El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño se prepara para la realización de una serie de encuentros regionales de carácter eclesial en 2025. Así lo anunció Mons. Lizardo Estrada durante su intervención ante los miembros de la asamblea del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) reunidos del 25 al 29 de noviembre en San Salvador.

Agradeciendo el testimonio profético de colegialidad, comunión y servicio, que caracteriza al organismo centroamericano, el secretario general del Celam afirmó que “están empeñados en avanzar en la profundización de la corresponsabilidad eclesial en nuestras regiones, por eso están organizando los Encuentros Regionales de carácter eclesial para 2025”. Se trata de cuatro encuentros regionales eclesiales cuya metodología está inspirada en la pedagogía de Jesús para con los peregrinos de Emaús. El objetivo es promover la comunión episcopal, la sinodalidad eclesial y la coordinación pastoral, ofreciendo un espacio para la elaboración de iniciativas pastorales que impulsen el liderazgo de cada región.

De acuerdo con la programación, el primer encuentro se desarrollará del 24 al 28 de febrero en San José de Costa Rica y reunirá a los países de la región CAMEX, es decir, la que se encuentra constituida por los países de Centroamérica y México, lo que dará paso al itinerario de los encuentros dirigidos a las otras regiones. Así del 10 al 14 de marzo se reunirán los países bolivarianos, del 17 al 21 de marzo los que hacen parte de la región Caribe y del 24 al 28 de marzo los países ubicados en la región del cono sur.

Equipos multidisciplinarios

“En estos encuentros esperamos reunir a cinco representantes de cada Conferencia Episcopal, para trabajar en el establecimiento de caminos de comunión eclesial concreta entre los países de la región y de cara a la misión del Consejo Episcopal”. La propuesta es que a los encuentros asistan los secretarios generales y adjuntos de los episcopados de los diferentes países y otros tres integrantes pertenecientes a los equipos de los episcopados, cuyo rol tenga incidencia en las actividades de la Conferencia Episcopal y la Iglesia local.

Igualmente, Estrada explicó que “esta es una tarea que han emprendido alineada con el proceso vivido en los últimos años, que hace posible no sólo la renovación y reestructuración del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, sino que los lleva a poner todas sus fuerzas al servicio de una revitalización pastoral en el continente que permita avanzar en la tarea de evangelización en medio de nuestras realidades, pero siempre caminando juntos”. Una noticia que el representante del Celam compartió en el nuevo aniversario del Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) por lo que invitó a sus integrantes a dar un paso más en orden a la misión.

Circunstancia que sirvió para recordar al beato Eduardo Pironio, quien fuera secretario general y presidente del Celam y al que recuerdan por su invitación constante para asumir la “urgencia ineludible de una participación efectiva de los obispos en la tarea del Celam, porque se trata de una interpretación salvífica de la situación del continente, una búsqueda evangélica de las exigencias del Espíritu, relacionada con la planificación de la actividad pastoral de la Iglesia”.

Ampliar el horizonte

Reflexión que sintetiza en gran parte el pensamiento del beato Pironio sobre la importancia de la acción pastoral de organismos como el Celam y el Sedac que han de trabajar para “dilatar los horizontes de la Iglesia particular, abriéndola a la comunión fecunda de la Iglesia universal”, siendo conscientes de que existe “el peligro de asfixiar el dinamismo de la Iglesia particular si se cierra excesivamente en su problemática específica e inmediata, por lo que hace falta respirar un clima eclesial más amplio, incluso para no dejarse aplastar por las dificultades locales”.

En esta línea el obispo auxiliar de Cusco reiteró su agradecimiento a los prelados centroamericanos por todo lo que enseñan desde el Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) y los alentó a seguir más allá, siempre dando respuesta a las exigencias de los signos de los tiempos: “servir a todo el santo pueblo de Dios, servir también a todas nuestras comunidades nacionales, donde la Iglesia debe seguir llevando la Palabra de Dios, siempre en comunión eclesial y en servicio pastoral”.

Una intención que desde lo espiritual el obispo peruano presentó a la Virgen abogando para que ella cuide su tarea y que Dios bendiga las actividades que cada una de las comunidades y ellos adelantan para afirmar su presencia en medio de nuestros pueblos.