El último “whatsapp”... En el silencio
“Su fama se difundía, de suerte que una gran multitud acudía a escucharlo y a sanarse de sus enfermedades. Pero él se retiraba a lugares solitarios para orar” (Lc 5, 15-16)
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
Desde que suena el despertador en la mañana y aunque hay días que cuesta, ya nos activamos. A lo largo de la jornada, continuamente estamos en relación con los otros, por trabajo, estudios, en casa, etc.… e incluso jornadas en que acabamos bien cansados y con ganas de tener esos momentos de paz, de descanso, de bajar el ritmo y respirar de otra manera y bien necesario que se hace. Cada uno tendrá su manera para desconectar, para descansar, quizás solo o acompañado.
Un momento que gozo y da aire al alma, “el regalo de cada día”, es al llegar la noche, cuando se hace el silencio, cuando dejo de estar conectada e intento estar más disponible para acercarme de otra manera a Dios, hay otra cercanía. Se necesitan de esos tiempos para también retirarnos y orar. “Su fama se difundía, de suerte que una gran multitud acudía a escucharlo y a sanarse de sus enfermedades. Pero él se retiraba a lugares solitarios para orar” (Lc 5, 15-16).
Contarle a Dios de nuestra vida, de cómo estamos, con nuestras inquietudes, dificultades; es sencillamente presentarle lo que somos, vamos viviendo e intentar hacerlo contando con Él o más bien que Él cuente para nosotros en nuestra vida. Quizás podría ser ese último “whatsapp” que miramos, el encuentro con Él cada día. Tiempo gratuito para compartir con Jesús.