La HOAC, ante la Jornada Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo Cada diez segundos, una persona muere en el mundo por accidentes y enfermedades laborales

Cada diez segundos, una persona muere en el mundo por accidentes y enfermedades laborales
Cada diez segundos, una persona muere en el mundo por accidentes y enfermedades laborales

"Hemos normalizado y vivimos con una enorme indiferencia social lo que es uno de los mayores atentados contra la vida de las personas en nuestro mundo: las malas condiciones de trabajo matan a millones de trabajadoras y trabajadores en accidentes y enfermedades laborales"

"En España, en 2021, se produjeron un millón de accidentes laborales, 4.572 de ellos graves, y murieron 705 trabajadores y trabajadoras solo por accidentes laborales, de media dos muertes cada día. No son cifras, son personas y familias a las que las malas condiciones de trabajo han destrozado la vida, les han robado la vida"

El 28 de abril es la Jornada Mundial por la Salud y la Seguridad en el Trabajo, en reivindicación de la seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras como un derecho humano fundamental. Lamentablemente es una Jornada que pasa casi desapercibida, igual que ocurre con la terrible realidad que denuncia.

Hemos normalizado y vivimos con una enorme indiferencia social lo que es uno de los mayores atentados contra la vida de las personas en nuestro mundo: las malas condiciones de trabajo matan a millones de trabajadoras y trabajadores en accidentes y enfermedades laborales. La HOAC, movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos, agradecemos la nota En defensa de la vida y el trabajo digno, de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española, y queremos llamar la atención sobre esta dramática y terrible realidad.

Los datos son más que elocuentes: cada año mueren en el mundo por accidentes y enfermedades laborales dos millones de personas, una cada diez segundos. Muchas más sufren lesiones graves o enfermedades que dañan profundamente su vida y la de sus familias. En España, en 2021, se produjeron un millón de accidentes laborales, 4.572 de ellos graves, y murieron 705 trabajadores y trabajadoras solo por accidentes laborales, de media dos muertes cada día. No son cifras, son personas y familias a las que las malas condiciones de trabajo han destrozado la vida, les han robado la vida. Muchas más se ven afectadas por enfermedades laborales que también condicionan toda su vida.

Muertes evitables

Sin medias tintas hay que decir que este es un escándalo intolerable, que no se trata de una fatalidad, de algo inevitable. La inmensa mayoría de esos accidentes y enfermedades, de esas muertes, son perfectamente evitables. No se producirían si se cuidara la vida de las personas en el trabajo, si las condiciones de trabajo fueran dignas, si se tomaran todas las medidas debidas de prevención, si se asumiera de verdad la responsabilidad de proteger lo que es más importante, la salud y la vida de las personas.

Las condiciones precarias de trabajo, los ritmos de trabajo insoportables, las largas jornadas de trabajo, la falta de aplicación de las medidas de prevención adecuadas, la falta de la suficiente formación en seguridad…, en definitiva, la falta de condiciones dignas de trabajo, son causas de los accidentes y enfermedades laborales. Pero en el fondo está el sometimiento del trabajo a la lógica de la rentabilidad, a la obtención de los mayores beneficios posibles a costa de las personas trabajadoras, incluso a costa de su salud, de su vida.

Hemos de acabar con esta situación. Para ello es esencial avanzar en condiciones dignas de trabajo para todas las personas. Todos los avances en mejorar las condiciones laborales y en la aplicación de todas las medidas de prevención son fundamentales y necesitamos seguir avanzando en esa dirección. En ello tienen una grave responsabilidad las empresas (primeras responsables de la seguridad y salud en el trabajo) y los gobiernos (responsables de regular condiciones dignas de trabajo y de que se cumpla estrictamente la legislación en salud y seguridad laboral). Algunos avances se han dado en ese sentido, pero aún nos queda mucho camino por recorrer.

Asumir como propia la defensa de la vida en el trabajo

Pero también tenemos una gran responsabilidad el conjunto de la sociedad. Sobre todo en no normalizar esta situación, en no ser indiferentes ante tanta muerte, lesiones, enfermedades evitables. Responsables de ser mucho más exigentes en la protección de la salud y seguridad en el trabajo. La labor que realizan en ese sentido los sindicatos y diversas organizaciones de familiares de víctimas de accidentes y enfermedades laborales, es muy importante y merece todo el reconocimiento y apoyo social. El papel del diálogo social entre empresarios, sindicatos y gobiernos es también fundamental y requiere un nuevo impulso para abordar decididamente este grave problema social.

Como sociedad necesitamos crecer mucho en asumir como propia la defensa de la vida en el trabajo. El trabajo es para la vida y, por ello, las condiciones laborales dignas y las medidas de prevención en los lugares de trabajo son una exigencia ética ineludible y una prioridad absoluta, por encima de cualquier rentabilidad.

Como señala el papa Francisco, el cuidado es esencial para que el trabajo sea digno, comenzando en primer lugar por cuidar a las personas trabajadoras. ¡No más muertes en el trabajo!, es un compromiso social ineludible.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Etiquetas

Volver arriba