La delicada línea entre la lucha contra el extremismo y la islamofobia Luces y sombras de la integración musulmana en Europa
A los seis años, la hoy eurodiputada Evin Incir, musulmana de origen kurdo, huyó con su familia desde Turquía a Europa. Se crió en los suburbios de Gotemburgo, la segunda ciudad más grande de Suecia. Hacer carrera pública le obligó a sortear un "evidente" racismo social e institucional
"No es una cuestión de religión", sino de acceso a una educación que mejore su situación socioeconómica y permita una mejor integración, opina el experto en mundo árabe Bichara Khader
Europa, que cuenta con 25 millones de musulmanes, afronta grandes desafíos en sus políticas de integración, educación, empleo, seguridad...
Europa, que cuenta con 25 millones de musulmanes, afronta grandes desafíos en sus políticas de integración, educación, empleo, seguridad...
| RD/Efe
A los seis años, la hoy eurodiputada Evin Incir, musulmana de origen kurdo, huyó con su familia desde Turquía a Europa. Se crió en los suburbios de Gotemburgo, la segunda ciudad más grande de Suecia, donde los inmigrantes con pocos recursos no esperan mucho del futuro ni de la política.
Hacer carrera pública le obligó a sortear un "evidente" racismo social e institucional. "Vuelve a tu país. No tienes nada que hacer en Suecia", le escribían simpatizantes de extrema derecha cuando se presentó a las elecciones municipales. Una década después, en mayo de 2019, entró en la Eurocámara de la mano del Partido Socialdemócrata Sueco.
La Unión Europea, con 25 millones de musulmanes repartidos en los Estados miembros, tiene una tarea pendiente en la lucha contra el racismo, la segregación y la discriminación en el acceso al empleo, que afecta a "muchos otros grupos" minoritarios, afirma Incir.
"Todavía tenemos que afrontar grandes desafíos en la UE, y también en los países miembros, para asegurar que cada persona pueda conseguir el trabajo de sus sueños, independientemente de nuestro origen y antecedentes socioeconómicos", admite. Aunque Europa también debe "exigir que todos, indistintamente de dónde nazcan, asuman su responsabilidad de contribuir a la sociedad" con unos valores compartidos, recalca.
Los recientes ataques terroristas en suelo europeo, como el asesinato del profesor francés Samuel Paty o los atentados de Viena, obligan a los dirigentes a preguntarse qué está fallando en las políticas de inmigración e integración.
El experto en mundo árabe Bichara Khader, profesor de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica, sostiene que el radicalismo "no nace por falta de políticas integrativas" porque el yihadista "no busca el diálogo, sino morir como mártir matando".
El sociólogo belga de origen palestino considera que la atención mediática se centra en una minoría radicalizada que comete actos "inaceptables" y no en una mayoría de musulmanes "perfectamente integrada", pero que es "invisible" ante la opinión pública.
La "lacra" del yihadismo
"El radicalismo de unos pocos perjudica la integración de muchos porque fomenta un racismo social y también institucional", añade Khader, que defiende que, en un ambiente de acogida, respeto y voluntad política, el inmigrante "no busca separarse, sino participar activamente como ciudadano con plenos derechos y obligaciones".
El abandono escolar y el aislamiento en guetos urbanos dificultan la mezcla entre inmigrantes y el resto de la población. "No es una cuestión de religión", sino de acceso a una educación que mejore su situación socioeconómica y permita una mejor integración.
"Cuanto más se sientan integrados, respetados, acogidos y no percibidos como una amenaza existencial a la seguridad, la cultura y la identidad de los países de acogida, menos facilidades tendrán los radicales" para atraerlos a "su obra mortífera", zanja.
La "estigmatización" de Molenbeek
Molenbeek, el segundo barrio más pobre de Bruselas, es conocido porque en él crecieron algunos de los terroristas de los atentados de París en noviembre de 2015, en los que murieron 131 personas. Este hecho ha llevado a la "estigmatización" del barrio y de los musulmanes que viven en él, apunta la concejala de Juventud, Cohesión Social y Cultura del municipio, Gloria García-Fernández. "Se dicen pocas cosas positivas de esta comuna", lamenta y cita la "enorme solidaridad" que se ve "entre tanta pobreza" y, más aún, en un barrio duramente golpeado por la pandemia.
Como abogada opina que "no hay que pedir a la gente que se integre, sino compartir una serie de valores comunes que da la Constitución" en los que "la religión no tendría que interferir".
Regularizar a los imanes
El único diputado musulmán que ha ocupado un escaño en el Congreso de los Diputados español ha sido Mohammed Chaib, de origen marroquí, que llegó a Cataluña a los cuatro años.
Su paso por la Cámara Baja con los socialistas estuvo marcado por "grandes dificultades", asegura, a pesar de haber vivido 48 de sus 58 años en España. Chaib denuncia una "falta de estrategia de Estado" y urge a reforzar el sentimiento de pertenencia que se obtiene con la igualdad de oportunidades: "que tu nombre y tu origen no sean un impedimento para avanzar".
Advierte de que España tiene aún que resolver algunas cuestiones, como el acceso a la nacionalidad y pone de ejemplo la situación de irregularidad en la que se encuentran muchos imanes. "Necesitamos imanes en situación regular, que estén por el país, que el discurso que hagan sea del siglo XXI", reclama el también presidente la fundación Ibn Battuta, una entidad destinada a la divulgación cultural y social entre los países árabes y Europa.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, planteó esta semana la creación de un instituto de imanes a nivel europeo para evitar influencias extranjeras y asegurar el respeto de la ley. Chaib considera que "este tema se esta trabajando desde una visión de la seguridad, sin trabajar la cuestión más social, de acercamiento, de preparación de estos imanes".
En una sociedad cada vez más polarizada, integrar al otro mejor permite "serenar los espíritus y crear un terreno que sea favorable al respeto mutuo y al desarrollo de la cultura ciudadana", concluye el sociólogo de la Universidad de Lovaina. Para ello, insiste Khader, es necesario mejorar el acceso al sistema educativo y luchar contra la discriminación de acceso al empleo: "es cuestión de tiempo, no simplemente de voluntad".