal de la Iglesia y elige la sinodalidad como tema del próximo Sínodo que, cada vez más, se convierte no sólo en el de los obispos sino de toda la Iglesia. En la realidad de nuestras diócesis y parroquias, todavía hay muchos obispos y sacerdotes que no saben de qué se trata. Se comportan más como representantes de una institución sagrada que como testigos de la buena nueva que Dios inspira al mundo entero una nueva forma de ser. En su época, San Francisco tuvo grandes dificultades para ser comprendido por sus propios hermanos y hermanas y, en un momento de su vida, fue considerado por muchos como un santo, pero irreal y de alguna manera superado. Como nunca antes le ocurrió a ningún otro Papa, hoy en día, las oposiciones y los ataques al Papa Francisco surgen claramente en medio de la propia jerarquía romana y en medio del clero católico.
En su mensaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas con motivo del 75º aniversario, el Papa Francisco insistió en guiar la forma en que la humanidad puede organizar la vida después de esta pandemia. Su mensaje recoge gran parte del mensaje de San Francisco al insistir en que sólo cuidando a los más pobres y vulnerables se puede construir un futuro digno para la tierra. A diferencia del gobernante brasileño que negó la destrucción de la Amazonia, el Papa denunció el incumplimiento de los acuerdos relativos a la Ecología y pidió la protección de la Tierra, la casa común de la humanidad y la vida de todos sus habitantes.