Si hay algo que hoy en día nos hace perder la paciencia rápidamente es cuando estamos haciendo algo vía internet y éste nos falla. Tan acostumbrados a utilizarlo, a que nos funcione rápidamente el wifi, cuando falla parece que sucede algo más que la simple falta de conexión, sin duda, que nos falta paciencia, cuando “todo” nos tiene que funcionar como queremos, cuando queremos, etc. Quizás esa situación nos muestre nuestra poca paciencia, así como otras muchas de las que seguramente somos conocedores y quizás no caemos en la cuenta de ello.

Al orar “Tu me salvas”, me hizo pensar en quien siempre y pasemos por las situaciones que pasemos, nos va a tener paciencia, va a estar siempre ahí, quizás en el silencio o en el ruido pero a nuestro lado para susurrarnos: “Yo creo en ti, siempre a tu lado”. Sí, ahí está Dios en nuestras cegueras dándonos su luz, abriéndonos los ojos y dándonos alas para ir más allá. Hoy salgo a tu encuentro y te pido: “Señor, tenme paciencia” y ¡Gracias por tu paciencia! e invoco la presencia del Espíritu Santo para iluminar las huellas del camino “Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo;…Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento… Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno”.

TU ME SALVAS

No te cansas de mí, aunque a ratos ni yo mismo me soporto.

No te rindes, aunque tanto me alejo, te ignoro, me pierdo. No desistes, que yo soy necio, pero tú eres tenaz.

No te desentiendes de mí, porque tu amor puede más que los motivos

Tenme paciencia, tú que no desesperas, que al creer en mí me abres los ojos y las alas… 

(Jose M.R. Olaizola).