El patriarca de Jerusalén, contra la sentencia del Tribunal de Israel Pizzaballa: en la mira de extremistas israelíes, propiedades de la Iglesia
El Patriarca Latino de Jerusalén comenta con preocupación la sentencia del Tribunal Supremo de Israel que ha confirmado la adquisición por parte de una organización radical israelí de tres propiedades situadas en Jerusalén Este y pertenecientes a la Iglesia greco-ortodoxa: desde hace años -dice- se intenta aprovechar la debilidad de las Iglesias para apropiarse de sus bienes
En un comunicado, el Patriarcado calificó la decisión del tribunal de "injusta y no basada en ningún fundamento legal o lógico", reiterando el hecho de que "la organización radical Ateret Cohanim y sus partidarios siguieron métodos deshonestos e ilegales para obtener propiedades cristianas en uno de los lugares más importantes de árabes y cristianos musulmanes en Jerusalén"
| Adriana Masotti
(Vatican News).- Hay un gran pesar en las comunidades cristianas de Tierra Santa. El Tribunal Supremo de Israel ha rechazado el recurso presentado por el Patriarcado Greco-Ortodoxo para anular el derecho de propiedad reclamado por la organización de colonos Ateret Cohanim de tres edificios situados en la Ciudad Vieja de Jerusalén Este que anteriormente pertenecían al Patriarcado. Los hechos se remontan a 2004, cuando la organización judía obtuvo derechos de arrendamiento protegidos a largo plazo para los hoteles Imperial y Petra, situados en el barrio musulmán, y para un tercer edificio en el barrio cristiano. La sentencia pone fin a una larga batalla legal emprendida por la Iglesia Greco-Ortodoxa para impugnar un acto considerado ilegal y obtenido sin el consentimiento del propio Patriarcado.
La sentencia del Tribunal y la respuesta del Patriarcado
En su sentencia, que se produjo el miércoles, el Tribunal dijo que el Patriarcado Greco-Ortodoxo no pudo "probar la acusación de fraude y no se presentó ninguna prueba para demostrarlo", rechazando así la apertura de un nuevo juicio. En un comunicado, el Patriarcado calificó la decisión del tribunal de "injusta y no basada en ningún fundamento legal o lógico", reiterando el hecho de que "la organización radical Ateret Cohanim y sus partidarios siguieron métodos deshonestos e ilegales para obtener propiedades cristianas en uno de los lugares más importantes de árabes y cristianos musulmanes en Jerusalén".
También confirmó su voluntad de apoyar a los empleados e inquilinos palestinos que viven en las propiedades y de continuar su batalla para "frenar la política y la agenda racista de la derecha extremista de Israel". De "un día muy triste" habló el abogado del Patriarcado, Asaad Mazawi al-Khamis, subrayando que se trata de "un grupo de extremistas que quieren tomar las propiedades de las Iglesias, que quieren cambiar el carácter de la Ciudad Vieja invadiendo zonas cristianas". Un concepto ya expresado en 2017 por los Patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén, que en un documento conjunto denunciaron el "intento sistemático de socavar la integridad de la Ciudad Santa" y "debilitar la presencia cristiana en Tierra Santa".
Pizzaballa: un momento difícil
Para Vatican News, el Patriarca de Jerusalén de los latinos Pierbattista Pizzaballa no entra en el mérito de la sentencia, pero la contextualiza en un momento nada fácil para la presencia cristiana en Israel y en Tierra Santa:
¿Qué opina de la decisión del Tribunal Supremo de Israel sobre los bienes inmuebles de la Iglesia greco-ortodoxa de Jerusalén?
Es un tema que se remonta a muchos años atrás y a lo largo del cual ha habido diatribas y luchas de todo tipo. Pero más allá de la cuestión concreta, en la que no estoy en condiciones de entrar porque no conozco todos los detalles, puedo sin embargo decir que en los últimos años hemos asistido, sobre todo por parte de algunas franjas extremistas y radicales israelíes, a un intento de aprovechar la debilidad de las Iglesias para apropiarse de una propiedad estratégica, en este caso cerca de la Puerta de Jaffa en la Ciudad Vieja, que es verdaderamente estratégica, y por tanto para intentar crear "hechos" en el territorio, algo que condenamos y contestamos.
¿Cuál es la situación del patrimonio de la Iglesia Católica?
Yo diría que es un momento particular, en el sentido de que la Iglesia católica no tiene tantas propiedades como la ortodoxa, pero sigue habiendo muchas propiedades que, sin embargo, como creo que en muchas otras partes del mundo, aquí también son cada vez más difíciles de gestionar, tanto por el mantenimiento ordinario como por el extraordinario y por las leyes que cambian y los impuestos que aumentan. Se están convirtiendo en una gran preocupación y en cualquier caso estos bienes son importantes porque son una herramienta que necesitamos para poder expresarnos con nuestras actividades, como en el caso de las escuelas, los hospitales, las residencias de ancianos... que podemos expresar dentro de estas propiedades. Así que el momento es un poco especial también porque, sobre todo después de dos años de pandemia, los recursos han disminuido aún más.
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