Las 1.680 denuncias denuncias afectan a clérigos, sacerdotes y monjas La Iglesia católica neozelandesa confiesa, avergonzada, abusos de dimensiones "horrorosas" contra menores
Los datos forman parte de un informe preparado por la Iglesia Católica de Nueva Zelanda para la Comisión gubernamental conformada en 2018 por la primera ministra, Jacinda Ardern
El cardenal John Dew, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nueva Zelanda, dijo en un comunicado que estas estadísticas son "horrorosas" y suponen "algo de lo que estamos profundamente avergonzados"
La organización religiosa apuntó que casi la mitad de las 1.680 denuncias, realizadas por 1.122 personas, implicaban un daño sexual perpetrado principalmente en instalaciones educativas u hogares residenciales
La organización religiosa apuntó que casi la mitad de las 1.680 denuncias, realizadas por 1.122 personas, implicaban un daño sexual perpetrado principalmente en instalaciones educativas u hogares residenciales
Te Ropu Tautoko, organización que elaboró el informe, admite que las cifras no representan todos los abusos, que incluyen los físicos, emocionales, psicológicos y sexuales, así como la negligencia
| RD/EFE
La Iglesia Católica de Nueva Zelanda reveló este martes públicamente, por primera vez, la escala de los "horrorosos" abusos, incluyendo los sexuales, perpetrados desde la década de 1950 por miembros del clero y otros religiosos contra más de mil personas, la mitad de ellos menores.
En un comunicado, la organización religiosa apuntó que casi la mitad de las 1.680 denuncias, realizadas por 1.122 personas, implicaban un daño sexual perpetrado principalmente en instalaciones educativas u hogares residenciales.
El 75 por ciento de estos presuntos abusos se produjeron antes de la década de 1990, precisa.
Las denunciasafectan a un 14 por ciento de los 1.274 clérigos diocesanos, es decir aquellos que trabajaron para un obispo desde 1950, así como a un 8 por ciento de los 2.286 hermanos o sacerdotes de una congregación y a un 3 por ciento de las 4.247 hermanas o monjas que desempeñaron esas funciones en los últimos 70 años.
Estos datos forman parte de un informe preparado por la Iglesia Católica de Nueva Zelanda para la Comisión gubernamental conformada en 2018 por la primera ministra, Jacinda Ardern, para investigar los abusos cometidos dentro de las instituciones del país oceánico.
El cardenal John Dew, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nueva Zelanda, dijo en un comunicado que estas estadísticas son "horrorosas" y suponen "algo de lo que estamos profundamente avergonzados".
Este informe divulgado a pocos días de que la comisión gubernamental, que reveló hace dos años en un documento preliminar que unos 250.000 menores y adultos vulnerables fueron víctimas de abusos desde 1950, celebre audiencias públicas sobre casos emblemáticos de abusos en el seno de la Iglesia Católica.
Estas audiencias se centrarán en la escuela Marylands, un internado para varones y discapacitados de la ciudad de Christchurch y del Hebron Trust para menores en riesgo, gestionados por miembros de la orden de los Hermanos de Dios de San Juan, así como en el aledaño orfanato de St Joseph de las Hermanas de Nazareth
Las denuncias vinculadas a la escuela Marylands y el Hebron Trust representan el 14 por ciento del total de los informes sobre abusos recogidos en el informe de la Iglesia Católica, mientras que otro 14 por ciento corresponde al orfanato de St Joseph y el Hogar de Nazareth.
Además, tres de los presuntos abusadores más prolíficos de la Iglesia Católica trabajaron en Maryland, y uno de ellos creó el Hebron Trust.
Te Ropu Tautoko, organización que elaboró el informe, admite que las cifras no representan todos los abusos, que incluyen los físicos, emocionales, psicológicos y sexuales, así como la negligencia, sino solo a los casos que han sido reportados y conservados en los archivos.
"Cada pieza de estos datos representa la vida de muchas personas. Muchas de ellas representan el daño terrible cometido por una persona contra otra. No podemos olvidar esto nunca", dijo en un comunicado la hermana Margaret Anne Mills, presidenta de la Conferencia de líderes congregacionales de Nueva Zelanda.