El vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén señala que "sólo Israel no acepta" la resolución de la ONU Shomali: "No habrá paz en Oriente Medio sin un Estado palestino independiente"
El ejército israelí informó de que había puesto fin a la retirada de sus tropas de Yenín, en el norte de Cisjordania, tras dos días de incursiones aéreas en la zona en una operación calificada de "antiterrorista"
El balance de víctimas es de 12 palestinos y un soldado israelí muertos. En la entrevista, el Vicario del Patriarcado Latino afirma que sólo una solución política puede poner fin al conflicto que comenzó hace 75 años
| Adriana Masotti
(Vatican News).- A oscuras por falta de electricidad y guiados únicamente por las luces de los teléfonos móviles, los habitantes del campo de refugiados de Yenín -14.000 personas que viven en menos de un kilómetro cuadrado- regresan a sus hogares. Quinientas familias habían sido evacuadas por la Media Luna Roja palestina, después de que el bombardeo israelí con aviones no tripulados despejara el lunes el camino a un millar de soldados israelíes. De las trece víctimas palestinas, cuatro pertenecían a la Yihad Islámica y una al grupo militante Hamás, que reivindicó la acción en Tel Aviv, donde un coche hirió ayer a ocho transeúntes, pero las autoridades israelíes garantizan que las otras víctimas también eran combatientes y que no murieron civiles. Un centenar de palestinos resultaron heridos, veinte de ellos de gravedad, mientras que un soldado israelí murió por disparos durante la retirada.
Yenín fue escenario el año pasado de unos cincuenta atentados contra Israel. En la operación, Israel confiscó 1.000 armas, detuvo a 30 personas y destruyó túneles que ocultaban depósitos de municiones, uno de ellos bajo una mezquita. Mientras, anoche, cinco cohetes salieron disparados desde la Franja de Gaza hacia Israel, todos interceptados por el ejército, que a su vez impactó en un emplazamiento militar de Hamás, pero sin causar heridos. “Un crimen" que "se suma a los crímenes de la ocupación", había definido ayer el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, la operación militar lanzada sobre Yenín, al término de una reunión de la dirección palestina en la que se decidió "detener todos los contactos y reuniones con Israel y seguir interrumpiendo la coordinación en materia de seguridad".
Shomali: Una cadena de violencia sin fin
El Patriarcado Latino de Jerusalén expresó su profunda amargura e indignación por la violencia. En un comunicado, el Patriarca latino Pierluigi Pizzaballa había hablado de una "agresión israelí sin precedentes", durante la cual la Iglesia local y la comunidad eclesial también fueron golpeadas. Monseñor William Shomali, vicario patriarcal para Jordania, comenta en los micrófonos de Vatican News lo sucedido en el contexto de un conflicto que ensangrienta Oriente Medio desde hace 75 años:
Monseñor Shomali, la operación israelí sobre Yenín con varias víctimas palestinas, tras el asesinato de cuatro israelíes en Cisjordania, el atentado de ayer en Tel Aviv, donde un coche embistió a los peatones, según Hamás en respuesta a las incursiones israelíes; ahora los cohetes desde Gaza y la reacción israelí: una cadena de violencia que se ha desencadenado una vez más y a dónde puede llevar...
Exactamente. Estamos en un círculo vicioso, una cadena que tiene principio, pero no fin, y que no terminará salvo con un tratado de paz, en el que habrá dos Estados, uno israelí y otro palestino. Esta es la resolución de la ONU, la solución aceptada por la mayoría de los Estados, incluso por Estados Unidos. Sólo Israel no la acepta, porque considera que Cisjordania forma parte de Israel porque antes era Judea y Samaria y allí no puede establecerse un Estado libre. El problema, por tanto, no es sólo la violencia de hoy, la violencia de ayer, el problema es ideológico. Es un problema de principios: si los palestinos tienen derecho a tener su propio Estado o no. Sin una solución política, me temo que la situación irá de mal en peor.
Yenín, diez palestinos muertos en el ataque israelí, tres mil refugiadoshttps://t.co/qxOEkjIjMk#VaticanNews#Palestina#Israel#Violencia
— Vatican News (@vaticannews_es) July 4, 2023
Sin embargo, esto parece un obstáculo verdaderamente insuperable. ¿O hubo algún momento en que parecía posible un diálogo en este sentido con Israel?
