Uno de los organizadores del curso intercontinental gratuito 'Construyendo una Iglesia sinodal' Rafael Luciani: "En el Sínodo de la sinodalidad se juega lo que significa ser Iglesia hoy"
"Como es algo nuevo en la experiencia eclesial actual, el curso busca ofrecer elementos teológicos y experiencias pastorales que colaboren con la comprensión de la sinodalidad a la luz de la tradición de la Iglesia, de la Sagrada Escritura y de la profundización actual del Concilio Vaticano II"
"El reto está en aprender que un nuevo modelo eclesial es posible en una Iglesia mundial, como decía Rahner, donde la diversidad cultural sea tomada en cuenta para los procesos de conversión y reforma en la Iglesia"
"Se ha perdido el miedo en muchas personas, comunidades e instituciones, y están hablando con gran libertad y profecía"
"Al separar el poder de orden y el poder de jurisdicción ha abierto una puerta que los siguientes papas no podrán cerrar fácilmente, porque se ha sentado el precedente de una práctica, y esta va generando una nueva conciencia en la Iglesia que abre el imaginario y el lenguaje eclesial a nuevas posibilidades"
"Se ha perdido el miedo en muchas personas, comunidades e instituciones, y están hablando con gran libertad y profecía"
"Al separar el poder de orden y el poder de jurisdicción ha abierto una puerta que los siguientes papas no podrán cerrar fácilmente, porque se ha sentado el precedente de una práctica, y esta va generando una nueva conciencia en la Iglesia que abre el imaginario y el lenguaje eclesial a nuevas posibilidades"
El prestigioso teólogo venezolano, Rafael Luciani (La Guaira, 1971), es asesor del Celam, forma parte de la Secretaría General del Sínodo y últimamente se ha convertido en el 'alma mater' de un curso intercontinental, en cinco idiomas, sobre la sinodalidad, que comienza en el mes de julio y pretende involucrar a 100.000 alumnos en todos los continentes de modo gratuito y asincrónico. Convencido de que "el reto está en aprender que un nuevo modelo eclesial es posible", se muestra confiado, porque "se ha perdido el miedo en muchas personas, comunidades e instituciones, y están hablando con gran libertad y profecía". Por eso, "los temas del poder, la participación de las mujeres, los ministerios, incluso el diaconado femenino, ya son cuestiones que nadie puede callar y que se exigen cada vez más".
Un proceso por el que "el Papa Francisco ha invitado a todos y a todas en la Iglesia a pensar un nuevo modelo institucional para el tercer milenio inspirado en la sinodalidad. Este es el llamado más importante que se ha hecho después de Concilio Vaticano II para renovar la Iglesia". Y, una vez puesto en marcha, no tiene marcha atrás.
Quizás sea la primera vez en la historia que se organiza un curso intercontinental y en varios idiomas ¿Por qué un curso masivo sobre sinodalidad? ¿Alcanzar los 100.000 inscritos sería un hito?
El Papa Francisco ha invitado a todos y a todas en la Iglesia a pensar un nuevo modelo institucional para el tercer milenio inspirado en la sinodalidad. Este es el llamado más importante que se ha hecho después de Concilio Vaticano II para renovar la Iglesia. Sin embargo, hay muchas personas que dicen no entender lo que es la sinodalidad o tienen miedo a los cambios que pueda traer para la institución eclesial.
Como es algo nuevo en la experiencia eclesial actual, el curso busca ofrecer elementos teológicos y experiencias pastorales que colaboren con la comprensión de la sinodalidad a la luz de la tradición de la Iglesia, de la Sagrada Escritura y de la profundización actual del Concilio Vaticano II. En especial, tomando en cuenta la centralidad que tiene en el Concilio la eclesiología del Pueblo de Dios.
La intención es que lleguemos a las comunidades más lejanas y pequeñas que no tienen acceso a formación teológica y pastoral, pero también a aquellas que quieran seguir formándose de modo permanente y contribuir con un nuevo modo de ser y actuar en la Iglesia en el cual todos aprendamos recíprocamente, tanto a nivel de personas como de culturas. Es un curso masivo para poder llegar al mayor número de personas posibles en todos los continentes de modo gratuito y asincrónico. De este modo se pueden ver los videos y descargar los materiales a su tiempo y a ritmo.
¿Qué significado tiene el que los profesores sean teólogos de muchos países del mundo y los cooordinadores, de Latinoamérica?
