Tres años después de su puesta en marcha, el proceso alemán entra en una fase decisiva ¿Puede ir más allá el Camino Sinodal alemán tras las 'líneas rojas' marcadas por el Vaticano?
Tres años después de su puesta en marcha, el Camino Sinodal alemán parece haber entrado en una vía lenta, después de la visita ad limita de los obispos germanos a mediados de noviembre, en donde sus postulados recibieron prácticamente una enmienda a la totalidad
Aunque a su regreso un par de obispos pidieron “repensar el modelo”, la mayoría quiere seguir adelante, aunque con calma, pues se sienten respaldados, aunque habría que añadir que también urgidos por los doscientos delegados de laicos, sacerdotes y religiosos que participan en este revolucionario proceso de escucha y deliberación
"A pesar de todas las críticas, los obispos alemanes quieren continuar el Camino Sinodal junto con los representantes de los laicos y reunirse en marzo en Fráncfort por quinta y, por el momento, última vez"
"A pesar de todas las críticas, los obispos alemanes quieren continuar el Camino Sinodal junto con los representantes de los laicos y reunirse en marzo en Fráncfort por quinta y, por el momento, última vez"
Tres años después de su puesta en marcha, el Camino Sinodal alemán, y a la espera de su decisiva quinta y, por el momento, última asamblea sinodal el próximo mes de marzo, parece haber entrado en una vía lenta, después de la visita ad limita de los obispos germanos a mediados de noviembre, en donde sus postulados recibieron prácticamente una enmienda a la totalidad tras sus encuentros con los prefectos Ladaria y Ouellet, de Doctrina de la Fe y Obispos, respectivamente.
Aunque a su regreso un par de obispos pidieron “repensar el modelo”, la mayoría quiere seguir adelante, aunque con calma, pues se sienten respaldados, aunque habría que añadir que también urgidos por los doscientos delegados de laicos, sacerdotes y religiosos que participan en este revolucionario proceso de escucha y deliberación.
Tienen también el peso de una Iglesia muy poderosa en todos los órdenes, una máquina bien engrasada y con recursos económicos, generalmente muy respetada por la clase política, a pesar del escándalo de los abusos, y lo que es más importate, con una apoyatura teológica que abre caminos, hoy como ayer, muy por delante de las de otras naciones, invitando a repensar, a la luz de las nuevas investigaciones una nueva forma de ser y hacer Iglesia en este tercer milenio, y acogiendo con agrado los aires reformistas del papa Francisco.
"Queremos ser una Iglesia que escucha"
Todo comenzó a raíz del estudio MHG publicado en 2018 y sus encuestas sobre los casos de abusos sexuales en la Iglesia católica en Alemania. Al año siguiente, tras su plenaria de marzo, los obispos, ante la pérdida de confianza y la exigencia de reformas por parte del conjunto de la Iglesia, especialmente los fieles, decidieron emprender un "camino sinodal vinculante como Iglesia en Alemania, que permite un debate estructurado y se desarrolla en un plazo acordado", según señala el portal Katholisch. "Queremos ser una iglesia que escucha. Necesitamos el consejo de gente de fuera de la iglesia", decía el entonces residente del Episcopado germano, cardenal Reinhard Marx.
Tan solo unos meses después, el 29 de junio, el papa Francisco escribió su carta "Al pueblo de Dios peregrino en Alemania", que fue acogida por unos “como un estímulo para el Camino Sinodal, mientras que entendieron que era “una señal de alto” los que se mostraban críticos con el proyecto del Camino Sinodal.
Primeras señales de alarma en el Vaticano
Más tarde, en septiembre de 2019, el Vaticano empezó a dar las primeras señales de alarma. Tras un dictamen del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos sobre el material y metodología enviada a Roma, el cardenal Marx recibió una carta del presidente de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, en la que se mostraba su renuencia al procedimiento de votación previsto en las asambleas sinodales, dado que, según Roma, “son los obispos quienes deben decidir”.
Sin embargo, el 21 de julio de 2022, la Santa Sede fue más expeditiva y, en una carta que el Papa se vio obligado a explicar que había sido “redactada en la Secretaría de Estado del Vaticano", se advertía que el Camino Sinodal "no estaba autorizado" a comprometer a los obispos y a los fieles "en la adopción de nuevas formas de gobierno y de nuevas orientaciones doctrinales y morales", señala el digital germano.
Con ese panorama llegaron los obispos alemanes a Roma para su visita ad limina. Con eso y con un mandato claro de la cuarta asamblea sinodal, celebrada en septiembre, y en donde estuvo a punto de descarrilar el Camino Sinodal debido a la tensión generada por la utilización de los obispos del voto de veto, con el que echaron atrás el informe sobre la moral sexual, uno de los más avanzados y, por ello, más controvertidos.
"Cisma latente"
Un “punto culminante” en este proceso fue el de la visita ad limina y los encuentros con los prefectos citados, reunión en la que no participó Francisco, aunque sí tuvo un encuentro con los pastores el día anterior. De aquellas conversaciones con Ladaria y Ouellet, lleno de críticas por parte de ambos prefectos, ha quedado la sensación de “cisma latente” y en donde el propio prefecto de los Obispos ”incluso propuso una moratoria del Camino Sinodal, que, sin embargo, fue aparentemente rechazada casi por unanimidad por los obispos alemanes”.
Ahora se abre un tiempo de espera y reflexión. A la espera de la quinta asamblea sinodal, que se celebrará el próximo mes de marzo, y antes las fuertes críticas que recibieron en el Vaticano, “cabe preguntarse cómo puede ir más allá el Camino Sinodal, ya que el Vaticano ha vuelto a marcar sus 'líneas rojas' sobre las demandas centrales de los laicos y los obispos y ha subrayado lo que no es negociable, como la ordenación de mujeres al sacerdocio”.
La fuerza del laicado alemán
Y frente a estas líneas rojas vaticanas, los obispos alemanes, al menos la mayoría, se siente impelido a tomarse en serio las reclamaciones del Camino Sinodal, sobre todos de los laicos, que han tomado mucha fuerza y que van del brazo con la vida religiosa y no pocos sacerdotes.
Por eso, como señala Katholisch, “a pesar de todas las críticas, los obispos alemanes quieren continuar el Camino Sinodal junto con los representantes de los laicos y reunirse en marzo en Fráncfort por quinta y, por el momento, última vez. Debido a las limitaciones de tiempo, no será posible debatir y negociar todas las propuestas de reforma. Sin embargo, ya se ha decidido la creación de un Consejo Sinodal para seguir desarrollando las iniciativas, a pesar de una declaración crítica del Vaticano en verano”. ¿Un alto en el camino?
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