Las religiosas patrullan las estaciones de tren en la India para interceptar a los menores Hermanas de la Caridad y de la Cruz, en primera línea contra la trata
En 2012, las Hermanas de la Caridad y de la Cruz de la India aceptaron el reto de adentrarse directamente en la difícil situación de las víctimas de la trata, y ahora participan en proyectos contra este delito en toda la India
| Hna. Margaret Sunita Minj
(Vatican News).- “El reino de Dios es un reino de derechos humanos, justicia, igualdad, dignidad, compasión y paz para todos. Hoy estamos llamados a construir su reino en particular para ‘liberar a los oprimidos y llevar la buena nueva a los pobres’ (cf. Lc 4,18). En este mundo de trágicos y complejos abusos contra mujeres y niños, especialmente de las clases más vulnerables, esta actividad criminal es una obscena afrenta a su dignidad y sus derechos”.
Por ello, en 2008, el Capítulo General de la Congregación de las Hermanas de la Caridad y de la Cruz abordó la cuestión de la trata de personas, con especial atención a la trata de niñas y mujeres. Los delegados presentes en el Capítulo estudiaron juntos el tema y buscaron formas de contrarrestar esta esclavitud moderna y grave violación de los derechos humanos. Así, para coordinar las actividades de la congregación, crearon un comité en la casa generalicia de Ingenbohl (Suiza), de donde es originaria la congregación.
Los primeros pasos en la India
Más tarde, el Congreso de Superiores Provinciales y Vicariatos —celebrado en la India en 2012— sugirió que hiciéramos algo juntos. “El llamamiento del Papa Francisco a aunar esfuerzos para acabar con este delito nos ha reforzado aún más en nuestro compromiso como congregación”, afirma sor Regina. “Al estudiar el fenómeno de la trata de personas, que tiene una dimensión verdaderamente inmensa, surgió naturalmente la pregunta sobre nuestro papel en la prevención de una red de delincuencia organizada tan extensa y masiva. Como en realidad sólo somos un grupo pequeño, sabíamos que teníamos que unir fuerzas con otros grupos que ya trabajan en este campo”.
Mientras tanto, lo primero que había que hacer parecía ser encontrar una sede común en Delhi que pudiera acoger a varios miembros de las numerosas provincias de la India. En Delhi también hay muchas ONG que trabajan a distintos niveles: prevención, alejamiento, rehabilitación, reinserción... En 2017, las hermanas empezaron a trabajar junto con algunas ONG bajo la dirección de una coordinación nacional.
Un niño a la vez
Junto con estas ONG, las hermanas patrullan las estaciones de ferrocarril de Nueva Delhi y Anand Vihar para interceptar a los niños: “Desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, patrullamos las estaciones de dos en dos en busca de niños”, explica la Hermana Regina. “Algunos se han escapado de casa por las razones más diversas; otros son comprados por traficantes para el trabajo infantil, para la mendicidad o incluso para el comercio de órganos. A las jóvenes se las seduce para que vengan a la ciudad con falsas promesas de un buen trabajo o matrimonio. Algunas adolescentes se escapan de casa y vienen a la ciudad con el sueño de un matrimonio feliz, y llegan con poco o ningún dinero”.
“Conocemos las señales particulares por las que identificar a estos niños y por eso nos acercamos a ellos con amabilidad e iniciamos una conversación con ellos”, prosigue la Hermana Regina. “Intentamos ganarnos su confianza y que nos cuenten detalles sobre sus movimientos e información sobre sus padres. Conseguir que nos cuenten su historia, la verdadera, requiere mucho tiempo y paciencia. Les damos consejos y les concienciamos de la importancia del tráfico de menores. Luego hablamos con los padres para saber si conocen los movimientos del niño. Si descubrimos que viven en la ciudad o en las afueras, denunciamos a los niños directamente a los padres. Si no, los registramos en la comisaría, solicitamos un examen médico y los colocamos en hogares de acogida hasta que hayamos localizado a la familia. Para nosotros es una gran alegría y satisfacción ver a los niños reunidos con sus familias. La mayoría de los padres rompen a llorar cuando les damos la buena noticia de que su hijo está a salvo con nosotros”.
Desde 2016, la hermana Rajni dirige el centro de rehabilitación Holy Cross Asha Niwas en Majhatoli, Jharkhand. Las hermanas imparten programas de sensibilización a estudiantes y otros grupos sobre el tema de las consecuencias de la migración y la trata de seres humanos. En seis años, han llevado a cabo 150 programas. Con las visitas a domicilio, las hermanas pueden hacerse una idea del número de personas que han emigrado a la zona. “En el proceso de migración, muchas personas se convierten en víctimas de la trata de seres humanos y no pueden volver a casa durante muchos años. Hay padres que se ponen en contacto con nosotras porque les ayudamos a buscar a sus hijas para que puedan traerlas a casa”, dice la hermana Rajni.
El Centro de Rehabilitación de Majhatoli, Jharkhand
Como alternativa al regreso a casa, las hermanas ofrecen alojamiento a las niñas para que aprendan corte y confección y otras actividades generadoras de ingresos, como el cultivo de setas y la fabricación de velas. “Alojándose con nosotras recuperan la confianza en sí mismas y, cuando la familia está dispuesta a aceptarlas, las enviamos a casa”, prosigue la Hermana Rajni.
Actividades de lucha contra la trata
Junto con otras hermanas, Sor Teresa Dorjee trabaja con chicas analfabetas y abandonadas, pero también con algunas chicas con estudios que proceden “de las plantaciones de té y de las colinas”, explica Sor Teresa. “Trabajamos sobre todo en la prevención, tratando de identificar a las chicas pobres que, tras terminar la enseñanza secundaria o incluso los estudios universitarios, acaban en casa y son especialmente vulnerables. De hecho, están en el punto de mira de los traficantes, que les prometen un buen trabajo en las grandes ciudades. Y como estas chicas no tienen la posibilidad de recibir formación profesional y encontrar así un trabajo adecuado, es fácil que se dejen tentar por falsas promesas”.
Por ello, las Hermanas ofrecen ayuda económica para que estas chicas puedan asistir a cursos de formación profesional que puedan desembocar en un empleo remunerado para ellas y sus familias. Existen también otros casos mucho más complejos, que también requieren iniciativas más específicas que no excluyen la intervención de la policía local, la visita y el asesoramiento a las familias de las víctimas y la mediación. Sin embargo, es bien sabido en la zona que si una joven o una niña se encuentra en dificultades, las hermanas intentarán ayudarlas en todo lo que puedan.
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