El arzobispo de Luxemburgo destaca el magisterio de Bergoglio Hollerich: "Despertando la sinodalidad, Francisco nos ha legado una Iglesia viva"

El cardenal arzobispo de Luxemburgo, relator general del Sínodo, se detiene en la figura y el pontificado de Francisco, al que recuerda como un hombre evangélico, abierto a los demás y cercano en la oración a Jesús
| Olivier Bonnel y Benedetta Capelli
(Vatican News).- La sinodalidad como experiencia constructiva, abierta y dialogante: éste es el aspecto que el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator del sínodo, ha expresado repetidamente en el pasado al hablar de la asamblea sinodal. A esto se refiere cuando da su propio recuerdo del Papa, fallecido el lunes de Pascua, 21 de abril de 2025, a la edad de 88 años, a los medios de comunicación vaticanos.
"Estaba en la cárcel de Luxemburgo -relata el cardenal- para celebrar la misa y no podía llevar conmigo el teléfono móvil. Sólo me enteré de la muerte del Papa Francisco después de la celebración, pero en los días anteriores, sobre todo en la misa de Pascua, a menudo dirigía mis pensamientos hacia él. Pensaba en la Resurrección y luego llegó la noticia de su muerte". Una muerte, explica el cardenal Hollerich, que "es un anuncio del Evangelio".
La herencia dejada
El Arzobispo de Luxemburgo cuenta que conoció al Papa Francisco hace unos diez días, "cuando pude visitarle, su sufrimiento me hizo pensar en Jesús".
Una Iglesia viva
Pensando en el legado del Papa, el cardenal destaca el valor de la sinodalidad que Francisco ha transmitido a la Iglesia. "El Papa siempre ha apoyado los pasos que hemos dado en el Sínodo. Cuando el cardenal Mario Grech (secretario general del Sínodo, ed.) y yo acudíamos a él cada mes para prepararlo, siempre nos animaba a seguir adelante".
Hollerich subrayó a continuación que, incluso estando hospitalizado en el Policlínico Gemelli, Francisco aprobó el inicio de un itinerario que llevará a una asamblea en 2028, consolidando lo realizado hasta entonces, sin convocar un nuevo Sínodo.
"Este gesto para mí es como un testamento del Papa, es su legado, y nos dice que continuemos en el camino sinodal, para que la Iglesia sea una Iglesia viva, una Iglesia misionera en este tiempo de cambio".