Han dialogado durante años. Todos recordamos todas las sesiones de negociación que tuvieron lugar en el pasado, empezando por Oslo 1 y Oslo 2, y luego en Madrid, River Plantation, Sharm el Sheik, las visitas de los secretarios de Estado estadounidenses aquí, las reuniones entre Arafat y Peres. También con Rabin. Tuvieron reuniones tras reuniones. Pero es que el problema es ideológico, no sólo político, no sólo militar, no sólo de antipatía entre dos pueblos, es un problema ideológico, porque Israel, repito, considera Cisjordania como parte de Israel y acepta como mucho dar autonomía a los palestinos, incluso una mejora de su situación económica si quieren, pero nunca el hecho de que tengan un Estado con ejército, con moneda, con aeropuerto, con todos los elementos constitutivos de un Estado libre como otros Estados. Ahí está el problema, Israel no llama a Cisjordania territorios ocupados, sino territorios en disputa, y uno sabe la diferencia entre ambos términos.
Pero, ¿es totalmente inaceptable para la Autoridad Nacional Palestina un compromiso en el sentido de la autonomía de su pueblo?
Pero, ¿qué compromiso? Primero los palestinos querían toda la Palestina histórica, porque hasta 1920 sólo el 5% de los territorios habían sido comprados por los judíos, pero poco a poco fueron tomando pueblos, ciudades, propiedades, etc. y ahora tienen el 78% del territorio. Los palestinos aceptan lo que en inglés se llama swapping, es decir, el intercambio de territorios: allí donde Israel necesita expandirse, los palestinos están dispuestos a ceder los territorios y recibir de Israel a cambio una parte del desierto del Néguev o de otro lugar. Pero mientras siga siendo el 22% para los palestinos y el 78% para los israelíes, los palestinos sólo pueden aceptar el compromiso de un intercambio de territorios, también pueden aceptar un compromiso sobre otras cuestiones, por ejemplo, sobre el retorno de los refugiados, sobre las diferentes soluciones para Jerusalén, pero no sobre el Estado palestino libre. Y ahí radica el problema y no se puede silenciar a un pueblo. Me entristecen los judíos que mueren, soy palestino, pero no me alegra que se mate a judíos de ninguna manera. Pero si queremos ser serios y resolver el problema de una vez por todas, necesitamos una solución global e integradora y no un compromiso inaceptable que permita que continúe la violencia.
El suyo es un llamamiento a la comunidad internacional, a la ONU...
La ONU ya ha dado resoluciones pidiendo a Israel que se retire de los territorios ocupados. Israel se ha retirado de dos zonas, A y B, pero queda la zona C, que es la mitad de los territorios ocupados, donde hay 200 asentamientos israelíes con 700.000 colonos. E incluso esto hace que la solución de los dos Estados no sea viable al 100%, porque tener 200 asentamientos que están entre ciudades y pueblos -se llaman, precisamente, asentamientos- impiden la realización de esta solución internacional. La nación más fuerte que puede ayudar a conseguir la paz es Estados Unidos. El llamamiento que hago es a Estados Unidos para que se tome más en serio este asunto de la solución final.
— Latin Patriarchate of Jerusalem (@medialpj) July 4, 2023
Usted, monseñor Shomali, y los demás hombres de Iglesia ante un pueblo tan desesperanzado, al menos por el momento, ¿qué dicen? ¿Qué palabras encuentran para infundir confianza al pueblo, a pesar de todo?
No queremos dar falsas esperanzas a la gente, pero lo que sí podemos decir es que la oración puede ayudar. Yo creo en esto. Tras dos guerras mundiales, Europa se convirtió en una Unión Europea, después de que decenas de millones de europeos murieran. Entonces, ¿por qué este milagro europeo no puede ocurrir también aquí? La paz siempre es posible también aquí, pero sólo el Señor puede ayudarnos realmente a desearla y a ponerla en práctica. Pero de momento no vemos los signos que anuncian esta paz, pero creemos en ella. Esto es lo primero, lo segundo es que podemos al menos aliviar el sufrimiento de los que sufren ahora, por ejemplo en Yenín miles de personas han huido del campo de refugiados de la ciudad, ahora están fuera, sin casa, sin comida. En esto podemos ayudar a la gente, humanamente hablando, pero más que esto no podemos hacer, salvo hacer un llamamiento a las superpotencias.