Seis meses sabáticos. Una 'Cuaresma' para el cardenal Woelki, que ayer abandonó su cargo al frente de la diócesis de Colonia, que se prolongará hasta el Miércoles de Ceniza, y en el que reflexionará sobre su futuro y sobre las polémicas actuaciones que han provocado la ira de las víctimas de abusos sexuales en el país.
"En primer lugar, haré un retiro de 30 días, que es también una de las razones por las que pedí al Santo Padre este tiempo de descanso", señaló el prelado en Domradio.de. Después, apuntó, viajará a otros países, seguramente a los Países Bajos, para "tener otra visión de muchas cosas, eso es lo que deseo".
"Ya lo saben: mi corazón late por los proyectos sociales" añadió Woelki, recordando su trabajo con refugiados, sin techo y desfavorecidos. "Ahí es donde está mi corazón, con la gente necesitada y en los márgenes sociales".
Pausa, renovación y reconciliación
Pero, fundamentalmente, el retiro de Woelki servirá para pensar sobre su misión, y sobre el futuro de la Iglesia de Colonia, después de que el Papa le pidiera "un tiempo de pausa, de renovación y de reconciliación para el arzobispo, así como para toda la archidiócesis", dijo el cardenal.
"Quiero seguir participando en el futuro, escuchar, aprender, apoyar y ayudar, ser un pastor", sostuvo Woelki, quien admitió que la prioridad en estos meses será "el descanso, la oración y la entrega a Dios". ¿Qué diócesis encontrará a su vuelta? Una muy distinta. Uno de sus auxiliarse ha sido enviado a Kenia, mientras que otro, Rolf Steinhäuser, dirigirá la archidiócesis hasta su regreso. Porque... ¿regresará Woelki?
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