La ciudad alemana acoge, del 20 al 23 de agosto, la X Asamblea Mundial de Religiones por la Paz Lindau: capital mundial de las religiones
900 representantes de todas las confesiones, procedentes de un centenar de países, se dan cita al pie del lago Constanza
| RD/Agencias
Del 20 al 23 de agosto, la ciudad alemana a orillas del lago Constanza será sede de la X Asamblea Mundial de Religiones por la Paz. Al encuentro asistirán unos novecientos representantes de casi todas las confesiones.
Las responsabilidades de las comunidades religiosas
Este coloquio interreligioso, que se celebra cada cinco años, será inaugurado el próximo martes por el presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y será clausurado el 23 de agosto. Ulrich Schneider, director ejecutivo de la institución que auspicia el evento –la Fundación Diálogo para la Paz de las Religiones Mundiales y la Sociedad Civil, creada en 1970–, asegura que todos los cultos estarán representados en su seno de una u otra manera. El economista Wolfgang Schürer, presidente de la fundación y exorganizador de los Nobel Laureate Meetings, aspira a que la X Asamblea Mundial de las Religiones por la Paz se distinga del creciente número de cumbres globales que hoy por hoy acaparan titulares a pesar de su intrascendencia.
El Ministerio de Exteriores de Alemania, copatrocinador de la conferencia, comparte la expectativa de Schürer. Desde hace años se vienen registrando sucesos y fenómenos protagonizados por miembros de religiones mundiales –como las manifestaciones violentas de grupos fundamentalistas, por ejemplo– que superan la capacidad de respuesta de las instituciones estatales. En muchos casos, las fuerzas de la sociedad civil –con frecuencia, fuerzas de índole religiosa– pueden brindarle un apoyo importante al Estado y sus organismos. “Más allá de la cuestión confesional, las comunidades religiosas tienen una responsabilidad dentro de las sociedades y entre sociedades distintas”, comenta Andreas Görgen, que dirige el departamento de Cultura y Comunicación del Ministerio alemán de RR. EE. en Berlín.
Personalidades de alto rango
En la asamblea no sólo estarán presentes diplomáticos de Alemania, país anfitrión, sino también de otros Estados interesados en descubrir la manera más efectiva de integrar a las comunidades religiosas en la búsqueda y la conservación de la paz social en sus respectivos territorios. En otras palabras, la cita de Lindau también será un espacio para discutir temas espinosos y oír opiniones incómodas. Como muestra, un botón: ya están pautadas conversaciones a puerta cerrada entre delegados de Corea del Norte y del Sur, Birmania y Bangladesh, Sudán y Sudán del Sur. Este diálogo contará con personalidades de alto rango.
Entre otras, estarán presentes el expresidente y ex primer ministro de Timor Oriental Jose Ramos-Horta, quien compartió el Premio Nobel de la Paz con su compatriota, el obispo Carlos Felipe Ximenes Belo, en 1996; Miguel Ángel Moratinos Cuayubé, ex ministro español de Exteriores y ex representante de la UE para el proceso de paz árabe-israelí; el cardenal John Onaiyekan, quien juega un papel conciliador entre las religiones de Nigeria a pesar del terrorismo separatista de Boko Haram, y la activista Layla Alkahafaji, líder de la lucha contra la violencia de género en su Irak natal tras haber pasado diez años en la cárcel.
Schneider admite haber fracasado en su intento de conseguir que al menos un tercio de los asistentes fueran mujeres. No obstante, la violencia de género de carácter religioso es uno de los puntos más importantes de la agenda, junto a la protección de los lugares sagrados alrededor del mundo y el mejoramiento del escrutinio de los conflictos armados.
El escultor Gisbert Baarmann y su obra, "Anillo de la paz", símbolo de la 10a. Asamblea Mundial de Religiones por la Paz en Lindau.
En total, cerca de 900 representantes religiosos de 100 países se darán cita en Lindau. Schneider subraya Ullrich Schneider, director de la Fundación Diálogo para la paz de las Religiones del Mundo y de la Sociedad Civil, en conversación con DW. Como símbolo de la unión y la paz se inaugurará la escultura Anillo de la Paz, del artista Gisbert Baarmann, de 7,5 metros de altura, un anillo con la forma de una cinta de Moebius, integrando el interior y el exterior, lo privado y lo público, en unidad y armonía.
La diversidad de países y religiones marcará a Lindau. Los organizadores alemanes confían en que la ciudad de un impulso favorable al diálogo y al encuentro. "Nuestra esperanza es", dice Schneider, "que Lindau se convierta en un lugar permanente para el diálogo interreligioso y para impulsar la paz". Si así fuera, entonces los representantes de las diversas religiones del mundo volverían a darse cita en Lindau, a orillas del Lago Constanza, dentro de cinco años.