El curso ha nacido de una iniciativa del grupo de latinoamericanos que formamos parte de la comisión teológica de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, y lo hemos hecho en colaboración con el CELAM, la CLAR y el Departamento de Formación Continua de los Jesuitas en la Escuela de Teología y Ministerios del Boston College, cuya plataforma nos permite alojar a miles de personas de forma gratuita y multilingüe. Pero no es curso que ha sido patrocinado, por vez primera, por las Conferencias Episcopales Continentales y las Confederaciones Continentales de Religiosos y Religiosas. Esto es algo único porque representa el converger y la colaboración que se ha generado entre todas estas instituciones que agrupan a todas las Iglesias locales del mundo
Por ello, el curso cuenta con ponentes que son miembros de todas las comisiones del Sínodo, así como con teólogos, teólogas y pastoralistas de muchos países e instituciones académicas y pastorales. Ponentes de Asia, África, Europa, América del Norte, América Latina y el Caribe. Para ver la importancia de este gesto de comunión, basta ver el elenco de los patrocinadores: Consejo Episcopal Latinoamericano y caribeño (CELAM), Consilium Conferentiarum Episcoporum Europae (CCEE), Federation of Asian Bishops Conferences (FABC), International Union Superiors General (UISG), Unione Superiori Generali (USG), Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), Union des Conférences Européennes de Supérieurs/es Majeurs/es (UCESM), Conferencia de Provinciales Jesuitas en América Latina y el Caribe (CPAL).
Esto expresa la voluntad de los organizadores del curso, así como de los miembros de todas las comisiones, de vivir el proceso sinodal como servicio a la vida eclesial y pastoral, aportando iniciativas de formación en teología y práctica de la sinodalidad para que pueda llegar a comunidades de escasos recursos en todos los continentes.
Además de las clases teóricas, anuncian también clases prácticas. ¿Con qué tipo de experiencias pastorales?
El curso no se limita a contenidos teóricos, sino que también ofrecerá experiencias y aportes concretos que ya existen en tantas culturas de todos los continentes. No hemos querido ofrecer un curso solamente académico, sino uno que combine lo académico, lo pastoral y el aprendizaje recíproco a partir de experiencias culturales existentes en tantas Iglesias locales. Por ello, también se ofrecen videos que dan testimonio de algunas experiencias, desde las que se viven en pequeñas comunidades pasando por otras en algunas diócesis e incluso las que existen a nivel continental. Así se apreciará la práctica concreta de la sinodalidad y su conexión con los problemas cotidianos de las personas.
El reto está en aprender que un nuevo modelo eclesial es posible en una Iglesia mundial, como decía Rahner, donde la diversidad cultural sea tomada en cuenta para los procesos de conversión y reforma en la Iglesia. Por ello, para cada semana de las tres que conforman el curso se ofrecen experiencias de los distintos continentes. Por ejemplo, al hablar de discernimiento comunitario podemos ver qué significa eso en África o en Asia, en América Latina o en Europa. Y así con muchos de los temas que se ofrecen.
¿Qué se juega la Iglesia en el Sínodo de la sinodalidad?
Se juega lo que significa ser Iglesia hoy. Una Iglesia sinodal y no sólo que tenga prácticas sinodales. Como el Papa ha dicho, se trata de que toda la Iglesia sea y actúe sinodalmente a todos los niveles. Yo suelo hablar de la sinodalización de toda la Iglesia, como ha sido explicado en el libro que recientemente publicamos Serena Noceti, Carlos Schickendantz y este servidor, con el título "Sinodalidad y reforma. Un desafío eclesial". Se trata, pues, de un Sínodo sobre la Iglesia misma, sobre su modo constitutivo de ser y operar, muy diferente de sínodos precedentes donde se discernían temas particulares, como la familia, los jóvenes, la Amazonia.
En este proceso sinodal la pregunta fundamental, como aparece en la motivación que hace el documento preparatorio y el vademécum del Sínodo, es la pregunta por cómo estamos caminando juntos hoy en la Iglesia y, por tanto, qué podemos hacer para renovar y reformar a la institución eclesial y su misión, y ser fieles a los que el Espíritu nos pide hoy. Se trata de un reaprender a caminar juntos en el siglo XXI, incluyendo y nunca excluyendo. En este sentido suelo invitar a leer los números 28 y 29 del documento preparatorio porque nos invitan a imaginar y a construir las bases para un nuevo modelo institucional de ser en la Iglesia y de su misión en el mundo contemporáneo.
¿La Iglesia latinoamericana se muestra, en principio, más proclive al Sínodo?
La dinámica sinodal no es nueva en la Iglesia latinoamericana y caribeña. Por ejemplo, se encuentra en el método y el modo como se trabajó en la II Conferencia General del Episcopado reunida en Medellín en 1968, y recientemente en la celebración de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe en 2021, que es la primera institución sinodal creada bajo el pontificado de Francisco. Pero esto no es nuevo, porque hay muchas Iglesias locales que tienen procesos sinodales en curso, como el caso de Venezuela, mi Iglesia, con la II Asamblea Nacional de Pastoral que quiere discernir lo que es la parroquia hoy en día, o el Arzobispado de Lima con el proceso de consulta en curso para la creación de un nuevo plan pastoral en conjunto, y también la Arquidiócesis de Buenos Aires con el Sínodo del año pasado. Todo esto ha hecho que, poco a poco, se genere una conciencia de consultar, escuchar y tomar consejo en la Iglesia latinoamericana. Posiblemente llevará una generación para que se realice de forma efectiva en todo el proceder de la institución eclesial, pero el proceso ha comenzado, está en marcha.
