Abrid las puertas a Cristo

Abrid
En el umbral del tercer milenio san Juan Pablo II invitaba a los fieles a abrir las puertas a Cristo. Todos los cristianos convencidos, intentaron abrir las puertas de su corazón al Redentor para que él fuera el dueño y señor de sus personas. El entró e hizo su trabajo de purificación y reforzamiento de su fe.

Se inició este acontecimiento con la apertura de la puerta santa en San Pedro de Roma por el papa. Había comenzado el jubileo del año 2000, año de gracia y perdón, año de júbilo que es lo que significa jubileo. Júbilo interior porque en él celebramos el inicio de nuestra redención por el nacimiento de Jesús, pero también júbilo exterior, ya que la venida de Dios es también un suceso exterior, visible, audible y tangible, como lo recuerda San Juan (Cf. 1 Jn 1,1). Esto indica que la Iglesia se alegra por la salvación traída por Jesucristo.

Al cabo de 14 años, actualmente el papa Francisco nos invita a salir fuera, a no quedarnos encerrados en nosotros mismos sino ir a la periferia para proclamar nuestra fe, para decir a todos los hombres que Dios es un Dios de infinita misericordia. Esto lo podremos realizar si hemos dejado que el Jesús que teníamos que dejar entrar en nuestro corazón, en el jubileo del 2000, lo dejamos entrar y cumplir su misión redentora en cada uno de nosotros, así purificados y fortalecidos por su acción, podremos proclamar la bondad y misericordia de este Dios Padre que nos ama sin límites, tendremos la experiencia personal de su acción misericordiosa y nuestro convencimiento será la mejor prenda para hablar a los demás de su bondad sin límites. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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