Los jueces subrayan que la única superviviente de sus abusos "claramente no era mentiroso ni fantasioso" Pell ha perdido su apelación. ¿Por qué? ¿Qué pasa ahora?
La defensa del purpurado, que mantiene su inocencia y se ha mostrado "decepcionado" con el fallo, ya prepara otra apelación -decisivo- al Tribunal Supremo de Australia, la corte más alta del país
Pero no está garantizado que este tribunal le escuche, ya que han de concurrir para ello unos requisitos legales muy estrictos
'Víctima J', testigo clave para la prosecución, "era un testigo muy convincente, que claramente no era un mentiroso ni fantasioso y era un testigo de la verdad", insisten los dos jueces que han rechazado el recurso hoy
'Víctima J', testigo clave para la prosecución, "era un testigo muy convincente, que claramente no era un mentiroso ni fantasioso y era un testigo de la verdad", insisten los dos jueces que han rechazado el recurso hoy
El Tribunal Supremo de Victoria ha ratificado hoy la condena del cardenal George Pell por abusos a menores. Un auténtico bombazo, no solo en Australia - donde se ha cogido el fallo como una de las decisiones judiciales más importantes de la historia del país - sino en Roma y en la Iglesia universal, tratándose de un purpurado que como el ex-Prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede era el efectivo 'número tres' del Vaticano.
Pero, ¿qué es lo que ha pasado hoy exactamente? ¿Qué pasa ahora? ¿Cómo han reaccionado los obispos australianos?
La condena
En diciembre de 2018, un jurado halló por unanimidad que Pell fue culpable de cinco delitos de abusos de dos menores de 13 años mientras era arzobispo de Melbourne.
En marzo de este año, el cardenal fue sentenciado a seis años de cárcel, con un mínimo de tres años y ocho meses, concretamente por un delito de la penetración oral de un niño menor de 16 años y cuatro delitos de un acto indecente con o en presencia de un menor.
Los primeros crímenes tuvieron lugar en la sacristía de la catedral de Melbourne; el último, unos meses después. Ambas víctimas eran miembros del coro de la catedral.
Para llegar al veredicto, el jurado se apoyó en el testimonio detallado de una víctima sola, conocida como "Víctima J". La otra víctima de Pell empezó a abusar de la heroína a la edad de los 14 años, y murió por sobredosis en 2014 a la edad de los 31 años. Su fallecimiento fue el empujón que necesitaba Víctima J para por fin denunciar al cardenal ante la policía.
La apelación
La defensa basó su apelación en tres argumentos.
Dos eran técnicos o procesales: que a Pell no se le permitió declararse inocente o culpable en presencia de un jurado, y que el juez no permitió que la defensa presentara al final del juicio un vídeo que supuestamente probaría su inocencia.
Ambos argumentos técnicos han sido hoy rechazados por unanimidad por los jueces del Tribunal Supremo de Victoria.
El argumento de más peso en la apelación, no obstante, era que el veredicto de culpabilidad fue "irrazonable o insostenible con respecto a las pruebas".
Es decir, que el jurado no pudo ser convencido más allá de la duda razonable que el cardenal fuera culpable.
¿Qué han dicho los jueces hoy?
La defensa sostenía que los hechos alegados por la prosecución eran imposibles. Por la rutina de Pell y los coristas después de sus misas y por el peso de las vestimentas del entonces arzobispo, entre otras razones.
Pero los jueces han rechazado hoy la supuesta insostenibilidad del veredicto por una mayoría de 2-1.
Los dos jueces que fallaron en contra de la apelación dijeron que "aceptaron el argumento de la prosecución de que el denunciante [Víctima J] era un testigo muy convincente, que claramente no era un mentiroso ni fantasioso y que era un testigo de la verdad".
¿Qué pasa ahora?
El cardenal Pell volvió tras la lectura del fallo a la Prisión de Evaluación de Melbourne, donde pasa 23 horas al día solo.
Puede que esté transferido a otra cárcel, pero siempre en este régimen de confinamiento solitario. Para protegerle de las agresiones de otros reos.
El cardenal ya ha tenido que inscribirse en el registro de criminales sexuales.
Su defensa ya ha dicho que Pell está "decepcionado" con la decisión de hoy, y mantiene su inocencia. Ha anunciado que apelará al Tribunal Supremo de Australia, el tribunal más alto del país. Pero no está garantizado que este Tribunal le dé permiso para apelar, ya que han de darse para ello una serie de requisitos legales muy estrictos.
Le esperan a Pell también otra serie de citas judiciales, ya que la familia de la víctima que murió por sobredosis ya ha anunciado que demandará al cardenal y a la Iglesia por la vía civil. Como también lo harán víctimas de otros curas pederastas que Pell supuestamente encubrió.
Aunque el Vaticano ha dicho hoy que esperará una decisión futura del Tribunal Supremo de Australia antes de tomar más medidas contra Pell, es probable que en caso de que no se le conceda permiso para apelar, o a la apelación no prospere, sea expulsado tanto del Colegio Cardenalicio como del sacerdocio.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, también ha anunciado que con la decisión de hoy seguramente Pell pierde su condecoración de la prestigiosa Orden de Australia.
¿Cómo han reaccionado los obispos australianos?
El presidente de la Conferencia Episcopal del país, Mark Coleridge, ha dicho que "los obispos católicos de Australia aceptamos que todos los australianos debemos ser iguales ante la ley y aceptamos por ende la decisión de hoy".
El arzobispo de Melbourne, Peter Comensoli,ha reconocido la "complejidad de la búsqueda de la verdad" en el 'caso Pell'. Ha ofrecido "ayuda pastoral y espiritual" a la víctima del cardenal, "en caso de que la buscara".
Ha afirmado que Pell "recibirá apoyo pastoral y espiritual mientras cumple el resto de su pena".
Por su parte, el arzobispo de Sídney, Anthony Fisher, ha afirmado que el fallo de 2-1 entre los jueces "es consistente con las perspectivas diferentes de los dos jurados en el primer y segundo juicio, así como con la opinión dividida entre observadores judiciales y el público en general".
Instando a los defensores y detractores de Pell "a mantener la calma y la civilidad", Fisher ha reiterado su compromiso "para que los crímenes del pasado jamás se vuelvan a repetir y que los ambientes eclesiales sean lo más seguros posibles para los menores y los adultos vulnerables".
Etiquetas