Otro ejemplo de esta dinámica muy hermosa y rica es la que se da en el modo como trabajamos en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y en la Confederación Latinoamericano de Religiosos/as (CLAR), velando siempre por una pastoral de conjunto, un espíritu de colaboración recíproca y en diálogo con los equipos teológicos que tienen de ambos organismos. Creo que todo esto ha hecho que exista una buena acogida del Sínodo en una mayoría de diócesis del Continente. No en todas.
Pero desde América Latina no queremos enseñar ni proponer un modelo eclesial único, sino dar testimonio de lo que vivimos y aprender también de otras maneras de ser Iglesia en otras regiones del planeta. Por ello, el curso se ofrece como un espacio de diálogo e intercambio de experiencias, de aprendizaje en común, que nos ayude a crecer en la comunión.
En España, muchos de los informes de las consultas diocesanas sinodales solicitan abiertamente el celibato opcional, el sacerdocio de la mujer o la revisión de la moral sexual, entre otras cosas. ¿Era esperable una respuesta de este tipo?
He seguido lo que está sucediendo en muchas Iglesias locales de los distintos continentes y sorprenderá que muchísimas personas, especialmente laicos/as y religiosos/as, están diciendo las cosas sin ningún temor, y eso se ha comenzado a ver en lo que se está recogiendo de las consultas que ahora debe ser sintetizado y enviado a la Secretaría General del Sínodo para redactar el primer documento de trabajo.
Una vez que se pone en marcha un modelo eclesial inspirado en la práctica habitual de la consulta, la escucha y el discernimiento surge un empoderamiento de la palabra que permite generar procesos más allá de lo que podemos imaginar. Se ha perdido el miedo en muchas personas, comunidades e instituciones, y están hablando con gran libertad y profecía. Yo espero que los equipos que sinteticen la escucha tengan la libertad y la profecía de recoger a todas las voces que se han expresado, porque se trata de descubrir lo que el Espíritu nos está diciendo por muchas vías, por lo que censurar o rechazar a alguien sería obstaculizar la voz del Espíritu que es libre de hablar y actuar por donde quiera, y no por donde le digamos.
Si el 'santo pueblo de Dios' sigue hablando en este sentido, ¿qué podría o debería hacer el Papa?
Creo que el Papa está consciente del proceso eclesial que vivimos y los retos del momento actual, porque él mismo ha llamado a una renovación y reforma de la institución eclesial, y ha sido muy claro en su crítica a una estructura y una cultura eclesial inspirada en el clericalismo y el abuso del poder. Recientemente vimos la reforma de la curia por medio de la cual ha abierto la puerta para que cualquier bautizado pueda ejercer posiciones en la curia que antes sólo estaban reservadas a los obispos o ministros ordenados. Al separar el poder de orden y el poder de jurisdicción ha abierto una puerta que los siguientes papas no podrán cerrar fácilmente, porque se ha sentado el precedente de una práctica, y esta va generando una nueva conciencia en la Iglesia que abre el imaginario y el lenguaje eclesial a nuevas posibilidades.
Por ejemplo, los temas del poder, la participación de las mujeres, los ministerios, incluso el diaconado femenino, ya son temas que nadie puede callar y que se exigen cada vez más no sólo por religiosas, laicos y laicas, sino también por parte de personas en la sociedad que, aún no siendo católicas, se preguntan por qué la Iglesia sigue resistiendo a ciertas reformas. Podemos decir que se ha comenzado a empoderar el poder de la palabra en la Iglesia, lo cual supone el derecho a ser escuchados, pero también el deber de la jerarquía de escuchar y tomar consejo, como era en la tradición cristiana, especialmente la práctica episcopal de obispos como San Cipriano en el primer milenio.
Por esto, más que en la Asamblea final del Sínodo en octubre de 2023, es en sus dos fases previas (diocesana y continental) donde la Iglesia se juega mucho. Y creo que es en estas primeras fases donde el Papa está escuchando y discerniendo con gran atención, porque ya comenzó no sólo el proceso de escucha, sino también el de discernimiento y elaboración de decisiones ya que, en cada diócesis, los obispos están escuchando, discerniendo e imaginando cómo serán sus propuestas y decisiones al final del proceso sinodal.
VIDEO OFICIAL DE LAS COMISIONES:
INSCRIPCIONES DURANTE EL MES DE JUNIO: https://formaciononline.bc.edu/es/register-home/
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